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Paranoia, sufrimiento y sensación de vulnerabilidad, principales cambios en la sociedad por el COVID-19

Un grupo de expertos alerta sobre la necesidad de actuar frente a la "factura psiquiátrica" que supondrá el virus

La pandemia del COVID-19 no solo tiene consecuencias sanitarias y económicas. También ha trastocado nuestro comportamiento y la forma de relacionarnos con los demás. Con el objetivo de conocer a fondo qué ha supuesto en este sentido el virus, un grupo de expertos ha analizado cómo ha afectado a los ciudadanos tanto la enfermedad en sí como las medidas adoptadas para combatirla. Bajo el título Análisis prospectivo de los cambios en las relaciones interpersonales en el contexto de la pandemia COVID-19, Josep Moya (psiquiatra), Teresa Anguera (doctora en Psicología y catedrática), Manuel de Armas (doctor en Psicología y profesor), Marcos Antonio Catalán (bibliotecario) y Ester Fornells (pedagoga), ofrecen un acercamiento a cómo la enfermedad y todo lo que la rodea ha cambiado nuestra sociedad en tan solo unos meses.

Una mujer pasea junto a una terraza cerrada en Barcelona. Foto: Europa Press.
La hostelería es uno de los sectores más afectados por la crisis de la pandemia del COVID-19 (Europa Press).

En sus conclusiones, estos expertos tienen claro que las consecuencias de la pandemia en las formas de relacionarnos se mantendrán ya durante años. Todo es, en sentido, «diferente». Y «las diferencias van a afectar a todas las áreas de la vida: salud, economía, educación, trabajo, cultura y relaciones sociales», aseguran. Las relaciones interpersonales, añaden, van a estar condicionadas por la situación. En este sentido, aseguran que en una primera etapa se producirá «un cierto paranoidismo social, basado en la sospecha sistemática». Paralelamente, se detecta ya «una sensación de vulnerabilidad«, basada en la falta de un tratamiento realmente eficaz y en el hecho de que la vacuna no llegará inicialmente a toda la población. En principio, se prevé que en mayo estén ya vacunados unos 10 millones de españoles. Algo que supone «una prevención parcial».

A la paranoia y la sensación de vulnerabilidad se suma «una crisis económica de consecuencias devastadoras«. Crisis que, a su vez, tendrá como resultado «un marco social de pobreza que afectará de manera desigual a los ciudadanos españoles».

Administraciones que confunden

Este grupo de expertos, por otro lado, constata en su estudio cómo las contradicciones entre administraciones a la hora de aprobar medidas contra la pandemia han afectado y afectan a la salud emocional de los ciudadanos. «Han mostrado», denuncian en referencia a los diferentes gobiernos, «contradicciones y puntos de escasa de coherencia. De ahí que muchas personas se hayan sentido injustamente tratadas y que se haya generado un sentimiento de confusión y desorientación«. Por ello exigen a las administraciones implicadas «decisiones políticas que tengan en cuenta todas las variables» y «argumentos sólidos», a pesar de que el virus no está aún perfectamente estudiado.

Para los autores del estudio es importante también tener en cuenta cómo la pandemia «ha puesto sobre la mesa el terrible problema del cambio climático y su influencia en la salud». En este sentido, recuerdan que el calentamiento global ha hecho que vectores como los mosquitos se trasladen a otras zonas y, con ello, hayan desplazado diversas enfermedades, como es el caso del dengue. «Si a ello se suman las variables de enormes densidades de población», añaden, «y la gran movilidad de los seres humanos, se tienen ya los componentes de la llamada tormenta perfecta«.

Luces y sombras del teletrabajo

El estudio subraya también cómo la introducción acelerada del teletrabajo cambiará nuestra forma de entender las relaciones. En este punto, los autores consideran como factores positivos el ahorro para las empresas o la posibilidad de que el trabajador se organice personalmente su tiempo. Pero, a la vez, recuerdan que las personas tenemos «tendencia a la esclavitud» y a la «servidumbre» y alertan: «Existe el riesgo de pérdida de privacidad y de confusión entre el espacio familiar y el espacio laboral. Además, se incrementarán el sentimiento de aislamiento social y la falsa ilusión de que cada sujeto es dueño de su propio destino».

El virus ha acelerado la implantación del teletrabajo (Europa Press).

La educación online ha venido de la mano de la pandemia y no sin consecuencias negativas para la sociedad. En este punto, los expertos aseguran que «la figura clásica del docente se verá modificada». Y advierten de que estos maestros y profesores no solo enseñan materias, sino que, además, transmiten «el deseo de saber«. Por ello consideran que es «imprescindible» lograr «un equilibrio entre la enseñanza presencial y la enseñanza online«. Y es que, aseguran, la figura del docente seguirá siendo «imprescindible» como «mentor del alumno, acompañándolo en el largo periplo de su formación, guiándolo, estimulándolo y potenciando su talento tanto a nivel profesional como personal».

Nuestro peor enemigo

El estudio alerta, finalmente, sobre la necesidad de actuar frente a las desigualdades que provocará o agudizará la pandemia. Pero también sobre el sufrimiento que esta ha creado y creará en las personas. Ansiedad por el contagio, angustia por lo que pueda suceder o tristeza por la pérdida de un ser querido son algunas de las consecuencias de la situación que estamos viviendo. También lo son el miedo a la crisis económica y la tensión que sufren los trabajadores de sectores esenciales, como los sanitarios o los transportistas. La población en general, además, ha vivido una situación anómala como es un confinamiento estricto que, en muchos casos, ha agravado problemas previos como las situaciones de maltrato. Todo esto son circunstancias que, para estos expertos, «pasarán una enorme factura en términos de problemas psiquiátricos«. «Será preciso», advierten, «implementar medidas que vayan más allá de la simple prescripción de fármacos ansiolíticos y antidepresivos».

«La pandemia y el confinamiento», concluyen, «nos ha confrontado a todos con un real, el de nuestras limitaciones, fragilidades y vulnerabilidades». Pero, a la vez, ha mostrado las «grandezas» de la sociedad, sobre todo en el caso del personal sanitario. En su opinión, la sociedad debe extraer como enseñanza de este tiempo «que los habitantes de este planeta debemos aprender y asumir que vivimos en un entorno que tiene sus límites y que nuestro principal enemigo no son los virus, sino nosotros mismos«.

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