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Ecos Independentistas/ Gabriela Serra quería decirlo pero no lo hizo

La exdiputada de la CUP, Gabriela Serra.

Muy bueno lo que soltó Gabriela Serra (CUP) en el programa Cafè d’idees, de RTVE, el lunes 27: «Sabía que no había nada preparado». Bueno, eso lo sabíamos todos; el temor era que la incertidumbre y las expectativas frustradas generaran unas jornadas de desorden y violencia, el hábitat preferido por los aficionados a la revolución.

Ésta que fue diputada por Barcelona durante la legislatura que finalizó con la proclamación de la independencia, en octubre de 2017, afirma ahora que, «cuando supimos que no había nada», se mostró partidaria de decir en público que «acabamos de saber que aquí no hay estructuras de Estado ni hay ningún plan para viabilizar esto». Y ¿por qué no lo dijo entonces? Pues «porque se decidió que no lo dijésemos».

«Acabamos de saber que aquí no hay estructuras de Estado ni hay ningún plan para viabilizar esto». Y ¿por qué no lo dijo entonces? Pues «porque se decidió que no lo dijésemos».

¿De verdad tuvo que llegar al 27 de octubre para darse cuenta de que las anunciadas «estructuras de Estado» no existían? Y si realmente fue tan ilusa como para creer, durante todos aquellos aciagos meses, que sí existían, ¿no advierte que su silencio al descubrirlo la hizo cómplice del engaño? A buenas horas, mangas verdes.

Ni siquiera un plan B

Debemos haber llegado ya a la fase del sálvese quien pueda. Los protagonistas del proceso piensan más en reinvindicarse ante la Historia que en volverlo a hacer. Pero es difícil quedar mínimamente bien cuando lo has hecho todo rematadamente mal. Afirma Gabriela Serra que, en el momento en que se proclamó la república, ya sabía, «como diputada de la CUP», que no había ningún plan B ante la inexorable aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Debemos haber llegado ya a la fase del sálvese quien pueda. Los protagonistas del proceso piensan más en reinvindicarse ante la Historia que en volverlo a hacer.

¿Se puede saber pues de qué hablaron durante tantas reuniones?, ¿para qué sirvieron tantos informes, hojas de ruta y powerpoints?, ¿qué pensaban cuando salían la tribuna a prometer que todo estaría a punto en el momento decisivo? Decía Junqueras en 2014: Pensar que haremos unas estructuras de Estado bajo el control del gobierno español no tiene sentido. Claro, un cierto grado de discreción, incluso de clandestinidad, se les suponía; pero los que estaban en el ajo tenían que saber qué se estaba cociendo, y no podían ignorar que no se estaba cociendo nada.

Que no lo viera venir el buen independentista sin criterio —el de la bandera en el balcón, siempre dispuesto a acudir, con la camiseta recién comprada, a las frecuentes concentraciones festivas que se convocaban— tiene un pase; pero los diputados y miembros del gobierno autonómico no pueden tener ahora la desfachatez de decir que fueron engañados o que iban de farol. Un cierto conocimiento de la historia, de la realidad social y de la coyuntura mundial tendrían que tener.

Que no lo viera venir el buen independentista sin criterio (…) tiene un pase; pero los diputados y miembros del gobierno autonómico no pueden tener ahora la desfachatez de decir que fueron engañados o que iban de farol.

A Gabriela Serra le duele lo sucedido, o mejor dicho lo no sucedido. «Uno de los dolores que tengo», dice en primera persona, es no haber reconocido que no había «estructuras de Estado», pero ella es alguien en quien, merecidamente o no, había gente que confiaba. Si engaño hubo, a ella no la engañaron; estaba en el equipo de los engañadores.

Ahora lamenta que «aún no se ha explicado realmente qué ocurrió. ¿Qué se hizo? ¿Por qué no se hizo lo que se tenía que hacer? ¿Por qué dejamos a la gente colgada en la plaza Sant Jaume o en el parque de la Ciutadella?» ¿A qué viene el recurso a una oración impersonal? ¿Quién sería el sujeto de «no se ha explicado», de «no se hizo»?.

Independiente pero sin ejército

El mes pasado, entrevistada en Vilaweb, Gabriela Serra decía no querer una Cataluña independiente con ejército. Entonces, ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de independencia? Precisamente, donde antes se ve que el proceso no iba en serio es en la ausencia de debate sobre temas de defensa, más allá de alguna intervención esporádica, como el libro Política de defensa i Estat propi, aparecido en marzo de 2017, o alguna reunión de aficionados a los juegos de rol que sería exagerado calificar de think tank catalán de defensa como hace Quico Sallés en el Món el pasado 28 de junio.

Afirma Gabriela Serra: «No quiero una Catalunya independiente con ejército, quiero que tenga unos cuerpos de seguridad educados, demócratas y que respeten los derechos humanos. Una Cataluña que intente no crear conflictos con nadie para no recibir sus respuestas». Así demuestra una inconmensurable ignorancia sobre el origen de los conflictos y sobre la guerra como constante de la humanidad. Pero esta es la visión ingenua que ha prevalecido todos estos años. Todo el mundo es bueno, si hay guerras es por culpa del capitalismo, y «si no molestamos a nadie, ¿para qué necesitamos, un ejército?».

«No quiero una Catalunya independiente con ejército, quiero que tenga unos cuerpos de seguridad educados, demócratas y que respeten los derechos humanos».

Gabriela Serra

¿Qué es lo que no han entendido de la idea de independencia? No hay independencia sin soberanía dentro de unas fronteras, y no hay soberanía sin ejército para defenderlas. Ejército propio, se entiende; encomendar la defensa a una gran potencia sale caro y no está exento de riesgos. Tal vez el llamado «estado mayor del proceso» tenía conocimientos más sólidos sobre el funcionamiento del mundo, pero ha estado muy lejos de demostrarlos.

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