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La maniobra de la patronal contra el próximo gobierno independentista

Acto celebrado esta semana en Barcelona por 300 entidades del mundo empresarial. FOMENT DEL TREBALL.

El ciudadano ideal, para una cierta izquierda, es el que sólo protesta cuando se lo dicen. No ha de tener opiniones propias, ni sentimientos propios, ni proyectos de futuro propios. Si estos días ve cómo sus calles se vuelven intransitables, cómo arden sus tiendas y cómo ocupan sus casas ha de aceptarlo como una fatalidad del destino o, mejor, entenderlo como una necesidad histórica. Para una cierta izquierda, cuyas distintas facciones están negociando ahora formar gobierno en la Generalitat, cualquier opinión contraria o mínimamente discrepante merece ser silenciada al momento.

Los empresarios catalanes han empezado a hacerse oír reclaman a la Generalitat poner fin a la violencia callejera. El manifiesto Basta ya, centrémonos en la recuperación, al que se han adherido «más de 300 entidades del mundo económico, cultural y social de Cataluña», exige la erradicación de «los actos vandálicos realizados por los grupos radicales organizados» y «el máximo apoyo a los cuerpos de seguridad, y, en particular, al cuerpo de Mossos d’Esquadra», que, si fue cuestionado por el gobierno saliente, más lo será por el entrante. No hace falta ser empresario para coincidir con ese manifiesto. Foment y Pimec deberían recabar adhesiones no sólo a las empresas sino también a título individual.

«El ciudadano ideal, para una cierta izquierda, es el que sólo protesta cuando se lo dicen. […] Si estos días ve cómo sus calles se vuelven intransitables, cómo arden sus tiendas y cómo ocupan sus casas ha de aceptarlo como una fatalidad del destino o, mejor, entenderlo como una necesidad histórica»

Inmediatamente, ha aparecido una réplica destinada a impedir el debate y a contrarrestar el efecto que la toma de posición de la patronal pudiera tener en la opinión pública. Una réplica que recurre al procedimiento habitual: intentar desautorizar al discrepante y castigar al mensajero. Se han encargado de hacerlo la pareja Albano Dante Fachin y Marta Sibina, desde su web, con un video titulado Destapem el muntatge contra l’acord ERC-CUP-JxC. En él denuncian la «maniobra que están llevando a cabo un grupo de empresarios, políticos y medios de comunicación para impedir la formación de un gobierno independentista en Cataluña».

Aprovechar la situación

Hay «una maniobra», por supuesto. Nos lo cuentan como algo turbio, indecente y antidemocrático. La que ha sucedido es que «el españolismo volvió a perder» en las pasadas elecciones y «ha puesto en marcha una operación que utiliza los disturbios para sus propios fines». Si entendemos por «españolismo» los partidos no independentistas, está claro que no ganaron. Pero en ningún momento el manifiesto de los empresarios cuestiona los resultados del 14 de febrero; incluso introduce sus demandas diciendo: «una vez renovada la legitimación de nuestros representantes políticos…». Ni siquiera menciona la elevada abstención, que debería servir de incentivo a los nuevos diputados para no escorarse demasiado hacia ningún extremo.

La mayor parte del video está dedicada a revelar que en Fomento hay «empresas fuertemente ligadas a la monarquía y a la oligarquía españolista», algo que al parecer debería quitarnos todo interés en lo digan. Se suceden nombres de entidades, como el Foro Puente Aéreo o el Círculo de Economía, de empresas y de empresarios, especialmente los relacionados con medios de comunicación, con atención especial para La Sexta y La Vanguardia. El objetivo, en el caso de los medios, está claro: cubrir con un velo de sospecha todas sus afirrmaciones. No esperemos ninguna información objetiva de ellos, puesto que forman parte de «una maniobra».

Insisten en que «es imprescindible denunciar a los que aprovechan la situación para intentar imponer lo que no pueden conseguir en las urnas». Todo el discurso está sembrado de términos insidiosos, como la «criminalización de la CUP» —como si hiciera falta, basta ver sus nada disimuladas incitaciones a la violencia—, la «guerra económica encubierta» que nos habrían declarado estos oligarcas, o los «sectores ultras de un cuerpo armado como los Mossos que no reconocen el gobierno de Cataluña». Si no hubiera tantas grabaciones circulando, podríamos llegar a pensar que los disturbios los han protagonizado unos polizontes a sueldo de empresarios sin escrúpulos.

¿Quién denuncia la violencia?

Las entidades de la patronal sin duda también discreparían de las políticas de gobierno que se avecinan. Los disturbios sólo les han dado poderosos argumentos para reforzar su oposición. Y esos argumentos pueden ser compartidos por buena parte de los ciudadanos.

Venimos de un gobierno desprestigiado —formado por JxCat y ERC, con el apoyo externo de la CUP— y vamos a otro —formado por ERC y JxCat, con el apoyo más peligrosamente cercano de la CUP— que aún tendrá menos prestigio y menos aciertos. Son los mismos partidos, con los mismos líderes, no ha cambiado nadie, y se sienten reafirmados en sus ideas. Divulgar que hay una conspiración de grandes fortunas y de periodistas comprados para impedirlo no es más que un intento de infundirle una imagen heroica que no conseguiría por sí mismo.

«Venimos de un gobierno desprestigiado —formado por JxCat y ERC, con el apoyo externo de la CUP— y vamos a otro —formado por ERC y JxCat, con el apoyo más peligrosamente cercano de la CUP— que aún tendrá menos prestigio y menos aciertos»

Los autores del video han desaprovechado una ocasión más para denunciar la violencia, en lugar de decir que «condenar la violencia es una vieja trampa», y para aportar algún argumento contra las afirmaciones contenidas en el mencionado manifiesto, como que «ninguna causa justifica actitudes violentas» o que hace falta «un gobierno estable, cohesionado y activo que tenga como objetivo principal la recuperación económica de la crisis provocada por la pandemia». Que nos digan claramente por qué causas, cuándo y cómo y administrada por quién, está justificada la violencia. Que nos digan en qué nos va a beneficiar tener otro gobierno inestable, falto de cohesión y sobrado de incompetentes.

Silenciar periodistas

Para incrementar la apuesta, Albano Dante Fachin dedica un artículo a señalar a la directora adjunta de la Vanguardia, Lola García, culpable de formar parte de esa «trama para impedir un acuerdo entre los partidos independentistas».

Es como si discrepar de las bondades que nos depararía otro gobierno independentista y aportar argumentos en contra le convirtiera a uno en un mal periodista y en un esbirro del gran capital.

Fachin lanza una densa filípica contra el periódico, que practica «la ocultación constante de información relevante que compromete a los poderosos, el blanqueamiento (…) de empresarios y empresas implicadas en gravísimos escándalos y la aceptación acrítica de las versiones de las fuerzas de seguridad en casos que, finalmente, acabaron en nada, pero que destruyen la vida de muchas personas».

Y contra la periodista: «Lola García hace demasiados años que trabaja para el poder (…) Lola García y sus compinches del IBEX y la banca están preparando el camino hacia una sociedad donde ella y los suyos no puedan ser criticados (…) El diario en el que trabaja Lola García tiene lazos muy estrechos con la banca, con la oligarquía del IBEX y con la putrefacta corona española.»

Ya lo dijo Pablo Iglesias en 2014: «Lo que ataca la libertad de expresión es que la mayor parte de los medios sean privados; incluso que existan medios privados ataca la libertad de expresión.» El programa, poco a poco, se va cumpliendo. Fachin y compañía están preparando el camino hacia una sociedad donde nadie pueda ser criticado porque nadie podrá rechistar.

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3 COMENTARIOS

  1. El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse.

  2. Bosch anuncia el cierre de otra fábrica en Catalunya y ultima 336 nuevos despidos .La multinacional ya oficializó en septiembre del 2020 la clausura de su fábrica en Castellet y entre las dos plantas deja en vilo 1.500 empleos, entre los de la empresa principal y los proveedores.

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