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Ecos independentistas: a la búsqueda de los muertos rentables

El periodista Per Nyholm pide a los independentistas un "pequeño ejército" que corte carreteras o el suministro eléctrico

Per Nyholm en la portada de Vilaweb.
Per Nyholm en la portada de Vilaweb.

El periodista danés Per Nyholm apareció en el programa FAQS, de TV3, para decir que, con la ayuda de los presos, Cataluña tendrá una república legal dentro de diez años. Fue en diciembre del 2018.  

También dijo entonces que los presos en Catalunya son los verdaderos europeos y que «Europa no tolerará que en España haya unos políticos elegidos de forma pacifica y democrática con sentencias de hasta 20 años de prisión». Auguraba la explosión de una crisis para cuando se dictasen las sentencias. 

Un año y medio después, sigue diciendo que la República catalana llegará dentro de diez o quince años. Ahora ha venido a hablar de su libro, Cuba, la soledat que no s’acaba. En principio, no parece que exista una versión en castellano. 

No es muy habitual encontrar reportajes de este tipo traducidos al catalán, y menos tratándose de uno que es tan poco complaciente con el régimen cubano: «De Fidel suelo decir que lo considero un gángster y un aventurero extremadamente obsesionado por el poder, nunca el demócrata que al principio hacía ver que era (…) es más bien un caudillo, en la tradición secular de América Latina, un verdugo, de la clase de tiranos como Rafael Trujillo de la República Dominicana, Anastasio Somoza de Nicaragua o Fulgencio Batista de Cuba, a quien sucedió en 1959, y bajo quien —a pesar toda la propaganda de Castro— había una libertad, tanto personal como industrial, impensable en la Cuba llamada comunista de hoy en día (…) No se dispone de cifras seguras, entre otras cosas porque el régimen de La Habana no quiere decir la verdad, pero se calcula que entre quince mil y treinta mil personas fueron ejecutadas bajo el régimen de Castro, cuya tiranía, en el momento en que se está escribiendo esto, ya está en las últimas». 

Llamar la atención de la UE con muertos

Entrevistado por Nació Digital, habla también del proceso de independencia catalán: «Los españoles están cometiendo todos los errores posibles. ¿Por qué Cataluña no puede tener un referéndum de autodeterminación? El estado español es una combinación de muchas lenguas y culturas, pero con un estado impuesto desde Castilla. En las actuales condiciones, el estado español no debería pertenecer a la Unión Europea».  

Una de las ideas motrices de la agitación independentista es que —»si jugamos bien nuestras cartas», «si nos mantenemos unidos y firmes»…— la UE acabará forzando España a conceder la independencia a Cataluña. Sólo haría falta ejercer la presión necesaria, mediante boicots y sabotajes, para perjudicar significativamente la economía. ¿Cómo no se ha conseguido todavía? Pues porque «la gente» no ha apretado bastante. Así de simple y de simplista. 

Per Nyholm comparte esta visión de las cosas: «Cataluña es una nación políticamente sofisticada, mucho más que España. Pero tiene una población que vive bien, que no arriesga. Se pueden reunir medio millón de personas en la Gran Vía y a Madrid le da igual. En la UE están preocupados con la situación de Hungría y Polonia porque allí hay un potencial de violencia». 

¿Cómo hacer pues que la UE empiece a preocuparse? «Lo que hace falta aquí es algún ente o guardia nacional que quiera defender Cataluña. Una manera de hacerlo sería bloquear la exportación de bienes de España a Europa, que se debería cortar desde Cataluña y Euskadi. Y no por 24 horas, hasta el momento en que entrara el ejército español y hubiera un baño de sangre. No me toca a mí decirlo, es duro decirlo, pero las cosas cambiarían si el ejército español matara a cien personas. Bruselas se lo tomaría en serio». 

Lo que no dice el hombre es que, si se llega a la bonita cifra de cien muertos, en uno o varios combates, habría también varios centenares,  o algunos miles, de heridos, algo que sin duda tensaría bastante el sistema hospitalario catalán. Lo que no dice tampoco es que, consiguientemente, se produciría una destrucción de bienes materiales y un daño a la economía que no se superaría hasta muchos años después. Basta pensar en el turismo. 

Una chispa que encienda la pólvora

Per Nyholm cree que esto es lo que se debería hacer, aunque se guarda mucho de decir que de esa manera se conseguiría el objetivo. Hace tres semanas, en otra entrevista, esta vez en Vilaweb, resumió su lección de esta manera:  

«Basándome en mi experiencia en la Unión Soviética con los Balcanes, o los catalanes cesan las discusiones internas y organizan algún tipo de fuerza, no necesariamente con cañones, pero sí un pequeño ejército, de defensa doméstica, o Madrid no cederá. Si lo único que tenéis son manifestaciones pacíficas, Bruselas no intervendrá. Carreteras cortadas. Electricidad cortada. Cosas así y no sólo doscientas mil personas en la Gran Vía. A Madrid eso no le afecta. Por ejemplo, cortar las exportaciones españolas a Europa. Eso sí. Y si lo hacéis al mismo tiempo que los vascos, mejor. Si no sois reconocidos como nación, no exportan productos (…) Aquí sólo hace falta una chispa que encienda la pólvora». 

La «revolución de las sonrisas» ya está amortizada. Una guerra breve, una inversión en muertos —a veces aludida con el inapropiado eufemismo de «vía eslovena»— ha sobrevolado los últimos años del proceso. Sólo falta ver quién es el primero que lanza la chispa. 

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