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ENTREVISTA | Karina Sainz Borgo: “La corrección política se parece más a una mordaza que a un avance”

‘Crónicas barbitúricas’ recopila los textos que la autora venezolana ha escrito desde que llegó a España hace 13 años

La escritora y periodista venezolana, Karina Sainz Borgo.

Tras el éxito que supuso su novela La hija de la española, vendida en 26 países, Karina Sainz Borgo (Caracas, 1981) ha publicado recientemente Crónicas barbitúricas (Circulo de Tiza), volumen que recoge sus experiencias tras abandonar Caracas e instalarse en Madrid en 2006. Al mismo tiempo, sigue trabajando como periodista cultural en Zenda y Vozpópuli, donde ha escrito sobre la pandemia en una sección adictiva: Diario sobre la cuarentena.

Crónicas Barbitúricas relata sus experiencias en España desde que llegó aquí hace ahora 13 años. ¿En qué ha cambiado el país durante este tiempo?

Llegué a España un 12 de octubre de 2006. España vivía un fin de ciclo y lo hacía quemando todos sus fuegos de artificio: las hipotecas estaban a la orden del día, la burbuja inmobiliaria brillaba lustrosa, el ladrillo parecía el único modelo económico posible, el guerracivilismo campaba a sus anchas, ETA daba sus últimos coletazos y tanto Cataluña como el País Vasco vertebraban los asuntos domésticos, desde el Plan Ibarretxe hasta el Estatuto catalán.

Quedaban dos años aún para la crisis económica que obligó a Zapatero a adelantar elecciones, el rescate bancario suponía la llegada de los llamados hombres de negro y el 15-M entró en la vida política española. Con el paso de los años, salió de la Puerta del Sol y llegó a La Moncloa. Han cambiado muchas cosas, aunque en el fondo sigan siendo los mismos asuntos, los mismos problemas sin resolver.

¿Y en qué ha cambiado usted?

Entonces pensaba que las cosas eran rápidas y que los libros se escribían solos. No sabía yo que esta vida era una doma. No entendía el valor de una habitación con ventanas, cuán importante es una noche continua de sueño o el abrazo recuperado de a quienes en verdad echas de menos. Aprendí a fracasar más y mejor, que diría Beckett, y que nada se consigue sin trabajo.

«Todos los nacionalismos me parecen peligrosos. Están más cerca de la obcecación que de la comprensión y actúan con la lógica de ver al otro como un oponente»

Karina Sainz Borgo

El escritor peruano Santiago Roncagliolo ha dicho que los nacionalistas son para los inmigrantes lo que los cazadores para los conejos: alguien a quien temer. ¿Lo suscribe?

Todos los nacionalismos me parecen peligrosos y creo en esa frase que se atribuye desde Pío Baroja hasta Borges, que es una enfermedad que se cura viajando. Están más cerca de la obcecación que de la comprensión y actúan con la lógica de ver al otro como un oponente.

El retrato de Venezuela que pinta en su anterior libro, La hija de la española, es tan desolador que, por momentos, el lector tiene la sensación de encontrarse ante una distopía. ¿Tan terrible es la situación allí?

Es aún peor. Reconstruirnos como país va a ser un proceso complicado y yo diría que cada vez más remoto. En Venezuela los únicos desenlaces que hemos visto han sido trágicos, un perpetuo derrumbe. El país vive en una situación de carestía total: no hay poderes independientes, no hay leyes ni jueces que las hagan cumplir, el dinero es una ficción, hay escasez de combustible, alimentos, medicinas… Hemos desatado la crisis humanitaria más importante de la región y demolido por completo las estructuras básicas del Estado. Hemos retrocedido en el tiempo más del que tenemos como nación.

«En Venezuela hemos desatado una crisis humanitaria y demolido las estructuras básicas del Estado. Hemos retrocedido en el tiempo más del que tenemos como nación»

Karina Sainz Borgo

¿Y qué siente ante el hecho de que políticos como Pablo Iglesias o Íñigo Errejón hayan defendido el régimen de Chávez y Maduro hasta hace bien poco?

Para haber nacido en democracia, los integrantes y ex integrantes de Podemos muestran una querencia tremenda hacia los totalitarismos. Comenzaron sacándose de los bolsillos la colección de baratijas que traen los que hacen turismo ideológico: que si en Venezuela la gente come tres veces al día y tiene acceso a la sanidad pública, que en aquella República campa la igualdad e inclusión, que se respetan los derechos políticos de la oposición. Sí claro, el derecho a permanecer en silencio, será… La izquierda europea siempre ha tenido el síndrome del safari ideológico, pero en el caso de la formación morada y de personajes como José Luis Rodríguez Zapatero la sintomatología es más pecuniaria que ideológica.

La nueva izquierda también se ha mostrado comprensiva con el separatismo catalán, hasta el punto de suscribir que en España hay “presos políticos”. ¿Cuál es su visión de lo que ocurre en Cataluña?

El soberanismo catalán, que desde 2012 ha ido pasando de fase, se ha dado de sopetón contra una epidemia mundial que resituó a Cataluña como un lugar más pequeño de lo que los independentistas pensaban. Después de llevar la gresca y el caos a sus puntos más altos en otoño de 2019, ahora tendrán que aparcar su secesionismo para sobrevivir a la crisis económica y social que se avecina.

«La creación artística busca la incomodidad, el disenso. La ola de corrección política va en contra de esa dinámica»

Karina Sainz Borgo

Otro de los fenómenos políticos de los que ha sido testigo desde que vive en España ha sido el ascenso de la extrema derecha. ¿A qué atribuye su éxito?

Creo que el verdadero ascenso es el del populismo, cuya deriva resulta pendular en función de ante qué se sitúe. Hay populismo de izquierdas, de derechas, soberanista… tantos tipos de populismo como aspirantes a populistas.

Después de HBO retirase temporalmente Lo que el viento se llevó de su catálogo por su carácter supuestamente racista, usted escribió en un artículo que a la “sociedad ya no le interesa el arte”. ¿A qué se refería?

A la sociedad actual no le interesa el arte, porque desprecia las paradojas que el arte está obligado a generar. La creación en sí misma es un combate, busca la incomodidad, el disenso. La ola de corrección política o neoconservadurismo contemporáneo va en contra de esa dinámica. Así lo vimos con el Me Too, que consiguió grandes avances al tiempo que sepultó las conquistas del feminismo tradicional. La corrección o ya directamente la hoja de parra moral con la que tapamos algunas cosas se parece más a la venda o a la mordaza que a un avance.

«La izquierda europea siempre ha tenido el síndrome del safari ideológico con respecto a Venezuela, pero en el caso de Podemos y Zapatero la sintomatología es más pecuniaria que ideológica»

Karina Sainz Borgo

Desde que estalló la pandemia, ha venido publicando en Vozpópuli la sección Diario sobre la cuarentena. ¿Qué opinión le merece la gestión de la crisis que ha llevado a cabo el Gobierno de Pedro Sánchez?

Qué distinta era la vida de Pedro Sánchez cuando repartía su agenda en las dos cosas que más le gustaba hacer: mirarse al espejo y viajar en el Falcon. Lo terrible fue descubrir que eso era lo único que sabía hacer. Pero aún peor fue constatar una cierta patología en su comportamiento, que no atiende a la razón sino a una única pulsión: mantenerse en el poder. Para que eso sea posible es capar de cualquier cosa, desde prorrogar seis veces un estado de alarma hasta agravar la peor crisis sanitaria que ha vivido la nación en décadas.

Por otra parte, ¿es de las que piensa que el ser humano extraerá una lección de lo ocurrido?

Con que algunos hayamos salido vivos de ésta —casi 30.000 no lo ha conseguido en España—, podemos ya no sé si extraer una lección pero sí sentarnos a estudiarla.

Óscar Benítez
Óscar Benítez
Periodista de El Liberal. Antes, fui redactor de Crónica Global y La Razón; y guionista de El Intermedio.

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