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Miguel Martínez Velasco: «Tenemos que luchar contra el autoritarismo a través de la cibercracia»

El ciberólogo Miguel Martínez Velasco, promotor de la Plataforma Tabarnia, charla con El Liberal sobre un posible nuevo sistema de gobierno basado en la tecnología: la cibercracia

Miguel Martínez Velasco en una manifestación organizada por la Plataforma Tabarnia.
Miguel Martínez Velasco en una manifestación organizada por la Plataforma Tabarnia.

Miguel Martínez Velasco es emprendedor, experto en marketing digital, analista internacional y, además, ciberólogo. Muchos de los lectores lo recordarán como uno de los promotores de la plataforma Tabarnia, que, presidida por Albert Boadella, surgió para hacer frente al independentismo más radical desde el humor. Pero Martínez ha dejado ya atrás aquella aventura y ahora se encuentra inmerso en otras vinculadas a la forma en la que las tecnologías cambiarán la manera de organizar nuestra sociedad en un futuro no muy lejano. Tiene claro que la democracia «es el antiguo régimen» y que el nuevo sistema de gobierno bajo el que se regirá buena parte de Occidente es la cibercracia. Pero, como otros muchos analistas, le preocupa especialmente el papel que está jugando China en estos momentos y de qué manera puede afectarnos como ciudadanos el objetivo del Partido Comunista chino de liderar la hegemonía mundial antes del 1 de octubre de 2049.

¿Se puede equiparar lo que está sucediendo con la pandemia del COVID-19 con algún periodo reciente de la historia?

Se podría equiparar con la mal llamada gripe española de 1918. Más o menos está adquiriendo unas características similares, aunque la gripe remitió en verano pero fue letal en la segunda ola. Y esperemos que la segunda ola del COVID-19 no sea tan mortífera como lo fue la gripe española.

¿Y políticamente hablando?

Creo que nos acercamos a una guerra fría como ya vivimos en el pasado entre EEUU y la URSS. Ahora cambiamos Rusia por China. Hay una guerra fría por la hegemonía mundial, con un EEUU que quiere mantener su supremacía, aunque muchos piensan que está en decadencia. Y enfrente tenemos a una potencia económica, China, que vende que no hace falta ser una democracia ni respetar los derechos humanos para lograr el crecimiento económico. Se está expandiendo a través de acuerdos comerciales ventajosos que le permiten crecer de forma exponencial.

2049 es una fecha marcada en el calendario. ¿Por qué?

El 1 de octubre de 2049 se cumple el centenario de la victoria de Mao Tse Tung y del Partido Comunista chino sobre el Kuomintang, partido nacionalista. Para 2049, China pretende anexionarse la isla de Taiwán. Cuando EEUU reconoció la República Popular China como un movimiento estratégico para debilitar a la URSS, Taiwán quedó muy debilitada. Pero, hoy en día, la mayoría de taiwaneses considera que la isla tiene una identidad propia, cosa que China no comparte. Se la quiere anexionar y este es uno de los grandes puntos de tensión en Asia-Pacífico. Hay una escalada de hostilidades. Ambos están reforzando su ejército en la zona. Taiwán ahora tiene acuerdos con varias democracias a nivel internacional, como es el caso de EEUU. Entonces, ahora se sienten defendidos en caso de agresión por parte de China. 

Hay muchos inmigrantes chinos que lo son porque no están de acuerdo con las políticas del Partido Comunista Chino.

Miguel Martínez Velasco

¿Qué pasaría de suceder esa invasión?

Taiwán quiere presentarse como valedora de los derechos humanos. La actual presidenta, Tsai Ing-wen, se presenta como defensora de los derechos humanos y China es el autoritarismo. La presidenta considera que, por parte de China, hay demasiadas hostilidades ahora mismo y, además, teme que pueda suceder lo mismo que ha sucedido en Hong-Kong. Es una situación de mucha tensión. No sabemos cómo empezará la tercera guerra mundial pero tiene muchas papeletas la opción de que sea con la invasión de Taiwán por parte de China. Taiwán sería la Polonia de la II Guerra Mundial.

Creo que a la mayoría de la gente todo esto le resulta muy lejano. Se habla de la invasión silenciosa de China. Y aquí lo cierto es que hay sectores, como los bares o determinados tipos de comercios, en los que son mayoría. ¿Empezaron con los rollitos de primavera y ya nos invaden con Huawei?

¡No, no! Hay que diferenciar entre el Partido Comunista chino y los chinos. Hay muchos inmigrantes chinos que lo son porque no están de acuerdo con las políticas de sus gobiernos. Hay que tener cuidado con eso porque aquí no hay racismo contra los chinos. Hay una lucha contra el Partido Comunista chino que, de hecho, es un ejército. Piense que tiene 90 millones de militantes, dos veces la población de España. No hay que vincular el expansionismo mundial de chinos haciendo sus negocios con los acuerdos que establece la República Popular China. Acuerdos ventajosos en puertos, acuerdos para quedarse con parte de la economía y de la deuda de esos países… Ese es el gran problema. Y no es algo silencioso. EEUU lo sabe bien y está viendo cómo le afecta en sus zonas de influencia. Está viendo que tiene una retracción en Asia y Pacífico. Y, en el caso de África, países como Francia y Gran Bretaña ven cómo se está limitando su influencia en favor de China. Es decir, China está ahora mismo colonizando todo lo que puede a través de Oriente Medio y países del centro de Asia como Kazajistán. Son grandes potencias en recursos naturales y China ahí le está quitando influencia a Rusia. A esto hay que sumar la guerra abierta que mantiene China con India. El dragón chino intenta expandirse al máximo.

Usted dice que la democracia es el antiguo régimen. ¿Hacia dónde o hacia qué vamos?

Vamos hacia la cibercracia que es un nuevo modelo de gobierno. La democracia es como nuestra abuela y, haciendo una analogía con el COVID-19, no la hemos sabido tratar y la hemos matado. Ahora, en base a esa democracia, vamos hacia un nuevo sistema. Ese es la cibercracia, que tendrá sus pilares en la democracia pero también en una optimización a nivel tecnológico y de conexión a nivel informativo. Esa es la gran faena que vamos a tener en los próximos años.

La democracia es como nuestra abuela y, haciendo una analogía con el COVID-19, no la hemos sabido tratar y la hemos matado.

Miguel Martínez Velasco

Póngame un ejemplo que se pueda entender.

Digamos que la información ha logrado tener más peso ahora que antes. Antes eras rico si tenías oro o petróleo. Ahora lo eres si tienes información. Por lo tanto, necesitamos un sistema cibercrático que canalice la información, que controle las fake news y que no tengan que ser entidades privadas las que lo hagan. Ahora tiene a empresas privadas que son las que censuran o dejan de censurar, convirtiendo esto en una inquisición. Eso es autoritarismo puro y esa es la cibercracia dictatorial que nos quieren imponer China y todos aquellos que no quieren las libertades y que piensan en que tengamos un pensamiento único. Y eso es lo que vamos a tener que combatir en los próximos años. Tendremos que hacer un nuevo régimen. Esto no es una cuestión conspiranoico. Bill Gates y George Soros no son nadie al lado del Partido Comunista China. China son 1.200 millones de clientes y 90 millones de afiliados al partido. Tenemos que luchar contra el autoritarismo informativo y de pensamiento único. Y tenemos que hacerlo con la cibercracia democrática. 

Hay que tener claro que, por ejemplo, sin tecnología no podemos parar una enfermedad como el COVID-19. Necesitamos canalización constante de información y, sobre todo, un respeto a la privacidad y al manejo de datos, que es algo que no se está haciendo bien. La democracia no es capaz de gestionar esto. Y la clase política que tenemos, con excepciones, claro, tampoco puede hacerlo. 

Algo sabrán…

No. La mayoría no tiene el conocimiento tecnológico necesario para el s. XXI. Piense que, en el caso de España, por ejemplo, nuestra diplomacia está directamente en el s. XIX. Usted está viendo una ministra de Asuntos Exteriores que se reúne con una colonia como Gibraltar pero no es capaz de negociar con el Reino Unido el tema de las cuarentenas. La imagen de España está muy dañada internacionalmente. Es verdad que hay políticos muy preparados, pero son minoría. 

La cibercracia pretende una reestructuración política y administrativa de un país que se ha quedado obsoleto, con una Administración descomunal.

Miguel Martínez Velasco

Por todo esto la cibercracia pretende una reestructuración política y administrativa de un país que se ha quedado obsoleto, con una burocracia incapaz de dar respuestas rápidas, con una Administración descomunal… Todo esto lleva a España a perder peso internacional. A esto, además, hay que sumar el daño que han hecho las autonomías. Yo no soy partidario de las autonomías, pero no en el sentido en el que lo dice Vox que, al final, lo hace para ganar votos y chupar también del sistema.

La gestión del COVID-19 ahora mismo por parte de las autonomías es un buen ejemplo de que, en algunas cuestiones, sería mejor la centralización.

Sí, pero yo no le hablo de recentralización. Hay que quitar duplicidades y desconexiones. La UE nos ha dado 20.000 millones para hacer una transición tecnológica y eso no debe ser para gastarlos en ordenadores. Debe servir para quitar capas de cebolla de la Administración. A partir de septiembre en España habrá un caos económico importante y desde la cibercracia lo que se plantea es un Estado que delega más en las nuevas tecnologías, en la robotización y automatizacíon de efectos sin perder los derechos de los ciudadanos. Es un poco lo que nos pasa con las redes sociales, que no nos están beneficiando. Ahora mismo tenemos a miles de jóvenes en España que no trabajan pero que están generando contenido para estas redes sociales a cambio de nada. Y estas redes que ganan millones y millones a cambio de nuestros datos. Le hablo de redes como Facebook o Tiktok. Está claro que no hay un plan establecido para los jóvenes y estos producen contenidos gratuitos para unas redes que se están aprovechando de su trabajo. 

Pero esto es algo que sucede en todo el mundo. ¿O hay algún sitio donde no sea así?

Hay países como Estonia donde sucede menos. Es un país muy avanzado tecnológicamente y que ayuda al emprendedor, cosa que aquí no sucede. Aquí es casi imposible emprender sin una subvención. Pero tengo que decirle que la cibercracia es totalmente contraria a las subvenciones. Deberían estar prohibidas porque son el mayor enemigo de la libertad y de la igualdad de oportunidades. Solo sirven para crear lo que tenemos ahora, una legión de personas que no trabajan porque ganan más así que trabajando.

Las subvenciones deberían estar prohibidas porque son el mayor enemigo de la libertad y de la igualdad de oportunidades.

Miguel Martínez Velasco

Es curioso porque uno tiende a pensar que las redes sociales nos han dado más libertad al tener acceso a más información. Sin embargo, la realidad es que, al final, hay un enorme caos en el que las fake news encuentran el escenario ideal. Y en este caos surgen estos censores pagados desde lo público para poner orden. 

Las redes sociales se han convertido en los dos minutos de odio de 1984 (George Orwell). Ese futuro distópico lo imaginaba Orwell porque conocía bien a los comunistas. Y el fiel reflejo hoy de 1984 es la China actual. No podemos frivolizar sobre esta cuestión. No necesitamos que Vox hable de esto. Tenemos que empezar a pensar en que, a nivel de datos, nos están oprimiento. Y con las aplicaciones de uno u otro país eliges quién te vigila. Ya sabe que, cuando algo es gratis, el producto eres tú.

Mire, yo tengo un Huawei P30 Pro con el que estoy encantada y no me siento en absoluto vigilada por China. Es más, no creo que a los chinos les importe lo más mínimo lo que hago con mi vida. Pero, según lo que me dice, estoy equivocada.

Ellos se nutren de eso. El recurso más importante hoy es la información. Puede que, a nivel particular, usted no le interese a la República Popular China pero forma parte de una estadística. Y si, al final, usted le da like a las cebollas y hay un millón de likes a las cebollas, los países producirán cebollas. Si a un millón de personas les enfada ser vigilados, el país procurará vigilarles sin necesidad de que sean conscientes de esa vigilancia. 

Bueno, ya es normal hablar por teléfono sobre caravanas y, al colgar y abrir el navegador, encontrar publicidad sobre caravanas.

Sí, eso es un tipo de publicidad que se llama programática. Pero ahora le hablo de otra cuestión. Como individuos, nosotros tenemos ahora más valor que nunca pero, a la vez, estamos más devaluados que nunca. Consiguen recursos de nosotros y deberían pagar millones por ello. Nos estamos vendiendo gratis. Si yo le dijera que su valor es de un millón de euros a nivel de información, usted querría cobrarlos, ¿no?

Si tus publicaciones en redes suman 500 euros al mes, deberías reclamarlos a la red social en la que publicas. No tienen que aprovecharse de tus datos.

Miguel Martínez Velasco

Sí, pero tal vez es que nadie nos ha dicho nunca qué valor tenemos en ese sentido. O no sabemos cómo calcular ese valor.

Ahora está comenzando. Hay empresas como Social Public que valoran lo que cuesta tu publicación. Si tus publicaciones, por ejemplo, suman al mes 500 euros, deberías reclamarlos a la red social en la que publicas. La red no tiene que aprovecharse de tus datos, tiene que pagar por ellos. 

Creemos que lo importante es tener followers, retuits o likes.

Pero lo que han hecho es empobrecer a nivel adquisitivo a los usuarios, que son mayoritariamente jóvenes, y convertirlos en esclavos. Quien hace un trabajo tiene que ser remunerado por ello. Pero en estas redes no hay monetización. Sí la hay para los grandes. Yo gano dinero con las redes sociales. Pero eso tiene que ser para todos. 

Ya me dirá cómo lo hace (risas).

Porque tengo un montón de redes y monetizo (risas). Pero, con la excusa de los algoritmos, las redes deciden arbitrariamente quién baja y quién no baja. 

La mayoría de estas redes tienen capital básicamente norteamericano, salvo Tiktok, que es chino. Y es una red en la que creo que lo más serio que podremos ver es a Carles Puigdemont. 

Habría que ver quién está realmente detrás de ese capital. La cuestión es que es antidemocrático que alguien pueda minar tu libertad de expresión. Estas empresas no pueden hacer uso de la esclavitud, por ejemplo, y lo están haciendo. Tampoco pueden censurar la libertad de expresión y también lo hacen.

El Parlamento europeo equiparó el nazismo con el comunismo pero en Twitter puedes ver banderas comunistas sin ningún problema.

Miguel Martínez Velasco

Entiendo, entonces, que tanto China como EEUU, cada uno a su manera, intentan someter a los ciudadanos.

Sí, pero no. EEUU es el paradigma de la libertad y su presidente, Donald Trump, quiere poner medidas para que las redes sociales no sean las que marquen qué es verdad y qué no. Solo un juez puede determinar si yo he insultado o cometido un delito de odio, no un tío que está sentado en California o una señora que ha creado una empresa de pachanga para ser la nueva censora del régimen. Y siempre con un sesgo ideológico importante. A mí me parece muy bien que, en España y en Twitter, la extrema derecha esté muy controlada. El problema es que no sucede lo mismo con la extrema izquierda. El Parlamento Europeo hizo una resolución equiparando al nazismo y al comunismo. Pero usted puede ver banderas comunistas en Twitter sin ningún problema. Es más, tenemos a un vicepresidente del Gobierno (Pablo Iglesias) que lo defiende cada semana en el Congreso. Fueron unos sanguinarios en la Guerra Civil, en la URSS y en China. 

En todo este escenario tan extraño que describe, ¿qué papel juega el COVID-19?

La pandemia está provocando una aceleración hacia estos estados cibercráticos que veíamos más lejanos. El estado cibercrático dictactorial chino es el que actualmente tiene más fuerza. China está logrando que veamos con cierta simpatía su sistema en según qué sentidos. No hay nada como pagar a determinados medios de comunicación para que digan lo que quieras. ¿Qué papel está jugando China? Ahora se presentan como víctimas y, a la vez, como los que han ayudado. Además, acusan a EEUU de no enterarse. Su relato es este. Pero vuelvo a repetir, no hay que confundir China con el Partido Comunista chino y le recuerdo que varios médicos y profesionales han muerto o desaparecido durante la pandemia en China por denunciar algunas cosas. De todos modos, le recuerdo que uno de los desaparecidos llegó a decir que, si no se erradica la tiranía, no se acabará con el virus. 

¿Cree que China ha sabido aprovechar la oportunidad o ha sido una modificación de un virus?

No le puedo decir porque no soy virólogo. Hay un millón y medio de coronavirus y este puede ser uno de ellos. Pero también puede ser una cosa como Chernobyl, que el virus se escapara del laboratorio, no se informó a pesar de la magnitud de lo que podía pasar y China ocultó que tuviera este laboratorio. En vez de chatarra soviética, tenemos chatarra vírica. 

Si yo le preguntara a un político español ahora mismo sobre acuerdos europeos de privacidad, la mayoría no sabría responderme.

Miguel Martínez Velasco

¿Qué me puede decir de la nueva normalidad? Parece que solo se da en España.

España es un país que está en decadencia y, además, a veces creo que funciona como laboratorio para los demás. ¿Qué país tiene más de un 15% de paro? Pues vamos hacia eso a nivel general con la robotización de los sistemas. A la vez, tenemos un Gobierno socialcomunista en pleno s. XXI y en un Estado teóricamente libre. A ´mí todo esto me recuerda mucho a 1984. Tiene que pensar que, durante mucho tiempo, aquí no hemos tenido miedo y podíamos ser libres. Antes le hablaba de la cibercracia y ahora le hablo de la idiocracia, que es lo que tenemos en España. Devaluación en estudios, a nivel moral, la degradación generalizada nos convierte en uno de los países más decadentes del mundo. Si yo le preguntara a un político ahora mismo sobre acuerdos europeos de privacidad, no sabría responderme.

Yo tampoco.

¡Pero es que eso es lo normal! Usted no es especialista en protección de datos. Yo dudo mucho de que los políticos españoles, salvo honrosas excepciones, sepan lo que es la cibercracia. 

De cualquier manera, usted me está hablando de cosas de las cuales la mayoría no tenemos ni idea. Habla de una nueva era en la que la tecnología será la máxima protagonista y creo que, en realidad, no sabemos lo que eso supone porque el sistema nunca se ha encargado de explicarlo.

Exacto. Un buen gobierno debería ocuparse de que los ciudadanos tengan esta información, que no les suene a chino (risas). Usted tiene que saberlo. El buen gobernante te da acceso a lo que no tenías acceso antes. En España tuvimos a Adolfo Suárez, que nos ofreció la democracia. EEUU tuvo a Abraham Lincoln, que en un país que se desangraba por la falta de derechos de las personas negras les ofreció la libertad. ¿Qué nos ofrecen a nosotros nuestros políticos? Nada. Nos están restringiendo nuestros derechos. Desde que llegó Unidas Podemos al Gobierno, España ha caído en picado como país. A eso se le suma que los partidos están llenos de mediocres. Se juntan 10 y tumban al líder porque quieren que todo siga igual y que nada cambie. 

Cada vez que me dice eso de la cibercracia pienso en Carles Puigdemont, en su Consell per la República virtual y en su DNI digital. Parece que él sí tiene claro lo que es y la está empezando a poner en marcha, aunque su objetivo no nos guste.

Es que Puigdemont tiene un grupo de asesores que sí entiende tecnología, aunque no la empleen para el bien precisamente. 

Sí, pero, independientemente de que nos guste o no para lo que la empleen, me llama la atención que un señor de Girona, sin formación en este sentido, haya sido capaz de ver por dónde van a ir las cosas. 

Recuerde que junto a Puigdemont está Jordi Puigneró (conseller de Políticas Digitales). Y es Puigneró el que sí sabe. Es un político que es la excepción en este sentido. Es alguien que está fuera de lo habitual, sea o no independentista. Entiende hacia donde va el mundo. 

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