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El separatismo se aferra al «o nosotros o el caos» ante la posibilidad de perder la mayoría

Menos de un día después de firmar un acuerdo contra los socialistas, Borràs insinúa que desconfía de Aragonés

La mítica viñeta de Ramón en 'Hermano Lobo'.

Tres meses antes del fallecimiento de Francisco Franco, la mítica Hermano Lobo publicaba una portada ya histórica en la que el dibujante Ramón recogía la realidad del momento en una sola frase: «O nosotros o el caos«. El escenario actual no tiene mucho que ver. Sin embargo, el separatismo catalán ha puesto en marcha en estas últimas horas de la campaña electoral una estrategia que bien podría tener como lema la frase de Ramón.

El cordón sanitario establecido en forma de documento firmado contra el PSC y Salvador Illa por parte de JxCat, ERC, Guanyem-CUP y los posiblemente irrelevantes PdCAT y Primàries demuestra la voluntad de los independentistas de no permitir que el constitucionalismo les arrebate el poder que ostentan en Cataluña desde la llegada de la democracia. Pero también el miedo a que el efecto Illa se convierta en una realidad que les desplace de la Generalitat y de la amplísima red clientelar que han creado y financiado con el dinero público de los catalanes durante décadas.

El candidato del PSC a la Generalitat, Salvador Illa, en una imagen de archivo (Europa Press).

Pactos con unos y con otros

Llama la atención este gesto considerando que tanto JxCat como ERC mantienen importantes pactos con el PSC a lo largo y ancho de Cataluña. Baste como ejemplo la Diputación de Barcelona, donde socialistas y posconvergentes gobiernan codo con codo sin problemas bajo la batuta de la socialista Núria Marín. O el Ayuntamiento de Montgat, en el que, junto a otros partidos, un acuerdo de JxCat y el PSC sacó de la Alcaldía en 2019 a la republicana Rosa Funtané.

ERC, por su parte, apoya al Gobierno de Ada Colau en Barcelona, integrado por En Comú-Podem y el PSC. Además, se ha convertido en socio preferente del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos a nivel estatal. Han sido precisamente estos acuerdos los que han dado alas a la tesis de que un tripartito es más que posible al frente de la Generalitat.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián.

Una tesis perfectamente comprensible si se tiene en cuenta que ERC facilitó con su abstención, a principios de 2020, la investidura de Pedro Sánchez. A cambio, logró la puesta en marcha de la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno central. JxCat no aceptaba en esos momentos la postura de los republicanos, basada en la teoría de Oriol Junqueras de que es necesario «ampliar la base» del separatismo para poder llegar a la independencia. Y la cosa se agravó cuando ERC aceptó sin rechistar la sentencia del TSJC que inhabilitaba a Quim Torra como diputado. Fue entonces cuando desde JxCat se dio por roto el acuerdo de gobierno y el aún presidente anunció que convocaría las elecciones tras la aprobación de los Presupuestos autonómicos.

JxCat y ERC, ni contigo ni sin ti

La irrupción de la pandemia del COVID-19 dio al traste con todo. Sin embargo, la ruptura no solo era un hecho sino que afectó gravemente a la gestión de la situación crítica provocada por el virus. Los republicanos tuvieron que afrontar en solitario la crisis en las áreas más sensibles, sanidad, educación y asuntos sociales, mientras Torra y el resto de consellers de JxCat se limitaban a teatralizar su supuesta preocupación por el drama. La mala relación entre unos y otros ha tenido un elevado coste para los catalanes. Sirva como ejemplo el hecho de que Torra tuviera su propio grupo de científicos asesores, liderados por Oriol Mitjà, mientras la consellera Alba Vergés se dejaba aconsejar por otros. O cómo el entonces presidente leía públicamemente la cartilla al titular de Asuntos Sociales, Chakir el Homrani, pero no actuaba para evitar la sangría en las residencias de ancianos catalanas.

El candidato de ERC, Pere Aragonés, durante un mitin (Europa Press).

Ahora, menos de un día después de haber firmado un cordón sanitario contra Illa y el PSC (un remembering del Pacte del Tinell contra el PP) vuelven a saltar las suspicacias. Una vez más, desde JxCat, la candidata Borràs ha dejado entrever su poca confianza en que el número 1 de los republicanos, Pere Aragonés, vaya a cumplir lo acordado, es decir, no pactar con los socialistas tras el 14-F. Y Aragonés no ha dudado en comprometerse públicamente a ello. Algunos separatistas barajan la posibilidad de que las elecciones tengan que volver a celebrarse ante un Parlament tan atomizado y unas posturas tan cerradas que sea imposible formar gobierno. El baño de realidad ha llegado de la mano del líder de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno central, Pablo Iglesias: «En campaña se producen muchos acuerdos y, después de las elecciones, a veces quedan en papel mojado«.

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