El ex líder de la CUP Quim Arrufat ha tardado cinco días en ofrecer su versión de las acusaciones que se le han formulado desde el diario ARA relativas a supuestas agresiones a mujeres y que en 2019 le llevaron a tener que abandonar la formación. Lo ha hecho en un vídeo publicado en redes sociales en el que, bajo el título M’explico, admite que la formación liderada ahora por Carles Riera cuenta con sus propios tribunales internos para juzgar a los acusados de este tipo de hechos.
Arrufat ha admitido que ha sido juzgado en dos ocasiones por este tribunal, llamado Comisión Feminista. En la primera, fue acusado de haber causado «involuntariamente, un cierto dolor» a otra militante de la formación. La decisión de la comisión, según su explicación, fue obligarle a ir al psicólogo y perder visibilidad. Arrufat se sometió a estas sanciones y trabajó en lo que le indicó la Comisión Feminista, que posteriormente hizo «valoraciones positivas» de su actitud.
La segunda comparecencia de Arrufat ante este tribunal paralelo tiene lugar en 2018, cuando otra compañera le acusa de «agresión machista» cometida por vía telefónica y «en su lugar de trabajo». Esta «chica» denuncia, según la explicación del explicación del ex diputado cupaire, «que percibió, en un momento dado de la conversación, que la estaba amenazando en su trabajo». Y recurrió a la Comisión Feminista, que abrió un segundo procedimiento contra Arrufat como «violencia machista». El entonces líder cupaire se reunió en «cinco o seis ocasiones» con esta comisión sin lograr convencer a sus integrantes de que todo se trataba de «una enorme confusión«.
Presiones, rumores y amenazas
Sin apuntar directamente a nadie, Quim Arrufat asegura en el vídeo que las semanas anteriores a su baja en el partido se produjeron «presiones y rumores» en torno a su figura. Además de amenazas de llevar todo el tema a «las portadas» de los medios de comunicación. Es entonces cuando toma la decisión de abandonar la CUP, algo que define como «un acto de gran humillación«. «No estaba de acuerdo con el caso, con el maltrato recibido ni con la beligerancia«, asegura en el vídeo.
Y es que, según señala Arrufat, esta segunda denuncia es tratada por la Comisión Feminista como «un abuso sexual y, además, en el trabajo» por el simple hecho de ser una nueva acusación. No dice Arrufat directamente que fuera la comisión la que le amenazara pero sí parece insinuar que algunos de sus integrantes le presionaron con recurrir a los medios si no se iba del partido. El ex diputado intenta defender la legitimidad de esta comisión para juzgar este tipo de cuestiones sin recurrir a la Justicia ordinaria. Sin embargo, admite que se trata de un tribunal paralelo que tiene «fallos grandes» que han provocado que, en su caso, alguien haya utilizado «fraudulentamente los protocolos de los que la CUP se ha dotado». «Son protocolos efectivos y seguros», señala Arrufat, «pero, si alguien con mala intención los usa desde dentro, son capaces de destrozar vidas«.
La liberación de confesar
«Me siento ya liberado«, asegura Arrufat en su vídeo, «porque no sé qué más puede hacer esta gente. La más grande (publicarlo en un medio de comunicación) ya la han explotado y quemado». En otro momento de su intervención, el ex diputado define lo sucedido como «un proceso de extorsión» que le ha costado «una depresión grande» y vivir «en estado de amenaza permanente«.
La publicación por parte del ARA de las acusaciones y de su peculiar juicio han llevado a Arrufat a redactar un texto de 14 páginas que, inicialmente, debía servir para ofrecer una explicación pública. Sin embargo, lo ha remitido a la CUP que «está dando pasos para tomar medidas y ver qué ha pasado».
