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Cofradia Cristo de la Buena Muerte Cornellá de Llobregat, «Contando los días para la próxima madrugá»

Cristo de la Buena Muerte y Esperanza Macarena

Tampoco pudo ser este año. No hizo falta mirar al cielo pendientes de si la lluvia dejaría salir los pasos. No hizo falta. Ya se sabía que, de nuevo, llegaba una Semana Santa marcada por la ausencia de procesiones y mantillas, marcada por calles vacías añorando el gozo y la liturgia de hace tres primaveras.

Tampoco pudo ser este año. No hizo falta mirar al cielo pendientes de si la lluvia dejaría salir los pasos. No hizo falta

Pero…  habrán escuchado aquello de que “la procesión va por dentro”. Nunca mejor dicho.

«Este año, la prioridad es otra»

Fuente: Cofradía Cristo de la Buena Muerte y Esperanza Macarena de Cornellá

Con mezcla de resignación y orgullo, Santiago Obrero, hermano mayor de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y Esperanza Macarena de Cornellá muestra a El Liberal las tres imágenes que la hermandad mima, exhibe y venera en la parroquia de Sant Miquel de Cornellá de Llobregat.

Hermano Mayor de la cofradía del Cristo de la Buena Muerte y Esperanza Macarena de Cornellá de LLobregat, Santiago Obrero

“Este año la prioridad es otra”, reconoce. De hecho, así lo ha mostrado el “admirado y significativo” cartel que ha creado Montse Sanz para la cofradía esta semana santa 2021.  

Ciertamente, la prioridad es otra. Pero, no nos engañemos. ¿Que no hay Semana Santa? Si los pasos no salen a la calle, la calle se arrodilla ante los pasos. Solo hace falta fe, distancia de seguridad, mascarilla y un poquito de gel hidroalcohólico.

Si los pasos no salen a la calle, la calle se arrodilla ante los pasos. Solo hace falta fe, distancia de seguridad, mascarilla y un poquito de gel hidroalcohólico

Lluvia, silencio y lágrimas en Semana Santa

Recuerdo haber visto perpleja el disgusto de los costaleros cuando la lluvia se apoderaba de su día grande. Recuerdo no entender sus lágrimas ni su devoción, hasta que hace dos veranos viví una procesión en Olivares (Sevilla). Allí, un paso rodeado del silencio más sepulcral me invadió tanto que no pude controlar el llanto.

Ese mismo silencio es el que hoy acompañaba al Cristo de la Buena Muerte, a la Esperanza Macarena, y al Señor de la Sentencia en la parroquia de Sant Miquel de Cornellá. Esa misma devoción ‘contagiosa’ es la que he sentido, de nuevo, sin filtros ni plasmas de por medio.

Cristo de la Buena Muerte

El Cristo de la Buena Muerte preside el recorrido. La talla fue fabricada en Sevilla por Juan Manuel Montaño en el año 2015 y bendecida el 14 de febrero del 2016 en Cornellá por Mossen Gregorio Manso Santos.

Protagonista de ‘la madrugá’ 2016

Ese mismo año, recuerda con angustia el hermano mayor, la imagen se convirtió en la amarga protagonista de la ‘madrugá’ de Cornellá. Iba acompañada de su cofradía y de la agrupación musical Sagrada Familia cuando, de repente, cayó hacia atrás.

“No te puedo describir ese momento”, lamenta Obrero, “pobrecito mío”. Sin embargo, todo quedó en un susto que no tuvo mayor repercusión.

“No te puedo describir ese momento. Pobrecito mío”.

Santiago Obrero

La imagen viajó a Sevilla donde fue restaurada. Ahora aguarda en su parroquia a una nueva Semana Santa en la que, ojalá, pueda salir al encuentro de su madre. Lo hará acompañada de los vecinos de la ciudad y arropada por los 4500 claveles rojos o morados que sus cofrades le colocan con fervor durante horas.

El Cristo de la Buena Muerte y María Santísima Esperanza Macarena de Cornellà, en su encuentro en la plaza de Cataluña de la ciudad

Esperanza Macarena

En la planta superior nos recibe entre lágrimas una imponente y bella Esperanza Macarena. Llama la atención el brillo de su piel y su impecable vestidura. Sin embargo, hay algo que despierta la curiosidad. La imagen lleva cinco piedras verdes con forma de azucena engarzadas en el pecho.

La imagen lleva cinco piedras verdes con forma de azucena engarzadas en el pecho

“¿No conoces la historia de las mariquillas?”, pregunta el anfitrión. «Simbolizan las 5 lágrimas de la Virgen que, al caer en el pecho, se vuelven flores». Se las regaló en 1913 José Gómez Ortega, una de las figuras de la edad de oro del toreo y macareno declarado conocido popularmente como “El Gallo o Gallito”.

Cuenta Obrero que la imagen de su virgen es la réplica más parecida que existe en el mundo a la Esperanza Macarena de Sevilla. Encargaron su fabricación en 2014 a José Ventura, un escultor sevillano.

“Es la réplica más parecida que existe en el mundo a la Esperanza Macarena de Sevilla”

“Su creador vivía a pocos metros de la basílica de la Macarena, que alberga a la Virgen. Allí se sentaba a contemplarla fijamente”. De hecho, concluye, la única diferencia es el tono de la piel. “La nuestra es un poco más morenita”, bromea.

“Y tú ¿De quién eres?”

Santiago ¿tú de quién eres?, pregunto al hermano mayor durante la visita. Tengo la sensación de que la Virgen despierta en él una devoción singular. “Tienes razón”, me contesta. “Aquí, cada uno tenemos nuestra debilidad, y la mía es ella, la Macarena. Además, siento que con ella va mi gran amigo Manuel Rodríguez, a quién la hermandad nombró en 2015 hermano mayor honorífico a título póstumo”.

“Aquí, cada uno tenemos nuestra debilidad, y la mía es ella, la Macarena. Además, siento que con ella va mi gran amigo Manuel Rodríguez, a quién la hermandad nombró en 2015 hermano mayor honorífico a título póstumo”

Cristo de la Sentencia: una despedida de lujo

El Cristo de la Sentencia es la última talla a lo largo de un recorrido que acaba en una capilla en el piso de abajo. Ya avisaba Obrero de la peculiaridad de una imagen que tiene algo que atrapa. Este paso, a diferencia de los otros dos, sale el Domingo de Ramos.

“Se trata de una donación anónima y por la técnica utilizada en su creación, creemos que tiene unos 100 años de antigüedad”.

Hay un cierto halo de misterio en ella, confiesa el hermano mayor. “Ese Cristo es de verdad, me dijo un chico cordobés, invidente de nacimiento cuando le conté mi intención de mandar la imagen a Sevilla para que fuese restaurada”.

“No la mandes a ningún sitio. Nadie como un invidente de nacimiento sabe lo que se siente al tocar a alguien. Al palpar otras tallas es mármol lo que acarician mis manos. Con esta es diferente. Este Cristo es de verdad Santi”

Vestida de morado y con las manos atadas, se encuentra en un altar donde, tanto la moqueta como las flores que la visten son de color rojo.

Llama la atención su estructura corporal. Es más bajita que el resto y sus hombros algo más anchos, lo que le da un cierto aire de descompensación. “Es de tamaño académico”, confirma Santiago. Además, su rostro presenta facciones más prominentes, lo cual intensifica su expresión de sufrimiento.

Abandonamos la Parroquia en paz. Atrás quedaron madre e hijo, cada uno en su lugar, uno frente al otro y a la espera de la ‘proxima madrugá’ en la que, si es posible, volverán a encontrarse rodeados del fervor y la festividad que la Semana Santa bien merece.

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