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Uso y abuso de la historia

Milicias antifascistas catalanas en 1936.

¿Se puede ser independentista y no manipular la historia más allá de lo humanamente aceptable? Ya se sabe que la objetividad absoluta no existe y que los instrumentos de observación ideológica condicionan cualquier objeto de estudio, pero una mínima decencia intelectual obliga a descartar las manipulaciones groseras al servicio de la demagogia. 

Así presenta Sebastià Alzamora en el Ara el conflicto de 1936 —La necessària República—: «España hizo una Guerra Civil porque una cierta cantidad de familias poderosas temían que la República les descabalgase de la hegemonía económica y de los privilegios casi feudales que esta situación les confería: ricos muy ricos que querían seguir mandando sobre pobres muy pobres, y, sobre todo, muy analfabetos y muy desinformados.»   

Todo fue bastante más complicado, y para empezar habría que enmarcar esa guerra en el conjunto de revoluciones y contrarrevoluciones que afectó a toda Europa en el período que va de la primera a la segunda guerra mundial; pero de lo que se trata aquí, siguiendo las directrices de la mal llamada memoria democrática, es de presentar el régimen republicano como un dechado de virtudes democráticas al que puso fin una conspiración de oligarcas, clérigos  y militares, todos unos perversos genocidas. 

Presentar al régimen republicano como un dechado de virtudes democráticas al que puso fin una conspiración de oligarcas, clérigos y militares, todos unos perversos genocidas

La frase siguiente de Alzamora ya descubre el propósito que le guía: «Eran (son) doce, quince, veinte familias, según hasta dónde queramos contar, pero no muchas más: las encontramos referenciadas en publicaciones del corazón como el ¡Hola! o el Ibex 35.» ¡Como si nadie más hubiese hecho fortuna desde los años 30! La exigua cosecha histórica no sirve más que para acumular elementos con los que construir una imagen del enemigo actual. 

El resto del artículo es previsible: la corrupción como el hilo que cose «el régimen franquista con el del 78»; Franco, «asesino y ladrón»; Juan Carlos, «tan ávido de acumular dinero» como Franco; Felipe, «educado para continuar exactamente las mismas estructuras de poder». 

La costumbre de arrimar el ascua izquierdista española a la sardina catalana independentista tiene más de 100 años y nunca ha dado buen resultado

La moraleja es aún más previsible: «La República, interrumpida a sangre y fuego en 1936, sigue siendo la única vía practicable que tienen tanto España como Cataluña (…) de comenzar de verdad una nueva etapa»; por supuesto, «separadas mejor que juntas, pero en todo caso esto se debe decidir en un referéndum…» 

La costumbre de arrimar el ascua izquierdista española a la sardina catalana independentista tiene más de cien años y nunca ha dado buen resultado. La confusión entre república catalana (independiente) y república española (presuntamente federal) está presente en la proclamación de Macià en 1931 del «Estado Catalán, que con toda la cordialidad procuraremos integrar en la Federación de Repúblicas Ibéricas», y en el golpe de Companys en 1934 proclamando «el Estado Catalán de la República Federal Española» mientras el PSOE armaba un soviet en Asturias. 

Una vez más, uno ya no sabe si está ante independentistas que dejaron de serlo y buscan un nuevo encaje —porque cuando alguien apuesta por la secesion le importa poco cuál es el régimen vigente en el Estado con el que rompe—, o ante argucias para acabar convirtiendo un referéndum para modificar algún apartado constitucional en un referéndum de autodeterminación. 

O caixa o faixa

Agustí Colomines en El Nacional —El general Prim y la bilateral— refleja la difícil integración de este militar y político en el relato catalanista y comparte la perplejidad que genera: «Prim es una síntesis completa de la catalanidad escindida. Seny i rauxa. Se puede recurrir a su figura para defender lo uno y lo contrario.» 

Más que el lamentable tópico de «seny i rauxa», a Prim le conviene esta expresión que se le atribuye: «O caixa o faixa». Es decir o caja, de muerto, o faja, de general. Su catalanidad es indiscutible; pero como gobernador de Barcelona le tocó bombardear la ciudad, en 1843, para reprimir una revuelta, la Jamancia. «El general bombardero pervive, sin embargo, dando nombre a calles y plazas y presidiendo el recorrido de entrada al Parlament de Catalunya», lamenta Colomines. No obstante, y curiosamente, la Jamancia fue una revuelta de signo centralista. 

Juzgar a los hombres del pasado con los prejuicios de hoy solo sirve para derribar monumentos y zarandar el nomenclátor, no para percibir con claridad los problemas actuales

«Pero Prim también sirve para exaltar el discurso catalanista del agravio.» Y cita un discurso que Prim pronunció en el Congreso de los Diputados en 1851: «La condición de los catalanes es la del tigre que despedaza al que le maltrata (…) Si siendo españoles los queréis esclavos, si queréis continuar la política de Felipe V, de ominosa memoria, sea en buen hora, y sea por completo; amarradles a la mesa el cuchillo como lo hizo aquel Rey; encerradlos en un círculo de bronce; y si esto no basta, sea Cataluña talada y destruida, y sembrada de sal como la ciudad maldita, porque así, y sólo así, doblaréis nuestra cerviz; porque así y solamente así venceréis nuestra altivez; así, y solamente así, domaréis nuestra fiereza.»   

Eran otros tiempos, otras preocupaciones y otra retórica. Juzgar a los hombres del pasado con los prejuicios de hoy sólo sirve para derribar monumentos y zarandear el nomenclátor, no para percibir con claridad los problemas actuales. 

Nos quedamos sin Messi

Pilar Rahola habla de la salida de Messi del Barça y señala a los culpables: primero, el anterior presidente, J.M. Bartomeu (2015 – 2020), «responsable directo, junto con su junta directiva, de la ruina absoluta en la que ha dejado el club», y, segundo, el «omnipresente y eterno presidente de la Liga española», Javier Tebas, que «desde muy joven es militante de la extrema derecha más horrorosa, más atroz», un pasado que le convierte para siempre en enemigo de Cataluña y del Barça en general, o viceversa.  

El problema concreto que impide la renovación de Messi en el Barça parecen ser las condiciones que la Liga impone y que el presidente Joan Laporta considera que son algo muy arriesgado para la entidad y que no quiere afrontar.   

Si existe un complot contra el Barça, que tampoco sería la noticia del siglo, se podría decir que llega un poco tarde, después de 682 goles marcados por Messi

Messi ha estado siempre en el Barça y sólo le quedan dos o tres años de vida profesional. Cuestiones sentimentales aparte —Me había imaginado mi adiós en un estadio lleno—, tampoco hay para tanto. Si existe un complot contra el Barça, que tampoco sería la noticia del siglo, se podría decir que llega un poco tarde, después de 682 goles marcados por Messi.  

Ejerciendo una vez más de portavoz oficiosa, Rahola afirma que «Laporta no ha hablado de extorsión pero casi lo parece, no ha hablado de chantaje pero casi lo parece». El resultado final, por culpa de ese militante, o simpatizante, o votante de la extrema derecha, que es Tebas, es que «Messi no quería irse y tiene que irse, el Barça no lo quería perder y lo pierde». De la mala gestión de Bartomeu, mejor no hablamos: el enemigo exterior siempre da más juego. 

El video de Rahola es del 6 de agosto, y aprovecha para ofrecernos la efeméride: «Hace 85 años los fascistas fusilaron al presidente del Barça Josep Sunyol.» Sunyol era también diputado por ERC, y en una web de la ERC actual se encuentra este relato de su muerte: «En el inicio de la Guerra Civil se desplazó a Valencia y Madrid para realizar tareas de enlace entre el presidente del Parlamento de Cataluña y los presidentes de las Cortes y del gobierno español. Desde Madrid se desplazó en automóvil a la sierra del Guadarrama, acompañado de otras tres personas, con la intención de visitar el frente —al igual que habían hecho otras personalidades— y de infundir ánimos a los combatientes republicanos. Tal vez por un exceso de confianza en las noticias de la prensa republicana —que en su afán triunfalista hinchaba las supuestas victorias de los republicanos y su zona de control real, junto con las mismas características del frente, nada estable en ese punto y que se iba moviendo de día en día—, los expedicionarios entraron en la zona controlada por las fuerzas franquistas. Detenidos por éstas, Sunyol y dos de sus acompañantes fueron fusilados de manera inmediata, mientras que el cuarto viajero fue abatido a tiros mientras intentaba huir.»  

Hace décadas, los intelectuales denostaban el fútbol como opio del pueblo. Luego, ya en la Transición, emmpezaron a aceptarlo como reflejo de las tensiones de la sociedad

Y al oyente le toca atar los cabos: un presidente del Barça fusilado en el inicio de una guerra civil, un presidente del Barça que no puede renovar a un importante jugador. Quien no vea que son situaciones comparables será porque es un cómplice de los fascistas. 

Hace décadas los intelectuales denostaban el fútbol como un opio del pueblo. Luego, ya en la transición, empezaron a aceptarlo como reflejo de las tensiones que configuran una sociedad, en buena parte gracias a Vázquez Montalbán. Éste dictaminó sobre el Barça que es «la única institución legal que une al hombre de la calle con la Cataluña que pudo haber sido y no fue.» Pues va a ser eso. 

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