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Ecos de la prensa independentista: Albiol alcalde, se buscan culpables

Duelos y quebrantos de la izquierda catalana porque en el Ayuntamiento de Badalona el partido más votado (38% de los votos, 11 concejales de un total de 27) puede finalmente formar gobierno y su cabeza de lista, García Albiol, acceder a la alcaldía.

Ha sido posible porque en el último momento los socialistas y la candidatura de extrema izquierda de Dolors Sabater no han llegado a formalizar un acuerdo.

La desconfianza que pesa entre las izquierdas badalonesas lo explica todo, según naciodigital.cat, que narra los momentos clave de una negociación que al final fracasa.

En el mismo medio, Francesc-Marc Àlvaro expone que el factor humano ha prevalecido por encima de la ideología y de las políticas a aplicar: «Estamos en un universo dominado por las filias, las fobias, la piel y un punto irracional nada menospreciable».

Y nos previene contra la tentación de especular sobre conspiraciones entre bambalinas:

«Es más literario pensar que Miquel Iceta y Alejandro Fernández se han jugado Badalona a los chinos que admitir que los líderes locales que habían de construir un gobierno de izquierdas han estado dominados por el resentimiento, la vanidad y el vuelo gallináceo. No digo que las direcciones del PSC y del PP no hayan movido sus hilos, porque esto siempre pasa, pero me consta que esta partida se ha decidido sobre el terreno y por parte de los indígenas implicados».

Se buscan culpables

En la Vanguardia, Pilar Rahola aprovecha para descalificar a Albiol -por lo de siempre, cómo no: «su derrape hacia la xenofobia, su simplificación populista de los problemas de la ciudad y su españolismo rancio» –pero se centra en los socialistas -«en Badalona es un partido destartalado, sin ninguna influencia en la ciudad y comandado por gente de una mediocridad supina»-, que son quienes tienen la culpa de todo.

Ante la «deriva ideológica» de estos y el «fiasco» de la dirección de Miquel Iceta -a quien reprocha «su beligerancia contra el independentismo» y haber sido «capaz incluso de ensalzar la comparativa entre el 1-O y el virus que hizo Cercas»-, «ya no sorprende a nadie que el PSC prefiera de alcalde de Badalona a un populista rancio que ha hecho campañas xenófobas antes que a una mujer republicana, solidaria y progresista».

Valores estos que, siguiendo el razonamiento raholiano, deberían ser suficientes para que el PSC, con sus 6 concejales, se sacrificara gratuitamente.

En el mismo diario, a Enric Juliana, Lecciones de Badalona, le parece «sorprendente que en Badalona la gente de izquierda sea capaz de organizar redes de voluntarios como la que funciona en estos momentos en el barrio de Sant Roc, dando comida a más de mil personas al día, y no sea capaz de ponerse de acuerdo para gobernar». Tal vez porque son fenómenos de muy diferente naturaleza. Y porque dar de comer al hambriento no es una obra de misericordia exclusiva de la izquierda.

Xevi Xirgu, en el Punt-Avui, lamenta que «ayer triunfaron las desavenencias, las desconfianzas, los recelos y los reproches de todos los que un día hicieron un anti-Albiol. Quizá es eso en lo que se equivocaron: en convertirlo todo en un anti-Albiol».

El editorial del Ara afirma que el error de Sabater marcará el futuro de Badalona, pero también que «la culpa está muy repartida».

Recuerda que Dolors Sabater llegó a la alcaldía encabezando una candidatura de 7 concejales, que quedó reducida a 4 al separarse los 3 de ERC: «en la práctica ya no era la líder de un movimiento transversal sino de un espacio más pequeño patrimonializado por la CUP».

Luego era ella, no los socialistas, quien tenía que sacrificarse por el «bien común» de impedir que gobernara un «representante de la derecha populista».

José Antich cree que Iceta ya puede dormir tranquilo. La jugada del PSC ha consistido en «tejer una telaraña de mensajes públicos en los que pareciera que apoyaba a la ex alcaldesa aunque en realidad hiciera lo contrario», para conseguir lo mismo que en Barcelona: «Lo importante era que el independentismo no tuviera la alcaldía de la capital catalana (…) En Badalona ha pasado algo similar».

También en elnacional.cat,Jordi Barbeta, bajo el delirante título Triunfo de la coalición Albiol-CUP en Badalona, llega a una conclusión digna de enmarcar: «No se ha oído un solo argumento en defensa del gobierno progresista y de izquierdas que no sea «cerrarle-el-paso-a-la-derecha» o «paremos a Albiol». Se atribuyen una superioridad moral que no tienen y que incluso los hechos desmienten».

Barbeta encuentra fácilmente el culpable del acceso de Albiol a la  alcaldía: «La inexperiencia de Dolors Sabater, subordinada a los designios de la CUP en el seno de Guanyem Badalona». Estos «la han sacrificado porque les importa un bledo Sabater y también la gobernanza de Badalona y / o porque piensan que contra García Albiol en la alcaldía lucharán mejor».

Y presenta una lista de viejos agravios que demuestran que «intentar construir mayorías de gobierno sumando la CUP lleva sistemáticamente al fracaso»: «La CUP hizo caer a Àrtur Mas, tumbó los presupuestos de Carles Puigdemont, impidió la investidura de Jordi Turull la víspera de ser encarcelado y ejerce tanta o más oposición que los grupos unionistas».

Y esos políticos tan sagaces, ¿no lo vieron venir?

Pere Martí, en vilaweb.cat, coincide con José Antich en que no ha sucedido nada que el PSC no haya querido, dada su intención de frenar el independentismo en el área metropolitana

Para ello han llegado hasta el punto de «escenificar una batalla entre partidos supuestamente de izquierdas que todo el mundo sabía que acabaría con Albiol de alcalde».

Y coincide con Pilar Rahola en que «si fuera un partido de izquierdas, habría apoyado a Sabater, pero el PSC siempre pone la unidad de España por encima de las políticas sociales que dice defender».

Insiste en lo mismo Vicent Partal, que califica el PSC de bastión de la reacción y cree ver en Dolors Sabater «una nueva manera de hacer política»: «La pluralidad y el asamblearismo molestan a los partidos que se han acostumbrado a tener dentro gente que interpreta que gestionar la política es una profesión».

Y, aun sin mencionar el nombre de ERC, no hay día sin que reciban la advertencia de que «no hay pactos posibles con el Partido Socialista». 

Surge el Partit Nacionalista de Cataluña

En el registro de partidos políticos figura un «Partit Nacionalista de Catalunya» desde 1978. Fue inscrito por militantes de CDC al objeto de que no se lo apropiara alguien ajeno a su partido y de mantenerlo en reserva para cuando considerasen oportuno adoptar esa denominación.

El momento no llegó nunca. La coalición CiU ya cumplía una función parecida a la del PNV sin necesidad de llamarse igual. Ahora, más de cuarenta años después, el sector crítico de lo que fue Convergència decide adoptarlo para afrontar los nuevos tiempos.

Según informa el diario Ara, el llamado grupo de Poblet, «formado por exdirigentes de CiU y personas del mundo social y empresarial, han decidido operar como formación política» con ese nombre.

El objetivo es recuperar los electores discrepantes con la unilateralidad y el extremismo del partido de Waterloo y ocupar el desaparecido espacio del nacionalismo pactista de otros tiempos.

Se les podría unir el grupo Units per Avançar -surgido de las ruinas del partido democristiano UDC-, dirigido por Ramon Espadaler, que consiguió escaño en el Parlamento catalán presentándose en la lista socialista.

Elecciones, no gracias

Sumergidos en su sopa de letras -PDECat, JuntsxCat, Crida Nacional per la República…- y atrincherados en la administración autonómica, los seguidores de Carles Puigdemont insisten en que no es momento de convocar elecciones.

Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, cree que ahora hay que reactivar la economía para evitar una verdadera crisis social y Elsa Artadi va más lejos y le parece bastante indecente proponer ahora pararlo todo e ir a elecciones: 

«¿Alguien realmente piensa que la administración se tiene que detener ahora tres meses y no hacer nada y sólo pelearnos en mítines políticos y declaraciones y contradeclaraciones?» Si eso sucede no es culpa de los ciudadanos. Son los políticos quienes se paran el tiempo que les parece para hacer campaña; el resto de la humanidad seguimos trabajando, o buscando trabajo.

«Además, todo el mundo sabe cómo es el clima electoral, nos estaríamos insultando entre todos todo el día. Y después estaríamos X semanas para formar un gobierno y ponerlo en marcha». Igualmente, si los candidatos son faltones y lentos en negociar, no es culpa de los ciudadanos.

No deja de ser cierto que «cuanto más rápido tomemos decisiones desde las administraciones para ayudar a las familias y al tejido productivo más rápido saldremos adelante» pero siempre que no sea peor el remedio que la enfermedad, claro.

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