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Análisis/ El Banco de España clama en el desierto

Edificio del Banco de España en Madrid Foto: Europa Press

Este miércoles 18 de mayo el Banco de España (BdE) ha publicado su Informe Anual 2021 sobre la economía española. Este es un documento muy valorado pues la solidez profesional y la independencia del BdE son indudables. El Informe tiene 265 páginas, repletas de datos y mensajes para los políticos. Vamos a resumir, con palabras sencillas, lo más significativo.

Arrastramos problemas graves desde hace mucho tiempo

La economía española se enfrenta desde hace mucho tiempo a unos problemas de gran envergadura: a) en la economía en general: un desempleo muy elevado (13,5%) y una productividad baja; b) en las cuentas públicas: un gasto público insostenible (sobre todo en pensiones), un déficit público insoportable (un -10,27% en 2020 y un -6,87% en 2021) y una Deuda Pública estratosférica (1,45 billones, el 117,7% del PIB, a 31.03.2022).

Estos problemas son antiguos en la economía española. Pero se han agravado profundamente: a) con la pandemia, iniciada en marzo de 2020 y no superada del todo; b) con la subida de precios de la energía y la disrupción en las cadenas de producción y transporte, a partir de los últimos meses de 2021; y c) con la guerra de Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022, que ha disparado la inflación hasta niveles desconocidos (8,3% interanual a 30 de abril), y que genera muchas consecuencias adversas.

Entre las grandes economías del euro, España es la peor

El impacto producido por tales desgracias en la economía española ha sido más fuerte que en los países de nuestro entorno. Si asignamos un valor de 100 al PIB del 4º trimestre de 2019 (último período normal), y lo comparamos con el 4º trimestre de 2020, el 4º trimestre de 2021 y el 1er trimestre de 2022, los resultados son los siguientes:

El impacto producido por tales desgracias en la economía española ha sido más fuerte que en los países de nuestro entorno.

ALEMANIA: 100; 97,1 (cae poco); 98,9; 99 (prácticamente recuperado).

FRANCIA: 100; 95,7 (cabe bastante); 100,9; 101 (totalmente recuperado).

ITALIA: 100; 93,9 (cae mucho); 99,7; 99,6 (prácticamente recuperado).

ESPAÑA: 100; 91,2 (cae muchísimo); 96,2; 96,6 (nos falta mucho).

Está claro que España es la economía más rezagada en la recuperación. En gran medida ello se debe al tremendo peso que tiene en España el sector más castigado por la pandemia, que es el turismo. Pero también se debe al lastre de nuestros viejos problemas de siempre.

Qué espera el BdE en los próximos meses

La incertidumbre provocada por todo lo que está pasando es altísima. Y el crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2022 ha sido de un miserable 0,3%. Tenemos una recuperación incompleta en un contexto muy incierto. Por eso, el BdE ha revisado a la baja el crecimiento del PIB en 2022: estima un pobre +4,5%. Y la inflación que prevé para el conjunto del año es el 7,5%. Muy fuerte. Esto puede empeorar en función de los precios de la energía, del curso de la guerra y de sus consecuencias. El BdE prevé recuperar el nivel del PIB pre-pandemia a final de 2023. Con mucho retraso.

La incertidumbre provocada por todo lo que está pasando es altísima. Y el crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2022 ha sido de un miserable 0,3%. Tenemos una recuperación incompleta en un contexto muy incierto.

La receta principal del Banco de España

La envergadura de los problemas económicos que tenemos exige una estrategia integral de reformas ambiciosas, duradera en el tiempo y sólo posible a través de grandes consensos políticos y sociales. Este es el mensaje más importante, constantemente repetido por el BdE: lo que hay que hacer para salir del hoyo es tan fuerte que sólo puede realizarse mediante grandes pactos políticos (PSOE-PP), y sociales (Sindicatos-Empresarios).

El pacto de rentas

Si los fuertes incrementos del IPC se trasladan tal cual a los salarios, impactan todavía más en los precios y realimentan una espiral inflacionista de consecuencias catastróficas. La única manera de cortar ese círculo vicioso es un Pacto de Rentas plurianual en el que todos comparten sacrificios, a cambio de evitar males mayores. En ese Pacto los trabajadores aceptan incrementos salariales inferiores al IPC (quizá tomando la inflación subyacente). Y los empresarios renuncian a trasladar a precios todo el incremento de los costes, moderando sus márgenes de beneficio.

La única manera de cortar ese círculo vicioso es un Pacto de Rentas plurianual en el que todos comparten sacrificios, a cambio de evitar males mayores.

Ya hay muchas empresas en que trabajadores y empresarios, echando mano de sensatez y realismo, han firmado incrementos salariales para este año 2022 muy inferiores al IPC previsto.

El problema de las pensiones

Este es el problema número 1 de las cuentas públicas. El gasto en pensiones en 2021 ascendió a 161.000 millones (441 millones diarios). Subir las pensiones para el 2023 conforme al IPC previsto en 2022, un 7,5%, supone un incremento de gasto de 12.000 millones. Para el BdE eso no es asumible. Por eso, propone incorporar a los pensionistas al Pacto de Rentas, de modo que sólo las pensiones mínimas se incrementen conforme al IPC. Las demás pensiones deberían incrementarse en 2023 y siguientes en un porcentaje menor que el IPC (quizá la inflación subyacente).

Respecto a las pensiones futuras, van a ser necesarias medidas de reducción drásticas: computar más años de cotización para reducir la cuantía de la pensión inicial, retrasar la edad de jubilación… Bruselas quiere saber ya qué medidas vamos a tomar en este tema.

La reforma fiscal

Cuando las desgracias amainen, habrá que hacer una revisión integral del sistema tributario. Según el BdE los impuestos directos (IRPF y Sociedades) están en línea con la UE y no ve necesario tocarlos. Propone buscar aumentos de recaudación en la imposición indirecta: IVA (suprimiendo muchos casos de tributación al 4% o al 10%), Impuestos sobre carburantes e Imposición medioambiental. En estos tres casos, la imposición en España es inferior a la media UE.

El gasto público

El gasto público necesita una revisión exhaustiva. Hay muchas partidas de gasto que se pueden reducir. El BdE cita como ejemplos: las políticas activas de empleo, muchas subvenciones, los gastos hospitalarios y los incentivos a la contratación. Hay muchos más.

Plan de consolidación fiscal

Para sostener la inmensa montaña de nuestra Deuda pública, es necesario que el Estado consiga en el mercado los tipos de interés más bajos posibles. El Banco Central Europeo nos ha dejado solos: en julio terminan las compras netas de Deuda. Por eso los tipos ya están subiendo. Y más que lo harán. La única solución para tener tipos soportables es que el Estado presente a los mercados un Plan de Consolidación Fiscal a medio plazo, aumentando ingresos y reduciendo gastos, de modo que el déficit final tienda a cero. Esto hay que hacerlo en cuanto levantemos la cabeza tras la guerra de Ucrania.

Para sostener la inmensa montaña de nuestra Deuda pública, es necesario que el Estado consiga en el mercado los tipos de interés más bajos posibles. El Banco Central Europeo nos ha dejado solos.

Hay muchas más propuestas

El BdE incide en muchos otros temas de alto interés. Por ejemplo:

a) Es pronto para medir los efectos de la Reforma Laboral aprobada en 2022. El BdE tiene dudas sobre la naturaleza indefinida de los nuevos empleos.

b) El BdE recomienda reforzar las exigencias del sistema educativo y de formación profesional. Eso ayuda a los colectivos más desfavorecidos.

c) Los procedimientos de asignación de los Fondos Europeos Next Generation son mejorables. Se echa de menos una selección rigurosa de proyectos de inversión, ligados a las reformas estructurales que necesitamos.

d) El BdE critica que la subvención del Gobierno de 20 céntimos por litro de carburante se conceda a todo el mundo; le parece regresivo;

e) La política de acceso a la vivienda es vital y es muy mejorable. Y la limitación de los precios de alquiler es contraproducente.

Para terminar, una opinión personal: Qué va a hacer el gobierno

Todo esto que dice el BdE lo viene diciendo desde hace tiempo y es sabido de sobra por el Gobierno. Pero no le gusta oírlo. Y además, no se atreve a decírselo a la gente.

Con los sueldos de los funcionarios sí parece que el Gobierno va a ser sensato y realista, de modo que la subida para el 2023 estará muy por debajo del IPC. A ver cómo se lo toman los funcionarios.

La madre del cordero está en las pensiones. Subirlas el 7,5% (ojalá el IPC de 2022 sea mucho menos) es inasumible. Bruselas se opondrá. Pero subirlas por debajo equivale al incumplimiento de una promesa del Gobierno escrita en una ley. No sé por qué hicieron promesas tan difíciles de cumplir. El caso es que ese incumplimiento equivale a la pérdida segura de las elecciones.

Por eso, el Gobierno intentará cumplir su promesa, suplicando indulgencia a Bruselas. A cambio, prometerá hacer lo que haga falta después de las elecciones.

En cualquier caso, los grandes acuerdos son imprescindibles. Pero el cainismo y la incapacidad de nuestros políticos para pactar impide tomar las medidas (impopulares) que de verdad se necesitan. Al paso que vamos, estamos abocados a la intervención: que sea Bruselas la que dé los disgustos a la gente. Y será mucho peor. Ojalá no terminemos como los griegos.

Jesús Santidrian
Jesús Santidrian
Inspector de hacienda jubilado

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