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ENTREVISTA / Silvia Agüero y Nicolás Jiménez: «Si los gitanos somos el 2%, todo lo que esté por debajo es injusto»

Autores de 'Resistencias Gitanas', Agüero y Jiménez buscan reforzar los referentes del pueblo gitano en España

Nicolás Jiménez y Silvia Agüero, autores de 'Resistencias Gitanas', en una imagen de archivo (Facebook).

Autores del blog Pretendemos gitanizar el mundo, la pareja Silvia Agüero y Nicolás Jiménez acaba de publicar el ensayo Resistencias Gitanas, un trabajo con el que quieren reforzar las figuras relevantes del gitanismo en España. Dirigido a gitanos y payos, el libro nos permite adentrarnos en la historia de un pueblo que, en el caso español, ha estado perseguido desde 1499 y contra el cual se han promulgado más de 230 leyes en los cuatro últimos siglos. Es, probablemente, uno de los trabajos más rigurosos sobre la historia de los gitanos españoles y ha podido llevarse a cabo gracias a las aportaciones recibidas vía crowdfunding.

Silvia Agüero es colaboradora de Pikara Magazine y otros medios, mientras que Nicolás Jiménez, sociólogo y con dos masters, ha trabajado en lugares como el Observatorio de Derechos Humanos de La Rioja. Feministas, progresistas, españoles y gitanos serían, a pesar de lo chocante que pueda parecernos, una perfecta combinación de adjetivos para describir a dos personas que tienen claro que el gitanismo ha de pasar a la acción.

Acaban de publicar Resistencias Gitanas. ¿Por qué este libro y por qué en este momento? 

Silvia Agüero.- Es necesario. Llevamos casi cinco años con el blog y pretendemos gitanizar el mundo. Para eso es necesario saber, y que todo el mundo sepa, que existen gitanos y gitanas que han tenido un papel decisivo en la historia. Son referentes. En todo lo que hacemos siempre nos preguntan por referentes. Suelen conocer dos o tres como Papusza, una de las primeras poetisas gitanas, o Sofía Kovalévstaya, matemática. Pero hay muchísimas más. No nos podemos quedar en esas dos. Han sido personas con papeles protagonistas en la historia y por ellos es el libro. No voy a ser humilde: creo que no hay otro libro igual en el panorama literario español. 

El pueblo gitano es un gran desconocido para los payos. Estoy segura de que casi nadie en este país sabe lo que es La Gran Redada. ¿A qué achacan este desconocimiento de su historia, que no deja de ser la nuestra? 

S.A.- Por supuesto que es la vuestra. Y no solo nos han invisibilizado La Gran Redada a nosotros y a nosotras, sino que a vosotros y a vosotras también. Es parte de vuestra historia. Por otro lado, el racismo antigitano no es desconocimiento. Es mala follá. Llevamos 600 años en el Estado español y se sigue diciendo que el racismo antigitano es desconocimiento cuando no es así. Después de 600 años no puedes decir que seamos un pueblo misterioso. No somos tampoco lo que decía Lorca, que en gloria esté, aunque no sepamos dónde está porque no quieren buscarle. Ni somos lo peor del mundo. Somos gente normal, meamos igual que los demás. La Gran Redada es el primer intento de genocidio moderno y se hace contra el pueblo gitano. Después vinieron un montón de leyes antigitanas. ¡En el Estado español ha habido más de 230 leyes antigitanas! En La Gran Redada se separó a los hombres de las mujeres, a los niños de las niñas, para crear una aculturación, que olvidaran que eran gitanos y gitanas. Duró más de 16 años y lograron un epistemicidio. Dicen que hemos perdido nuestra lengua pero no es verdad. Nos mataron la lengua. Ahora, sin embargo, ves un montón de diccionarios de caló que son todos mentira. Escritos por payos y payas. ¿Se puede imaginar?  

La Gran Redada es el primer intento de genocidio moderno y se hace contra el pueblo gitano.

Silvia Agüero

Supongo que, en algún momento de arrepentimiento, alguien escribió un diccionario para congraciarse con el pueblo gitano. 

S.A.- No. Fue por el flamenquismo. Hubo una moda de enamorarse de lo gitano en todo el mundo. A todos les gustaba el flamenco, todos querían ser gitanos. Se dieron cuenta de que ahí había un filón y comenzaron a escribir diccionarios de caló sin ninguna base científica. Fue para ganar dinero y ahí siguen, aunque están copiados unos de otros. 

Las estadísticas que ustedes ofrecen en el libro sobre el pueblo gitano en la España de hoy son demoledoras. La Administración no ayuda. Pero da la impresión de que ustedes tampoco encuentran una forma de alzar la voz colectivamente. Hay asociaciones, sí, pero no hay un colectivo potente. No sé si es que no han tenido apoyos. 

S.A.- Mi opinión personal sobre esta cuestión es que el asociacionismo en general ya no cumple con la función que debiera tener. Una asociación se forma para denunciar algo. Ahora se ha creado un clientelismo con el poder. No hablo solo de las asociaciones gitanas. Las asociaciones, en general, viven del poder y de las subvenciones y tienen que callarse algunas cosas. Los datos que nosotros ofrecemos en el libro están en cualquier sitio. Hasta la UE ha pedido explicaciones a España con respecto a la situación de los gitanos y las gitanas. Es más, durante el confinamiento han asesinado a dos gitanos. Uno de ellos es Daniel Jiménez, que murió en extrañas circunstancias mientras estaba detenido por la policía. El otro fue un chico al que un vecino pegó un tiro. Volvía de la farmacia, paró a coger un cubo de habas y el dueño del campo le pegó un tiro. En 2019 mataron a Eleazar, que tenía una minusvalía psíquica. Estaba con su padre viendo un partido de fútbol. Salió, quiso volver a entrar, no tenía la entrada y los seguratas le pegaron una paliza de muerte. No es que no quieran vernos sino que viene muy bien para todo el racismo antigitano. Es más, nosotros siempre hemos sido ejemplarizantes, desde La Gitanilla de Cervantes. Decía que los gitanos solo habíamos nacido para robar y que eso solo se quitaba con la muerte.

Ustedes reclaman que esta obra deje de ser una lectura obligatoria en la ESO porque perpetúa la leyenda negra sobre el pueblo gitano.

S.A.- ¡Por supuesto! Mire, yo leí este libro cuando tenía 13 años y me puse muy contenta cuando vi el título. Pensé que al fin había alguien a quien parecerme porque todos buscamos referentes. Y, de repente, me encontré eso. Sentí mucha vergüenza. Era la única gitana de mi clase. Pero a otras mujeres gitanas les han hecho cosas peores. No es ninguna tontería.

Las asociaciones, en general, viven del poder y de las subvenciones y tienen que callarse algunas cosas.

Silvia Agüero

No lo es pero da la impresión de que se nos ha olvidado la situación del pueblo gitano porque, a la hora de denunciar, ese espacio ha sido ocupado por otros colectivos. Hemos olvidado el rechazo histórico hacia los gitanos.

S.A.- A ver, es muy preocupante la situación de los migrantes en el Estado español. Yo soy antirracista y me duele de la misma manera todo. Esto no es una competición.

No lo es pero ustedes han dejado de protagonizar portadas. Ahora las protagonizan ellos, bien sea por aquello que se les achaca bien por aquello que ellos mismos reivindican. Muchos piensan que los gitanos ya no tienen problemas.

S.A.- Duele más enfrentarse al racismo que llevamos dentro en el Estado español. Es un racismo muy nuestro. Los afrodescendientes, por ejemplo, no son aquí tantos como en EEUU. Podemos solidarizarnos con George Floyd pero aquí nos están haciendo lo mismo.

También es verdad que ustedes son españoles. En ese sentido, son rechazados en su propio país.

S.A.- Sí. Pero, mire, hace unos días Macarena Olona (Vox) dijo que el antigitanismo no existe en el siglo XXI. Y eso es banalizar. La Comisión contra el Racismo y la Intolerancia de la UE, en sus recomendaciones a los países miembro, dice que el racismo antigitano es uno de los más banalizados. Nadie cree que estas cosas sucedan.

Sí, es lo que le estoy diciendo, que es como si ya no existiera ese racismo contra el pueblo gitano.

S.A.- Ya pero la realidad es que está ahí. Nadie sabe, por ejemplo, que en este país hubo un intento de exterminio después de echar a los moros y a los judíos.

A pesar de los estereotipos, los gitanos siempre intentamos resolver los conflictos por la vía pacífica.

Silvia Agüero

Es algo que debería explicarse en los libros de texto.

S.A.- Sí, claro. Deberían explicarnos que esto viene desde los Reyes Católicos. Pero no se quiere hacer así. El poder, además, siempre quiere guardarse las espaldas. Y creo que, con el libro, se aclaran muchas cosas. Es un libro de divulgación científica, con investigaciones propias, referenciadas… Todos los gitanos y gitanas saben lo que hemos pasado.

Es un libro dirigido a payos y gitanos, ¿no? Entiendo que quieren que los payos conozcamos su historia pero que, a la vez, intentan ofrecer a los gitanos unos referentes históricos que les sirvan para verse reflejados.

S.A.- Por supuesto. Cuando nosotros abrimos el blog, lo hicimos solo para personas gitanas. Pero tuvo enseguida mucho éxito entre aliados y personas que querían conocer. Y con el libro está pasando lo mismo. La editorial nos ofreció hacerlo vía crowfunding y, en una semana, habíamos logrado casi 10.000 euros, cuando lo que pedíamos eran 8.000.

En el libro ustedes explican que, desde 1499, se han promulgado en España más de 230 leyes contra el pueblo gitano. Por mucho menos, mire la que tienen liada los independentistas catalanes. Si hay un pueblo en España con motivos para rebelarse, son ustedes.

S.A.- Si, pero los gitanos somos un pueblo no violento. Intentamos siempre la vía pacífica. A pesar de todos los estereotipos, siempre hemos intentado resolver los conflictos de una forma no violenta. Es uno de los principios básicos de la cultura gitana.

Yo no creo que se identifique al pueblo gitano con la violencia. Me da la impresión de que se les identifica más con el pillo tipo Lázaro de Tormes.

S.A.- No sé. A veces me gustaría entrevistar a un payo y preguntarle en qué se basa para identificar a un gitano.

A la mujer gitana también se la ve como algo exótico, sumisa pero sexualmente poderosa. Y a los gitanos se les otorga un halo de misterio que es también atrayente.

S.A.- Sí, tenemos varias figuras literarias que reflejan eso. Está la Esmeralda de Víctor Hugo o la Carmen de Mérimée. Mujeres que tienen la semilla del mal, como decía Cervantes cuando Maldonado se enamora de Preciosa. Puede hacer de todo con ella, excepto casarse porque es gitana y lleva la semilla del mal. Con Esmeralda, Víctor Hugo decía lo mismo.

Al sistema le viene muy bien disponer de una reserva de personas a las que cargar cualquier muerto para todo.

Nicolás Jiménez

Frente a la leyenda negra ustedes nos presentan en el libro una guía de referentes gitanos con la cual demuestran que es imposible concebir nuestra cultura sin su presencia. ¿Qué falla hoy para que no haya ese reconocimiento que, a su vez, debería conllevar respeto?

Nicolás Jiménez.- Al sistema le viene muy bien disponer de una reserva de personas a las que cargar cualquier clase de muerto para todo. Lo hemos visto con la pandemia. Se nos ha acusado de transmitir el virus y de varias barbaridades. El Comisionado de las 3.000 Viviendas, que es un organismo público, quería que el Ejército entrara allí a saco porque aquella gente estaba haciendo reuniones religiosas.

¿Cree que les utilizan como chivos expiatorios?

N.J.- ¡Claro! Al sistema le viene muy bien lo mire por donde lo mire. Verá, el consumo de droga está muy extendido. Todo el mundo, de todas las clases sociales, consume. Y esto es una cosa que todos conocemos. Los que consumen, ¿van a los barrios donde se vende? No. La droga se distribuye por otros canales. Sin embargo, ¿dónde se pone el foco? Es una cosa para tranquilizar conciencias. Estigmatizan a un barrio, les cortan la luz, perjudican a niños y a ancianos… Además, son actuaciones ineficaces que no solucionan el supuesto problema de las drogas. Están distrayendo a la población haciendo ver que hacen algo y, mientras tanto, estigmatizan a todos los gitanos con este tipo de cosas.

La realidad es que aquí los méritos no sirven para nada, salvo que hagas oposiciones.

Nicolás Jiménez

¿Estigmatizan por lo que hace una minoría?

N.J.- O no. Se hace simplemente porque al poder le viene bien. Piense, de su grupo de amigos, ¿quiénes consumen? ¿Cómo acceden a este comercio? ¿Van a las chabolas o tienen a sus dealers? Yo no conozco a nadie de mi nivel, licenciados, que consuma y vaya a comprar a las chabolas. E, insisto, consume muchísima gente. En la educación, se nos dice que estudiemos que llegaremos a ser algo. La realidad es que aquí los méritos no sirven para nada, salvo que hagas oposiciones.

Pero esto no es algo que afecte solo a los gitanos.

N.J.- Sí, afecta a todo el mundo. Pero siempre se dice eso de «no seas como los gitanos, estudia». O que los gitanos están así porque quieren.

¿Deberíamos hablar de racismo en pequeñas dosis contra los gitanos?

N.J.- No son microrracismos. Están institucionalizados. Las cosas no ocurren casualmente. Por ejemplo, el fracaso escolar reconocido oficialmente por el Ministerio de Educación está en el 67% del alumnado gitano. O sea, el 67% no completa la ESO. Eso significa la práctica totalidad en la realidad. Llevamos 40 años con este problema, gastando dinero inútilmente en programas que ejecutan ONGs dirigidas por payos y payas. En 2019, celebraron un programa supuestamente exitoso financiado con millones de euros. Y la ministra celebró que había acabado la ESO un 17% de este alumnado. Eso significa que un 83% no lo había hecho. Es decir, muchos más de los que habían reconocido. ¿Eso es un éxito? Insisto, estas cosas no pasan por casualidad ni obedecen a razones culturales puesto que se da en todo el territorio español y en toda Europa. Es una cuestión estructural. Es la misma historia que con la brecha de género en cualquier ámbito. ¿Por qué hay menos médicas que médicos? Porque interesa. Alguien lo ha decidido y ha hecho lo posible para que esto sea real.

Llevamos 40 años con el problema de la educación, gastando dinero inútilmente en programas que ejecutan ONGs dirigidas por payos y payas.

Nicolás Jiménez

Usted me está diciendo que, aunque los gitanos quieran salir adelante, adaptarse, esos poderes no se lo permiten.

N.J.- Es que la batalla por la adaptación es la mayor de las resistencias. La cultura gitana se ha ido adaptando. Las cosas que se prohibían hace 300 años, como la forma de vestir o de hablar, han desaparecido. Otros pueblos no han consentido en dejar de hablar su lengua o sus prácticas religiosas. Son estrategias colectivas que funcionan.

Pero, entonces, lo que le falta al pueblo gitano, al menos en España, es un movimiento político. Si la fase del asociacionismo ya no sirve, tal vez necesiten un partido que les represente. Pero si al gitano que entra en política, como Juan José Cortés, le cae el peso de lo normal para evidenciar sus carencias, no parece que lo tengan muy fácil.

N.J.- Es que el caso de este señor es excepcional. Ahora mismo hay en el Parlamento español dos estupendísimos parlamentarios gitanos: Ismael Cortés, de Podemos, y Beatriz Cardillo, del PSOE. Son dos diputados magníficos y no se les puede reprochar nada. No tienen nada que ver con los dislates de ese otro que me comenta. Pero no nos representan. Representan al PSOE y a Podemos. Hay otra cuestión. España se ha constituido en un Estado social y democrático de derecho y ha repartido el poder en base a los territorios. Somos un estado autonómico. Pero, ¿dónde está la autonomía del pueblo gitano? En otras regiones, las lenguas minoritarias están protegidas. Eso significa que hay unas TV y prebendas. En eso consiste el reparto del poder. Dinero, eficacia, eficiencia, lograr que amplios grupos de la sociedad tiren adelante. En Valencia, por ejemplo, el hecho de que el valenciano sea oficial da lugar a que haya gente que, de otra manera, no estarían como profesores en las escuelas. Al final, todo son movimientos económicos. Y la pregunta es: ¿dónde está lo nuestro? Somos más de un millón de gitanos en España, tres veces más que los riojanos. Pero los riojanos tienen una universidad pública, museos y 3.600 millones de euros de presupuesto. Eche cuentas. Si los gitanos somos un millón, nos corresponden 10.000 millones.

Que el valenciano sea una lengua oficial da lugar a que haya gente que, de otra manera, no estarían como profesores en las escuelas.

Nicolás Jiménez

Ya pero, si ustedes no se mueven, no pueden esperar que lo haga el sistema.

N.J.- Evidentemente. Uno accede a los derechos como consecuencia del activismo de unas personas. No todo el mundo ha peleado por los derechos de los trabajadores pero todos disfrutamos de la jornada de ocho horas.

Sí, pero ustedes no se constituyen como un grupo político, no tienen partidos que les representen.

N.J.- Es verdad, pero llevamos años luchando. Ahora hay tres partidos que no han alcanzado ninguna relevancia. Crear un movimiento es muy difícil. Piense que los partidos que más poder tienen son centenarios. El PP no, es verdad, pero viene de todo lo que dejó Franco.

Si ustedes tuvieran estos partidos, imagino que muchos gitanos les votarían. Pero, insisto, ha de ser el pueblo gitano el que lo mueva. Y lo que le pregunto es dónde está la dificultad.

N.J.- Le pongo un ejemplo que va a entender. En una película de acción usted ve al héroe corriendo por la selva y afrontando todo tipo de obstáculos. El tipo no puede pensar en otra cosa que no sea seguir corriendo. Para parar a ver cómo están las cosas, hay que tener la posibilidad. Y el pueblo gitano está corriendo como ese tipo. El 90% de la población gitana en España está en riesgo de pobreza. Los niveles de exclusión social son tres veces más grandes que en la población general española. ¿Cómo te paras a pensar en esa situación? No puedes pensar en nada. Solo puedes seguir corriendo, es decir, tratar de dar de comer a tus hijos y comer tú mismo. Entiendo la dificultad de comprensión desde fuera de por qué ocurren estas cosas. Mire, en todo el sistema universitario público español, con la relevancia que tiene la cultura gitana dentro de la cultura general española, solo hay seis créditos de una asignatura optativa dedicada a la historia y cultura del pueblo gitano. Yo he estado impartiendo esa asignatura tres años en la Universidad de Alcalá por un sueldo de 625 euros al mes durante cuatro meses al año. Evidentemente, con estos mimbres, uno no se puede dedicar a investigar ni a nada. Se hace por compromiso pero no se puede.

En la Universidad solo hay seis créditos de una asignatura optativa dedicada a la historia y cultura del pueblo gitano.

Nicolás Jiménez

La realidad acaba por imponerse.

N.J.- Sí. Y cuando usted está luchando contra todo eso, no para. Lo que menos se pueda esperar, aparece. Yo le propuse a la responsable de la Universidad de Valencia una cátedra de estudios gitanos y le pareció razonable. Seis meses después, te enteras de que la Generalitat firma un convenio con la Universidad de Alicante para crear esta cátedra pero nombran directora a una señora paya, sin conocimientos, ni experiencia profesional ni académica sobre cultura gitana.

Mucho sentido no tiene.

N.J.- Sí que lo tiene. Es una señora que le subirán el sueldo y la Universidad tendrá algo que no tenía. Es verdad que no es mucho dinero porque son 35.000 euros anuales, pero se lo reparten con sus amigos. Usted va sumando todo y le sale este mosaico de situaciones que tenemos. Somos el 2% de la población y deberíamos tener el 2% de todo.

Impera siempre, además, la visión de un payo sobre ustedes, por muy buenas intenciones que tenga ese payo.

N.J.- Es que, además, todo esto de las buenas intenciones sabemos que es mentira. Son luchas de poder. ¿Qué buena intención puede tener un hombre que se aúpa como director del Instituto de la Mujer? No puede tener ninguna buena intención. Es algo que no vale. Los pocos puestos que hay de poder relacionados con la cuestión gitana están ocupados por payos y payas. Entonces, no puedes suponerles ninguna buena voluntad. Yo puedo conocer a todas esas personas y reconocerles sus méritos pero, desde luego, no puedo pensar que esto sea una cuestión de buena voluntad. Obedece a intereses superiores del sistema. Si pones a un hombre al frente del Instituto de la Mujer es para frenar al movimiento feminista. Y esto es exactamente lo mismo. Mientras todo esté descompensado, lo único que podemos decir es que somos el 2% y todo lo que sea menos de eso, en cualquier ámbito, es una injusticia.

Si pones a un hombre al frente del Instituto para la Mujer, es para frenar al movimiento feminista.

Nicolás Jiménez

Pero su reivindicación no es conocida.

N.J.- Yo lo he gritado durante 30 años todo lo que he podido. Otra cosa es que usted no lo haya oído. La realidad es que cada uno ocupa una posición determinada en función de unas interseccionalidades. Yo he estudiado y tengo una titulación. Eso me da un privilegio con respecto a quien no lo ha hecho. Puedo aprovechar mi privilegio para incrementar la injusticia o para combatirla. Puedo intentar aprovecharme de que soy hombre o hacer lo contrario. A lo que voy es a que hemos de ser conscientes de que hay cosas determinadas por la raza, igual que otras están determinadas por el género.

En el libro ustedes exponen también la situación de la mujer gitana en la España del siglo XXI. Son datos un poco sorprendentes porque, por ejemplo, recogen que el machismo en el pueblo gitano no es para nada como creíamos.

N.J.- Claro. Al poder antes le interesaba decir que las mujeres gitanas eran más libres y, por tanto, se las sexualizaba. Ahora interesa decir que son más conservadoras y sumisas. Para darle lógica a esto se añade que, si son más sumisas, es porque nosotros somos más machistas. Lo mismo sucede con el mundo árabe. Se nos dice que la que lleva burka es porque se lo ha impuesto el hombre. Pero la realidad es que el burka oprime tanto como la minifalda y el bikini. Son imposiciones del sistema de dominio. El tema es que, por desgracia, el patriarcado, el machismo, está por todas partes y es el mismo.

Al poder antes le interesaba decir que las mujeres gitanas eran más libres y, por tanto, se las sexualizaba. Ahora interesa decir lo contrario.

Nicolás Jiménez

Pero la gitana, dentro de casa, no es sumisa.

N.J.- A ver, hay cosas que yo entiendo que se dicen por comodidad. Usted me habla de la mujer gitana pero ¿de qué gitana estamos hablando? Esto no existe. Pretender una gitana o un gitano es un error. Hay una diversidad enorme porque las personas somos hijas de nuestra madre y nuestro padre. No tiene nada que ver una señora que vive en una ciudad con la que vive en el ámbito rural. Y, dentro de la ciudad, no es lo mismo el Pozo del Tío Raimundo que la calle Serrano. La mente busca atajos y ve un árbol con sus partes. Pero una palmera no se parece en nada a un pino. Está bien como atajo para reconocer que los árboles existen y tienen necesidades pero, si te quedas ahí, nunca sabrás lo que es un dátil o una manzana. Y con las personas pasa exactamente igual. De lo que se trata es de que veamos los ejes de opresión que hacen que cada persona sufra lo que sufre y a quién beneficia eso.

¿Ustedes quieren ser como los payos?

N.J.- ¡No! ¿Quién ha dicho eso? ¿Como qué payos? Puestos a pensar en belleza, yo soy muy guapo y no me cambiaría por nadie. Ahora, por cuestiones de dinero, me cambiaba por cualquier milmillonario ahora mismo (risas).

En el libro ustedes se reivindican como españoles de pleno derecho en un momento en el que reivindicarse como español está muy mal visto.

N.J.- Eso es un manejo por el que no nos podemos dejar llevar. Es un manejo de la derecha, que quiere apropiarse de lo que no es suyo. La Constitución no es de ellos, es de todos y de todas. Y este territorio, esta cultura, este idioma, es de todos y de todas. Dejarse comer el terreno es darles juego.

A nadie en Cataluña le gustaría tener un ‘president molt honorable’ venido de Cuenca y que no hablara catalán

Nicolás Jiménez

Cataluña tiene el Plan Nacional de Desarrollo del Pueblo Gitano…

Que lo dirige otro payo.

Vaya.

Peor aún. El Gobierno catalán debería ser más consciente, porque lo ha sufrido y lo sufre en sus propias carnes, de lo de ser un pueblo sometido, subyugado, colonizado, etc. A nadie en Cataluña le gustaría tener un president molt honorable venido de Cuenca y que no hablara catalán. Es un plan dirigido por un payo. Morenico, pero payo. Mire, estamos hablando de reparto del poder. Las justificaciones son falsas. Los puestos se acompañan de un jornal que es el que hace posible que tu familia tenga o no oportunidades o que puedas pagar o no tu hipoteca. Si ese cargo lo ocupa un payo, ya no llenas tú tu nevera.

Entonces, ¿cuál es la solución?

Seguir luchando. Es el camino que estamos recorriendo desde diversos lugares, diversas gentes y con diversas opresiones. La lucha feminista explica al mundo que busca la igualdad. Nosotros hacemos lo mismo. Insisto, mientras los gitanos no tengan un 2% en todos los ámbitos se estará cometiendo una injusticia. Podemos discutir un 1,5%. Pero es que estamos a cero. No hay ningún museo gitano, ninguna TV gitana, ningún parlamento gitano… Tenemos 18 gobiernos con cada uno, como mínimo, 10 consejeros cobrando 80.000 euros anuales de sus impuestos y de los míos. Si usted hace que en las escuelas de Cataluña se aprenda catalán, habrá maestros de catalán cobrando 2.000 euros al mes. ¿Por qué no puedo hacer yo lo mismo con el romanó?

 

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