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Illa y Simón ante el espejo sanitario

El ministro de Sanidad, Salvador Illa (i), el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el director del Centro de Coordinación y Alertas Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón (de espaldas). Foto: Europa Press

En mi artículo de la semana anterior, “Subir cuesta menos que bajar” mostré que la cifra diaria de fallecidos por Covid-19 en España se elevó con mayor lentitud que el número de casos durante la fase de incubación de la epidemia, esto es, en la segunda quincena de febrero y la primera quincena de marzo, y se disparó en la segunda quincena de marzo hasta alcanzar su máximo el 2 de abril, 862 muertos, pese a que la cifra de nuevos casos había comenzado a reducirse el 26 de marzo. “No me cansaré de recordar -les decía- la actitud irresponsable de Simón, director del CCAES, cuando ridiculizaba en su rueda de prensa el 7 de marzo a una periodista que se atrevió a plantearle la posibilidad de que se produjera una avalancha de casos en España”. El subsiguiente proceso de reducción del número diario de fallecidos se produjo con gran lentitud, por lo que el cociente de nuevos fallecidos sobre nuevos casos se mantuvo durante muchas semanas muy por encima del registrado en la fase de ascenso.

“No me cansaré de recordar -les decía- la actitud irresponsable de Simón, director del CCAES, cuando ridiculizaba en su rueda de prensa el 7 de marzo a una periodista que se atrevió a plantearle la posibilidad de que se produjera una avalancha de casos en España”

Pasado el relativamente tranquilo período de incubación, se produjo la temida avalancha de casos que el gobierno Sánchez había descartado pudiera producirse “en España y sus regiones”,  como dice la letra de la jota en la ópera de La Dolores, y los ciudadanos descubrieron lo difícil y costoso que resultaba adquirir una simple mascarilla y el personal sanitario se encontró tratando decenas de miles de casos sin contar con trajes de protección para evitar ser contagiados, y sin los equipos de respiradores y camas UCI indispensables para tratar a los pacientes más graves. La avalancha provocó la sobresaturación de los centros de atención primaria y de los hospitales, las elevadas tasas de infección del personal sanitario, y la muerte de unas 44.000 personas hasta el 10 de mayo,.

«Pasado el relativamente tranquilo período de incubación, se produjo la temida avalancha de casos que el gobierno Sánchez había descartado pudiera producirse “en España y sus regiones”

En cuanto a la asignación responsabilidades, achaqué la mortal asimetría a la desinformación en que se mantuvo a los ciudadanos y a la prepotencia e inacción del gobierno Sánchez que hizo caso omiso de las recomendaciones recogidas en el informe conjunto elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el gobierno de China entre el 18 y el 24 de febrero y publicado urbi et orbe el 28 de febrero. Los principales responsables del Ministerio de Sanidad no sólo no alertaron a los ciudadanos del riesgo inminente de epidemia para reducir su exposición a los contagios, sino que tampoco adoptaron medida alguna para preparar el sistema sanitario y las residencias de mayores ante una potencial avalancha de casos. Al contrario, dedicaron todos sus esfuerzos a asegurarnos que en España no podrían producirse más allá de unos pocos casos y que era del todo innecesario modificar nuestros hábitos de vida y trabajo y utilizar mascarillas para cubrir nariz y boca. Juzguen ustedes la presciencia de estos sujetos: estamos rozando el millón de casos y somos quintos en la clasificación mundial.

«El Ministerio de Sanidad no sólo no alertó a los ciudadanos del riesgo inminente de epidemia para reducir su exposición a los contagios, sino que tampoco adoptaron medida alguna para preparar el sistema sanitario y las residencias de mayores ante una potencial avalancha de casos»

Mucho se ha elogiado la esforzada labor del personal sanitario que libró una desigual batalla contra el Covid-19 durante la segunda quincena de marzo y los meses de abril y mayo, sin contar durante muchas semanas con las medidas de protección personal más elementales para atender con seguridad la riada de pacientes infectados que acudían en precarias condiciones a los desbordados centros sanitarios. Los aplausos que los ciudadanos les enviaban desde ventanas y balcones puntualmente cada día a las 8 de la tarde fueron el sentido homenaje que les tributó una población atemorizada y confinada en sus viviendas. Este artículo pretende rendirles también un modesto homenaje examinando algunos indicadores que revelan la crítica situación vivida por estos profesionales en sus centros de trabajo y los estragos producidos por el virus a decenas de miles de ellos.

Congestión hospitalaria

Para conocer la situación del sistema hospitalario contamos con los informes que elabora la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) en el Instituto de Saludo Carlos III con la información notificada por las Comunidades Autónomas a través de la plataforma SiViES. El Cuadro 1 presenta datos de casos, casos confirmados, casos notificados, pacientes hospitalizados, ingresados en UCI y defunciones incluidas en dichos informes. Para contextualizar esta información, la última columna del Cuadro 1 presenta las cifras de casos revisadas el jueves 8 de octubre que para estas dos primeras fases apenas difiere de la serie revisada por primera vez el jueves 13 de agosto.

El primer aspecto a destacar es que las cifras de casos confirmados que aparecen en el Cuadro 1 son muy inferiores a las cifras revisadas de casos incluidas en la última columna del cuadro. No se trata de meros retoques sino de cambios dramáticos. En el informe N.º 6 de 5 de marzo, por ejemplo, la cifra de casos confirmados es 251 y la cifra revisada de 6.491; y en el informe N.º 7 la cifra de casos es 999 y la cifra revisada 6.492; etc. Aunque los responsables del Ministerio de Sanidad no se han molestado en explicarnos estas discrepancias, lo cierto es que si damos por buenas las cifras revisadas, tenemos que concluir que las que manejaban el ministro Illa y Simón, en sus comparecencias ante los medios de comunicación durante la primera fase de la epidemia, infravaloraban de manera escandalosa el número de infectados y la gravedad de la situación epidemiológica en España.


Cuadro 1. Casos, pacientes hospitalizados y defunciones en los informes RENAVEFuente: elaboración propia a partir de la información publicada en los informes de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) con la información notificada a través de la plataforma SiViES.

«Si damos por buenas las cifras revisadas, tenemos que concluir que las que manejaban el ministro Illa y Simón, en sus comparecencias ante los medios de comunicación durante la primera fase de la epidemia, infravaloraban de manera escandalosa el número de infectados y la gravedad de la situación epidemiológica en España».

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que las cifras de hospitalizados e ingresados en UCI que aparecen en el Cuadro 1 se refieren siempre a submuestras de la submuestra de casos notificados a RENAVE, no al total de casos que aparecen en los informes y que, como acabamos de indicar ya infravaloran la extensión de la epidemia. Ilustraré la situación con algunos ejemplos. En el informe N.º 6 de 5 de marzo, el número de casos confirmados es 251, una cifra muy inferior a los 6.192 casos en la serie revisada, pero sólo 107 casos aparecen como notificados; pues bien, las cifras de hospitalizados, 63, y pacientes UCI, 4, se obtienen a partir de la submuestra de 107 casos, no de la de 251 casos confirmados. En el informe N.º 13 de 23 de marzo, el número de casos es 33.089, 116.475 en la serie revisada, pero la submuestra de casos notificados es tan sólo de 15.875; pues bien, a partir de las cifras de hospitalizados, 5.686, y pacientes UCI, 358, incluidas en el Cuadro 1, y de los porcentajes que se proporcionan en el informe, 43,0% y 3,0%, respectivamente, para estas dos variables, puede inferirse que las submuestras de las que se ha extraído esta información, 13.223 y 11.933, son apreciablemente menores que los 15.875 casos notificados.

A pesar de la falta de información precisa sobre casos, hospitalizados, etc., en España, el análisis anterior nos permite extraer algunas conclusiones de carácter general. Para empezar, las cifras de casos incluidas en los informes RENAVE durante la fase de incubación (entre el 15 de febrero y el 14 de marzo) y la primera oleada de la epidemia (hasta el 10 de mayo) constituyen una grosera infravaloración de la situación epidemiológica real en España. Por otra parte, el rápido aumento de las cifras de hospitalizados e ingresos en UCI recogido en los informes RENAVE, aunque indicativo de la creciente presión a que estuvieron sometidos los centros de atención primaria y el sistema hospitalario, son demasiado bajas para explicar la constatada sobresaturación registrada por el sistema sanitario. Para concretar esta idea: la cifra de pacientes atendidos en UCI entre el 28 de febrero y el 10 de mayo, 7.695, resulta demasiado baja para explicar que tantos pacientes en situación crítica no pudieran recibir este tipo de asistencia y fallecieran.

Por último, las bajas cifras de hospitalizados y pacientes UCI recogidas en los informes RENAVE no reflejan la realidad epidemiológica porque se obtuvieron con submuestras de casos para los que estaba disponible esta información. Por ejemplo, el informe RENAVE N.º 13 de 23 de marzo cifra en 5.686 los pacientes hospitalizados con una submuestra del 43% de los casos (33.089), por lo que podemos deducir que el tamaño de esta submuestra es de 13.223 pacientes, no de los 15.875 casos notificados a RENAVE, ni de los 33.089 casos reconocidos en el informe. Si multiplicamos el mencionado porcentaje (43,0%) por la cifra de casos (33.089) reconocidos en el informe, el número de hospitalizados se eleva a 14.228 y si lo multiplicamos por la cifra revisada de casos, 116.475, el número de hospitalizados se dispara a 50.084. Como este simple ejercicio pone de manifiesto, la presión sobre el sistema sanitario fue mucho más intensa de lo que sugieren las cifras de hospitalizados e ingresados en UCI recogidas en los informes RENAVE.

Situación del personal sanitario

La RENAVE elaboró también varios informes específicos en los que se examinaba la situación de los profesionales sanitarios durante la primera oleada de Covid-19, todos ellos disponibles en su página de Internet. El primero de estos informes está fechado el 1 de abril y el sexto y último el 29 de mayo, aunque incluye únicamente los casos notificados a RENAVE hasta el 10 de mayo.


Cuadro 2. Informes RENAVE personal sanitario
Fuente: Informes RENAVE sobre la situación del personal sanitario, Instituto de Salud Carlos III.

El Cuadro 2 pone de manifiesto un hecho diferencial muy significativo, a saber, el muy alto porcentaje de casos de Covid-19 que registró el personal sanitario en los grupos de edad comprendidos entre 15 y 49 años comparado con el del conjunto de la población. Por ejemplo, el porcentaje de infectados en este grupo fue 59,72% entre el personal sanitario casi 30 puntos más que el del conjunto de la población que fue 30,06%. Asimismo, la incidencia de hospitalizados, ingresos en UCI y defunciones en estos grupos de edad fueron mucho más elevada en el personal sanitario que en el conjunto de la población. En este caso, hay pocas dudas de que la explicación hay que buscarla en la mayor exposición del personal sanitario al virus en los centros de trabajo y en la falta de equipamientos adecuados para protegerse.


Cuadro 3. Informes RENAVE general y personal sanitario
Fuente: Informes RENAVE general y personal sanitario del Instituto de Salud Carlos III.

Aunque esta información no aparece en el Cuadro 2, los informes RENAVE muestran también que tanto el número, 31.351, como el porcentaje, 76,5%, de mujeres infectadas por Covid-19 fueron muy superiores al número, 9.306, y porcentaje, 23,5%, de hombres. Casi con toda seguridad esta diferencia se explica por la falta de protección del personal sanitario que lógicamente se dejó sentir con más fuerza en los grupos más numerosos de trabajadores (enfermería, auxiliares, etc.) desempeñados mayoritariamente por mujeres. Nada hemos escuchado a ningún miembro de este gobierno tan feminista al respecto.

Y un velo morado cubrió la piel de toro

En este artículo hemos podido constatar que las cifras de casos incluidas en los informes publicados por RENAVE en marzo, abril y mayo infravaloraban groseramente el número de casos por Covid-19 en España, y un análisis de la letra pequeña de los informes nos ha permitido descubrir por qué las cifras de hospitalizados, ingresados en UCI son demasiado bajas para explicar el colapso que registró el sistema sanitario entre el 14 de marzo y el 10 de mayo, y por qué, en suma, resultó imposible a los profesionales sanitarios atender la riada de pacientes que llegaban desesperados a las puertas de los centros médicos, y por qué tantos de ellos no pudieron recibir el tratamiento adecuado y perdieron la vida.

«Resultó imposible a los profesionales sanitarios atender la riada de pacientes que llegaban desesperados a las puertas de los centros médicos, y por qué tantos de ellos no pudieron recibir el tratamiento adecuado y perdieron la vida».

Aunque las cifras recogidas en los informes RENAVE sobre el personal sanitario infravaloran también la incidencia de la epidemia, las cifras son rotundas al respecto: el personal sanitario padeció los estragos del virus con mucha más intensidad que la población en general y ahí están para demostrarlo los elevados porcentajes de casos, hospitalizados, ingresados y fallecidos que soportaron estos profesionales. En el informe RENAVE N.º 47, publicado el 7 de octubre y último disponible, se indica que se han producido 13.344 casos desde el 11 de mayo hasta el 7 de octubre, que, sumados a los 40.691 casos registrados hasta el 10 de mayo, da un total de 50.435. Como estas cifras corresponden a submuestras de casos, se puede concluir que la cifra real de casos es bastante superior. TVE cifraba en 66.671 el personal sanitario contagiados hasta el 14 de octubre y mi estimación, tras corregir el sesgo muestral, es algo mayor: 66.681 hasta el 7 de octubre. Una cifra aterradora que pone en la picota a toda la cúpula del Ministerio de Sanidad del gobierno Sánchez.

La Moncloa prefirió no saber lo que ocurría en España e hizo todo lo posible para ocultar a la población lo que sí sabía, cuando era posible todavía adoptar medidas para minimizar los daños humanos y económicos. Empecinarse en minimizar el riesgo de que los españoles pudieran sufrir una epidemia de consecuencias letales, y no adoptar ninguna medida parar preparar los centros de atención primaria, el sistema hospitalario y las residencias de mayores ante una más que anunciada irrupción del Covid-19, constituyó una irresponsabilidad mayúscula y fue la causa principal de la avalancha de casos padecida en la segunda quincena de marzo y abril y de que se alcanzaran en España cifras de fallecidos inimaginables tan sólo unas semanas antes. Lo peor es que el gobierno Sánchez sigue sin ser consciente de la gravedad de la situación sanitaria, empecinado en ocultar a los ciudadanos la verdadera dimensión de la tragedia y en diluir su gravísima responsabilidad por la pésima gestión realizada en el asunto que más importa a los ciudadanos: su salud.

«El gobierno Sánchez sigue sin ser consciente de la gravedad de la situación sanitaria, empecinado en ocultar a los ciudadanos la verdadera dimensión de la tragedia y en diluir su gravísima responsabilidad por la pésima gestión realizada en el asunto que más importa a los ciudadanos»

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