«¿Qué país de Europa impide que haya alumnos que puedan estudiar en su lengua materna, siendo esta además la oficial en todo el país? ¿Qué partidos supuestamente progresistas pueden defender un modelo educativo que genera profundas desigualdades entre alumnos castellanohablantes y catalanohablantes? ¿Qué tiene de moderno, en pleno siglo XXI, apuntalar un sistema monolingüe impidiendo uno trilingüe?» Esta serie de preguntas forman parte de un artículo publicado hoy en El Periódico de Cataluña en el que los dirigentes de Ciudadanos Inés Arrimadas —presidenta del partido— y Carlos Carrizosa —Jefe de la Oposición en el Parlament— exponen su profundo desacuerdo con la nueva Ley de Educación. En el texto critican con dureza la exclusión del castellano como lengua vehicular, pero también lo que consideran ataques a la escuela concertada o a la Educación especial.
La tribuna denuncia la instrumentalización que de la Educación están llevando a cabo los partidos que se dicen progresistas. «No solo la utilizan como moneda de cambio para unos Presupuestos, sino que en lugar de proponer un pacto de Estado para mejorar la calidad educativa o garantizar la igualdad de oportunidades, lo que imponen son contrapartidas ideológicas para seguir marginando el castellano en las escuelas», destacan. De esta forma, denuncia que la ley Celaá «pasa de ser un despropósito educativo a ser también un despropósito democrático»,. Y es que a los «ataques» a la educación especial, concertada o el «desprecio» a la meritocracia se suma la «barbaridad de tachar el español para dejar sin ni siquiera amparo legal a quienes ya ven sus derechos atropellados».
Recuerdan la inacción histórica del bipartismo
A continuación, Arrimadas y Carrizosa recuerdan que los partidos que se proclaman de izquierdas siempre han asumido las «tesis lingüísticas del nacionalismo hegemónico». «De hecho, cuando el PSC gobernó en Cataluña junto a ERC (2003-2010), los socialistas recrudecieron las políticas de discriminación o las multas por rotular en castellano», remachan. Sin embargo, ponen el acento en el ámbito educativo, donde impera un monolingüismo contraproducente para los alumnos. Prueba de ello, para los naranjas, es que muchos padres —entre ellos dirigentes socialistas y nacionalistas que se lo puede permitir— llevan a sus hijos a colegios trilingües donde no se aplica la inmersión. «Lo que ningún derecho o premisa supuestamente progresista puede justificar es que no exista una oferta en la escuela pública con ese modelo y que para recurrir a él las familias tengan que dejarse una morterada en la escolarización de sus hijos», lamentan.
Asimismo, el texto denuncia que muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras olvidan interesadamente que en España ha habido mayorías absolutas tanto del PSOE como del PP y que el «bipartidismo ha sido perfectamente simétrico en su inacción para garantizar una escolarización también en español». «De aquellos polvos, estos lodos», sentencian. Finalmente, los autores, tras anunciar que Cs acudirá al Tribunal Constitucional, al Defensor del Pueblo y a Europa si la norma se aprueba, lamentan lo que consideran un «cambalache entre el Gobierno y el separatismo» y le recuerdan a Pedro Sánchez que aún tiene la posibilidad optar por la «moderación y sensatez» que supondría un pacto con Cs.
