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Les Botigues de Sitges: el vertedero que no se ve en las postales

Los vecinos de la urbanización Garraf II se sienten despreciados por el ayuntamiento de Sitges que 'les cose a impuestos' pero no da servicios

Detrás de un emplazamiento idílico entre el Mar Mediterráneo y el Parque Natural de El Garraf, de 4 kilómetros de hermosas playas y otros muchos atractivos turísticos se encuentra la urbanización Garraf II de Les Botigues, un lugar que no aparece en las postales y donde más de 250 familias denuncian estar viviendo entre basura, abandonadas por el Ayuntamiento de Sitges.

Un problema ya ‘de entrada’

Carmen, L vive en Les Botigues hace más de 20 años y cuenta que, ya en su día, se dieron las licencias de construcción sin tener en cuenta la necesidad de una carretera de doble dirección con la suficiente anchura. «Todavía hoy, en la carretera de 2 km que cruza la urbanización, es necesario que un vehículo pare para dejar pasar al que viene en dirección contraria».

Rodeados de basura

«En Les Botigues nos estamos pudriendo entre basura», denuncia Brenda, C a El Liberal. «Es indignante salir a pasear con tu hija sorteando desechos y heces de animales«. Ella, al igual que Carmen, Raquel, N y el resto de vecinos, lamentan que el ayuntamiento destine todo el presupuesto a cuidar el centro de Sitges, mientras en sus calles no hay ni un mínimo de salubridad.

Carmen calcula que el IBI que pagan la mayoría de viviendas en la urbanización Garraf II es de, aproximadamente, 750 €/año + 66 € específicamente por basuras. Es decir, cada una de las 250 familias estaría aportando 815 euros anuales a las arcas públicas. «Estamos dando al Ayuntamiento de Sitges más de 200.000 euros cada año. Eso, sin contar el impuesto que pagamos por cada vehículo (con una media de 2 por casa)».

La situación es insostenible, cuentan. «No hay papeleras, por lo que quienes tienen perros deben llevarse los excrementos a casa«. Sin embargo, apunta Carmen, la gota que ha colmado el vaso ha sido la retirada hace unas semanas (sin previo aviso), de todos los contenedores de basuras de la urbanización. «Solo dejaron los que están al principio de Les Botigues, justo enfrente de un parque infantil. Ni siquiera pensaron en los vecinos de más de 80 años que viven en la calle de arriba de la urbanización y que no pueden conducir, por lo que deben andar casi 2 km, o bajar y subir 440 escaleras hasta el contenedor más cercano».

«Nos sentimos engañados»

Los residentes entrevistados por este diario cuentan que la lucha no es nueva, por lo que «en las últimas elecciones municipales, surgió un partido, El Margalló, que prometía defender nuestros derechos«. En su web, El Margalló se presenta como «un movimiento vecinal, SIN IDEOLOGÍA POLÍTICA, pero con un objetivo común: Conseguir representación en el Consistorio Municipal, y defender nuestros derechos, los derechos de todos los vecinos, sin intermediarios.” Según los vecinos, no han cumplido con su palabra.

«Muchos pusimos nuestras esperanzas en ellos y les votamos», por lo que acabaron consiguiendo un representante en el ayuntamiento. «Gracias a nuestro apoyo, José María Martínez Carbajosa se incorporó en 2019 como concejal en el gobierno de Sitges. El resultado hasta el momento ha sido 0 acciones. Nos sentimos engañados».

Foto de la imagen de campaña cedida por los vecinos

Brenda ha transmitido sin descanso su malestar por las condiciones tan lamentables en las que se encuentra la urbanización.

A raíz de la falta de respuesta, cuenta que se puso en contacto con José María Carbajosa. «Me prometió que cuando se retomase la actividad tras el confinamiento se pondría manos a la obra. A partir de ese momento, todo han sido excusas y explicaciones sin sentido».

Respuesta del concejal a la vecina el día 1 de junio

Peaje para entrar y salir de su propio pueblo

Otro de los agravios que denuncian los vecinos de Les Botigues es el peaje de casi 15 euros ida y vuelta que deben pagar para ir al centro de su propio pueblo. «Tenemos que pagarlo íntegro. No recibimos ni un mínimo descuento. La única alternativa que tenemos es ir por las cuestas del Garraf, una carretera con alto porcentaje de accidentes, llena de curvas y que, además, triplica la duración del trayecto, por lo que tardamos unos 40 minutos llegar al centro».

Sin un mínimo de servicios

Pero la basura es uno más «de los muchos problemas que tenemos por el abandono del consistorio. «Sufrimos constantes golpes de luz por la inestabilidad de la corriente, llegando a saltar el automático en las casas hasta 10 veces en un mismo día».

Otro quebradero de cabeza, sostienen, es la falta de seguridad en sus calles. «Las rondas de la policía en la se han reducido de forma significativa, por lo que los robos han aumentado considerablemente«. A pesar de esto, cuentan, el ayuntamiento ha reducido, aún más, la vigilancia de la urbanización.

«La lista es larga», dicen exhaustos. «Basura, suministros, seguridad y un largo etcétera. Por no hacer, ni siquiera limpian las escaleras de la urbanización, que se están haciendo intransitables porque la vegetación no está cortada». 

Respuesta del Ayuntamiento

Hace un tiempo, cuentan los vecinos, solicitaron hacer una votación para pedir dejar de pertenecer a Sitges y pasar a ser de Castelldefels (municipio mucho más cercano) o incluso convertirse en municipio propio (las dimensiones y recursos lo justifican), pero dicha votación fue prohibida.

«Hemos agotado todas las vías, pero ni siquiera contestan a nuestras quejas». El silencio tiene a los vecinos desesperados. Ese mismo silencio es el que ha obtenido El Liberal tras intentar, sin éxito, conocer la versión del consistorio.

Los vecinos muestran la respuesta del consistorio a las quejas

«Y si nos contestan, es con mensajes ‘tipo’. Ya no sabemos que hacer». En los últimos días, la estrategia de estos vecinos ha sido utilizar Twitter como altavoz para reclamar y sonrojar, de forma pública, a los responsables de su situación.

«Esto es solo un aperitivo del abandono que sufrimos por parte de un ayuntamiento, que solo cuida el centro para conservar y atraer a un turismo que este año no ha llegado. Nos sentimos con una ‘vaca lechera’ maltratada por un granjero avaro y poco inteligente». Pero la ‘avaricia rompe el saco’, avisan. «Nuestro aguante ha llegado a su fin al retirar los contenedores de basuras y obligarnos a andar 2 km a 35 grados para seguir depositando los residuos».

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