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Ecos independentistas: Quim Torra, al servicio de JxCat

Los expresidentes de la Generalitat Carles Puigdemont y Quim Torra Foto: Europa Press

El presidente Torra decidió por sorpresa liquidar la presencia del PDECat en el gobierno catalán, principalmente la de Àngels Chacón (consejera de Empresa y Conocimiento), su figura más importante, y de paso la de Miquel Buch (Interior) y Mariàngela Vilallonga (Cultura). Esto no va de nombres sino que «responde a la necesidad de reforzar departamentos clave para la gestión de la pandemia», argumenta; pero aunque el gobierno es un órgano colegiado, no parece a primera vista que las áreas afectadas sean las más determinantes.

Todos coinciden en que con esta jugada Torra aleja la convocatoria electoral, como titula el editorial del Punt-Avui, y que se trata de maniobras electorales, como dice Lola García en la Vanguardia:

«Torra lanza el mensaje de que las elecciones no son inminentes. El president dio por finiquitada la legislatura a principios de año por las diferencias con ERC, pero ahora Puigdemont prefiere alargar el mandato para poner en marcha su nuevo partido y para erosionar a ERC, que dirige departamentos como Economia, Sanitat o Educació.»

Tal vez le hubiera gustado hacerlo, pero «no ha podido cambiar a ninguno de los consellers que pilotan los asuntos más candentes, en manos de ERC», por lo que se puede decir que este presidente es el menos presidencial de todos los que ha tenido la Generalitat.

La táctica de hundir el país

El editorial del Ara Una crisi de govern o una operació partidista?—, diario bastante inclinado a favor de ERC, afirma que «la operación tiene un aire electoralista que no tiene nada que ver con los intereses del país, y más en una situación de crisis como la actual, ya que los nuevos consejeros, por muy competentes que puedan ser, apenas tendrán tiempo de conocer a fondo sus departamentos antes de que haya elecciones. Tampoco es de recibo que algunos de los consejeros que han servido lealmente al presidente se enteraran de su relevo casi por la prensa. El respeto institucional obliga a cuidar las formas y la dignidad institucional».

Cuando Torra entró en el palacio de la Generalitat y se puso a jugar con pancartas en el balcón, la dignidad institucional salió huyendo, por mencionar sólo el más anecdótico de sus despropósitos.

El mencionado editorial, además, centra en Àngels Chacón —«de quien no había trascendido ningún conflicto con Presidencia y que era muy bien valorada por los sectores empresariales»— la causa de la precipitada remodelación: «Torra, pues, con el visto bueno de Puigdemont, ha decidido expulsar a sus antiguos compañeros de lista del consejo ejecutivo para impedir que Chacón pudiera aprovechar la plataforma de la consejería para consolidar su perfil como futura candidata y, por lo tanto, competidora de la lista de JxCat».

La directora del Ara, Esther Vera —Una remodelació electoral—, reitera la misma argumentación y concluye: «Desgraciadamente, es cierto, la debilidad es grande, y parece que la táctica del presidente es hundir el país en una debilidad cada vez más profunda.» Una afirmación que, si es previsible en medios constitucionalistas, parece más rotunda al aparecer en un medio independentista.

Vilaweb sólo ve jugadas maestras y clarificación del panorama en cualquier iniciativa de Waterloo. Pere Martí —Torra quería recuperar a Borràs en el gobierno— resume de esta manera las «claves de la renovación»: «Los dos presidentes [Puigdemont y Torra] acordaron aplazar la convocatoria de las elecciones, convertir la inhabilitación de Torra en una arremetida contra el estado español y priorizar la lucha contra la crisis económica originada por la pandemia.»

Acordaron, dice. La subordinación del presidente realmente existente a su antecesor, no por conocida, aparece menos flagrante. Más todavía: «Aceptó la propuesta de Puigdemont de convertir [su] inhabilitación en un ejemplo más de la represión española. A cambio de esto», o sea de volver a decir lo que dice siempre, nos quiere hacer creer Pere Martí que «Torra pidió poder hacer una renovación para ganar musculatura y liderazgo dentro del gobierno». ¿Liderazgo, Torra?

El mismo movimiento, explicado por Lola García —Maniobras electorales—, prosigue así: «En el Govern y en los partidos que lo conforman se da por seguro que [Torra] ha renunciado a convocar elecciones y, siguiendo la estrategia de Puigdemont, esperará a la inhabilitación y tratará de poner contra las cuerdas a ERC. Una vez inhabilitado, su sustituto como presidente en funciones sería el vicepresidente, Pere Aragonès, candidato electoral de ERC. Pero Torra podría atrincherarse en su posición y retar al dirigente republicano a desbancarle. En ese caso, Aragonès sería presentado como el usurpador de la presidencia de la Generalitat de la mano de un tribunal español. También en el Parlament JxCat trataría de poner en evidencia a los republicanos ante el electorado más “legitimista”.»

Conclusión obvia: «El Govern se ha convertido así en el tablero de una reñida disputa en el bloque independentista.»

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