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ANÁLISIS / Buenas noticias del mercado laboral… pero queda mucho por hacer: menor presión fiscal, gasto y déficit

La economía española tiene una escasa capacidad para crear puestos de trabajo desde la crisis de 2007

Varios obreros en los trabajos de rehabilitación del Palacio de Valeriola, en València, Comunitat Valenciana/ Europa Press

Las buenas noticias del mercado laboral en el tercer trimestre de 2021 sugieren que el ritmo de la recuperación se ha intensificado tras el apagón de los brotes verdes registrado en el cuarto trimestre de 2020 y primer semestre de 2021. La última EPA da cuenta de que las cifras de ocupados y parados están creciendo y decreciendo, respectivamente a muy buen ritmo, y la tasa de paro ha descendido por debajo del listón de 15%. En relación con el trimestre anterior, hay 359.300 ocupados más y 127.100 parados menos, que suponen 42,1% y 41,5% del aumento de la ocupación y disminución del paro en los últimos 12 meses. Estos dos porcentajes dan una idea de la intensidad de la recuperación entre julio y septiembre, puesto que indican que 42,1 de cada 100 ocupados más y 41,5 de cada 100 parados menos en los últimos 12 meses se produjeron entre julio y septiembre. La mejoría de la ocupación y la reducción de parados ha rebajado la tasa de paro en 1,62 puntos porcentuales en los últimos 12 meses para situarla en 14,57%. Buenas noticias sin duda.

No cabe duda de que la mejoría en la situación epidemiológica gracias a la vacunación masiva de la población en la mayoría de los países occidentales ha posibilitado avanzar hacia la normalización de las actividades productivas y comerciales. En España, la vacunación ha hecho posible eliminar las restricciones a la movilidad impuestas en el cuarto trimestre de 2020 y primer trimestre de 2021, y el auge del turismo nacional una vez iniciada la vacunación masiva ha permitido suplir en parte la caída todavía muy intensa del turismo internacional. La cuestión ahora es saber si la más intensa recuperación vivida en el tercer trimestre de 2021 se mantendrá con igual firmeza en los próximos trimestres, o si las incertidumbres que se ciernen sobre la recuperación mundial -posibles rebrotes de la epidemia, quiebra en las cadenas de suministros y presiones inflacionistas-, sumadas a la delicada situación de numerosas empresas y a la fuerte deuda acumulada por los Estados, pueden acabar abortándola. Desde luego, una condición necesaria para seguir avanzando es mantener a raya al Covid-19 y ello exige no levantar la guardia porque el virus sigue estando entre nosotros.

Tocan a rebato en La Moncloa

Después de tantos meses en los que el gobierno Sánchez dejó sobradas pruebas de su imprevisión e ineficacia para hacer frente a los estragos de la Covid-19, no me sorprenden que las buenas noticias provenientes del mercado laboral hayan sido recibidas con salvas de honor en La Moncloa. La nota oficial publicada de Presidencia subraya que “con este incremento, la cifra total de ocupados alcanza las 20.031.000 personas, la mayor cifra desde 2008” y se ha apresurado a hacernos saber que “La recuperación del mercado laboral en el último año se ha producido en todos los indicadores, con un incremento de la población activa, de la ocupación y de las horas trabajadas, una reducción del paro y un descenso del número de hogares con todos los miembros en paro. Se trata de una recuperación integral que también se ha extendido a prácticamente todos los sectores económicos y todas las comunidades autónomas”.

A quienes no somos políticos y no gusta levantar la cabeza para ver el bosque en toda su extensión, estos toques a rebato ante la primera buena noticia no pueden impresionarnos en demasía. El Gráfico 1 muestra que la cifra de ocupados, 20.031.000, es algo superior a la de 19.528.000 ocupados que había en el tercer trimestre de 2018, pero todavía inferior a los 20.055.400 en el tercer trimestre de 2008. Quiere ello decir que la economía española no ha sido capaz de aumentar la cifra de ocupados en 13 años. Por su parte, el Gráfico 2 indica que hay 90.700 parados más que en el tercer trimestre de 2018 y 816.000 parados más que en el tercer trimestre de 2008. Y para completar esta visión, el Gráfico 3 permite constatar que la tasa de paro en el tercer trimestre de 2021 es casi idéntica a la del tercer trimestre de 2018, el primer trimestre en que Sánchez ocupó La Moncloa, y 3,34 puntos porcentuales superior a la del tercer trimestre de 2008. 

Podemos recibir con una sonrisa de satisfacción los datos de la EPA del tercer trimestre de 2021, pero no lanzar las campanas al vuelo. Una economía incapaz de generar empleo neto, reducir el número de parados y recortar la tasa de paro en 13 años, incluso concediendo que se han producido dos recesiones económicas muy severas entretanto, está aquejada de graves problemas, y a nadie puede extrañarle que en ausencia de creación de puestos de trabajo, el gasto social y el déficit público aumenten, aunque bien pudiera ser que esas políticas ‘sociales’, que priman la redistribución de la renta sobre la creación de empleo, estén detrás del ineficiente funcionamiento del mercado laboral. Exceptuando el largo período de expansión 1994-2007, la economía española no ha logrado crear empleo ni situar la tasa de paro en niveles aceptables.  

Ocupados 1976-2021
Parados 1976-2021
Tasa de paro 1976-2021 (Fuente: elaboración propia a partir de las cifras de la EPA).

Un problema que plantea la interpretación de las cifras de la EPA es que las personas incursas en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTEs) figuran como ocupados y no como parados. La Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) elaborada por el INE proporciona cada trimestre cifras ajustadas de estacionalidad y calendario sobre el número de Personas ocupadas, Puestos de trabajo, Puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo y Horas trabajadas en el trimestre de referencia, que proporcionan una visión complementaria a la EPA. Como puede comprobarse en el Gráfico 4, la información sobre Personas ocupadas de la CNTR muestra una evolución muy similar a la de la EPA y casi coinciden durante la Recesión Epidémica padecida desde el primer trimestre de 2020.

Personas ocupadas según la CNTR y ocupados según la EPA (Fuente: elaboración propia a partir de las cifras de la EPA y la CNTR).

Más interesante resulta la información de la CNTR sobre la evolución de Puestos de trabajo y Horas trabajadas que se presenta en los Gráficos 5 y 6. El Gráfico 5 muestra con toda claridad que el número de Puestos de trabajo cayó con más intensidad que el número de Personas Ocupadas en el segundo trimestre de 2020, y la cifra en el tercer trimestre de 2021, 20.419.700, es inferior a las estimadas en los terceros trimestres de 2019, 21.094.600, y 2018, 20.645.800, y se encuentra todavía muy alejada de la cifra en el tercer trimestre de 2007, 22.375.700. Hay, según la CNTR, menos puestos de trabajo hoy que en el tercer trimestre de 2018.  Por otra parte, la evolución de las Horas trabajadas que aparece en el Gráfico 6 confirma que la caída de este indicador fue incluso más intensa que la de Puestos de trabajo al inicio de la Recesión Epidémica, y que la situación en el tercer trimestre de 2021 está lejos de haber vuelto a la situación que se encontró Sánchez cuando llegó a La Moncloa. La brecha existente se estima en 2,1% con relación al tercer trimestre de 2018 y 8,4% con relación al tercer trimestre de 2007. Estamos como sociedad bastante peor que a finales de 2007, aunque resulta innegable que algunos ciudadanos y servidores públicos han mejorado notablemente su situación desde entonces.

Puestos de trabajo según la CNTR 1995-2021
Horas trabajadas 1995-2021 (Fuente: elaboración propia a partir de las cifras de la CNTR).

Crear puestos de trabajo y reducir el déficit

La revisión que acabamos de hacer de la situación del mercado laboral en el tercer trimestre de 2021 ha puesto de manifiesto la escasa capacidad de nuestra economía para crear puestos de trabajo desde 2007 y el lastre que supone para la sociedad que una parte sustancial de la población en edad de trabajar no disponga de un puesto de trabajo ni produzca bienes y servicios, y que una fracción tan sustancial de la población que participa en el mercado laboral esté desempleada y reciba prestaciones y subsidios que lastran las arcas públicas. En adición, esa falta de dinamismo del mercado laboral frena la generación de rentas salariales y no salariales y la recaudación impositiva, por lo que no es de extrañar que el sistema de Seguridad Social no haya podido hacer frente a la creciente nómina de pensiones y otros gastos sociales y haya acumulado 145.425 millones de déficit entre 2010 y 2020.

El asunto no tiene vuelta de hoja: la tasa media de paro de la economía española entre 1994 y 2019 fue 17%, según la EPA, una cifra desmesurada que, o bien implica que el sistema estadístico de España proporciona una imagen completamente distorsionada de la realidad del mercado laboral, o bien que las normas impositivas y las regulaciones e instituciones que configuran el funcionamiento del mercado laboral dificultan la creación de empresas y puestos de trabajo y desincentivan la búsqueda de trabajo. Aunque aumentar el empleo, reducir el paro y recortar el déficit público debieran ser las principales prioridades de política económica, el análisis del proyecto de PGE 2022 que presenté en mis dos últimos artículos publicados en este diario (“PGE 2022 I: expectativas muy optimistas” y “PGE 2022 II: mayor presión fiscal, más impuestos y menor déficit”) indica que las prioridades del gobierno Sánchez son otras: elevar la presión fiscal sobre los salarios, las renta de las familias y los beneficios de las sociedades para financiar nuevos aumentos del gasto público y dedicar el resto del aumento de la recaudación a recortar el déficit público. 

Las líneas maestras de una política alternativa pondrían el acento en contener el gasto en personal, compras de bienes y servicios, transferencias corrientes e incluso gastos en inversión real y transferencias de capital para reducir el déficit público sin necesidad de elevar tanto la presión fiscal como en los PGE 2022. Resulta indispensable para fomentar la contratación evitar extender las prestaciones sociales y subidas impositivas que incrementan los costes laborales y reducen la competitividad de las empresas, o desincentivan la búsqueda de trabajo. Por último, convendría mejorar el tratamiento fiscal en el impuesto de sociedades de las inversiones en capital fijo y humano y en el desarrollo de redes de comercialización en el exterior. España necesita menos Sector Público y mayor dinamismo del sector privado para que los nuevos puestos de trabajo sean fuente de ingresos impositivos en lugar de una carga para los presupuestos públicos.

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