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El pérfido imán a sueldo del CNI

Ofrendas florales en La Rambla por el primer aniversario de los atentados del 17A Foto: Europa Press

Se cumplen cinco años del traumático descubrimiento de un comando terrorista islámico actuando en territorio catalán. El Real Instituto Elcano presenta un pormenorizado relato de los hechos: (I) formación de la célula de Ripoll, (II) enlace con el aparato de seguridad exterior de Estado Islámico.

Lo que hicieron fue terrible: el 17 de agosto de 2017 a media tarde una furgoneta descendió por las Ramblas, «zigzagueó durante cerca de 800 metros, en su intento de atropellar al mayor número posible de peatones, matando a 14, hiriendo a más de un centenar y dejando a muchos otros afectados psíquicament»; la madrugada siguiente, en el paseo marítimo de Cambrils, cinco terroristas en un vehículo envistieron un coche de los Mossos d’Esquadra y seguidamente «arrollaron a quienes caminaban por ese tramo del paseo, matando a una mujer, ocasionando lesiones a varias otras personas y, de nuevo, dejando a muchas más ateridas de pánico».

Lo que planeaban pero no consiguieron, lo era mucho más: «Hacer estallar unos días más tarde, el 20 de agosto, en Barcelona, tres o cuatro furgonetas con grandes cantidades de triperóxido de triacetona (TATP) en su interior y cargadas con bombonas de gas inflamable. También incluía la utilización de cantidades menores del mismo TATP en cilindros adosados a cinturones explosivos y en granadas de mano o bombas de tubo. Los principales blancos designados para cometer estos atentados (…) eran aglomeraciones de gente en/o alrededor del emblemático templo de la Sagrada Familia y del estadio del Fútbol Club Barcelona.»

Dar un susto a Cataluña

Del relato de Elcano —»basado sobre todo en fuentes primarias, aunque ocasionalmente hemos recurrido a fuentes secundarias acreditadas»— se desprende que la formación de la célula, la radicalización religiosa de sus componentes, su decisión de provocar una gran matanza y sus conexiones con el llamado Estado Islámico no tienen nada de extraordinario en una Europa amenazada por el terrorismo que viene de Oriente y que ya ha visto bastantes casos parecidos.

No hay gran atentado sin cabos sueltos y aspectos poco o mal explicados, lo que es hasta cierto punto natural, pero tampoco sin teoría de la conspiración añadida, que enmaraña la versión oficial con sospechas poco o mal fundamentadas. Si en todas partes surgen de círculos minoritarios, en Cataluña pueden proceder también de instancias elevadas.

No hay gran atentado sin cabos sueltos y aspectos poco o mal explicados, lo que es hasta cierto punto natural, pero tampoco sin teoría de la conspiración añadida, que enmaraña la versión oficial con sospechas poco o mal fundamentadas.

Después de un primer momento de perplejidad, el independentismo se centró en el CNI como impulsor del comando terrorista mediante el imán de Ripoll, exculpando a sus otros miembros, que serían inocentes víctimas de un agente que trabajaba para España, quien los radicalizó y manipuló hasta convertirlos en asesinos de masas.

El independentismo se centró en el CNI como impulsor del comando terrorista mediante el imán de Ripoll, exculpando a sus otros miembros.

Esta visión del asunto, por infantil que parezca, ha funcionado relativamente bien. Contiene el malo perfecto: un delincuente a sueldo de las cloacas del Estado español; unos buenos perfectos: esos hijos de inmigrantes marroquíes, criados y educados en Cataluña, al amparo de la Generalitat, que tan bien sabe integrar a los musulmanes, y una trama de los servicios secretos para empujarlos a la acción y luego para borrar las pistas.

Es una opinión que José Antich en el Nacional resume así: «No ha habido un momento en que pareciera, a ojos de la opinión pública, que se estaba investigando a fondo todo lo que allí sucedió. Al contrario, ha habido un especial interés por parte del Estado español en retener información, rechazar cualquier investigación sobre el imán de Ripoll y no llevar a cabo una investigación parlamentaria a fondo.»

«No ha habido un momento en que pareciera, a ojos de la opinión pública, que se estaba investigando a fondo todo lo que allí sucedió.

José Antich

José Manuel Villarejo —cuyas variadas revelaciones obtienen el aplauso de tirios o de troyanos según les convenga— se ha convertido en el gran valedor de la conexión con el CNI: El CNI no pretendía un atentado, pero se fue de las manos. «Fue un error grave del señor (Félix) Sanz Roldán [director del CNI del 2009 al 2019], que calculó mal las consecuencias por darle un pequeño susto a Cataluña (…) Lo que he dicho en relación con lo del susto es que muchas veces se han provocado comandos ficticios para tranquilizar, y que probablemente la intención en absoluto fuera provocar ningún atentado, pero sí dar la apariencia del riesgo para que Cataluña viera la necesidad de la protección del Estado.»

Todo estaba absolutamente dirigido

El Consell per la República proclama que todavía quedan muchas preguntas sin respuesta, algo difícil de rebatir. Dando un paso más, Héctor López Bofill, que parece más dotado para el cine que para la política, afirma que «una de las tareas prioritarias del Consell per la República debería ser crear una unidad de información que investigara la implicación del aparato del estado en los atentados del 17 de agosto, reuniera pruebas y permitiera articular una denuncia contra España en las instancias internacionales».

Y Joaquim Forn, que fue consejero de Interior en aquel momento, entrevistado en Público el 14 de agosto, sostiene que todavía hay cosas de los atentados que no sabemos, sobre todo por parte del Estado, especialmente «sobre el papel del imán Abdelbaki es-Satty. Es de las cosas que más dudas me generan. Hay muchas cosas que no acaban de estar claras sobre este tema. O el papel que tuvo el Gobierno del Estado poniendo en circulación una serie de noticias para desprestigiar al cuerpo de Mossos d’Esquadra a las pocas horas de los atentados. Creo que hay cosas que no ocurrieron porque sí, que todo esto estaba absolutamente dirigido».

Y Joaquim Forn sostiene que todavía hay cosas de los atentados que no sabemos, sobre todo por parte del Estado, especialmente «sobre el papel del imán Abdelbaki es-Satty.

Forn, que a veces demuestra una cierta ingenuidad —»era algo que, aunque había ocurrido en ciudades como Bruselas, París, Londres, etcétera, nunca acabas de creerte que esto puede ocurrir en tu casa»—, sobre el papel del imán afirma: «Quienes tenían la información y nunca la compartieron era el CNI. Que este señor fue un confidente del CNI durante mucho tiempo, tal y como se supo más tarde, sólo lo conocía el CNI. Nosotros, como cuerpo de Mossos d’Esquadra, no habíamos recibido ninguna explicación en absoluto. Nada, ninguna. Sabíamos que había un imán en Ripoll, pero nada más que eso. Sobre que era un confidente de los aparatos de seguridad del Estado, nosotros no teníamos ningún tipo de información.»

El conflicto político lo tapó todo

El mismo día 14, quien fue jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, en una entrevista en la Vanguardia La sociedad no ha sido generosa con las víctimas de la Rambla—, preguntado por la «versión conspirativa que propagó el excomisario Villarejo sobre un conocimiento previo del CNI sobre el atentado», responde:

«En este tema puedo hablar con conocimiento de causa. Los Mossos lideraron la respuesta al atentado y la investigación fue coordinada con el resto de los cuerpos policiales, el CNP, la Guardia Civil y el CNI. Y le puedo decir que la respuesta más efectiva, con más conocimiento de datos, más profunda, y le puedo decir que más leal,¬ fue la del CNI. No tengo ninguna duda, ni yo ni ningún mando de los Mossos, sobre esto.»

En cuanto a «la relación concreta del imán con el CNI», afirma: «No tengo ningún indicio de la teoría conspirativa. Y la única realidad de aquel momento es que el CNI nos ayudó mucho en la investigación.» Este rechazo del punto clave que sostiene la acusación sin pruebas del independentismo al Estado ha sentado muy mal en los medios de agitación y propaganda. Por ejemplo, la República: Trapero se luce blanqueando el CNI y su supuesta vinculación con el imán de Ripoll el 17-A.

Con el agravante de añadir que «la sociedad debería haber sido más generosa con las víctimas»: «La sociedad no ha hecho grandes reconocimientos. No ha sido generosa, y no lo ha sido porque no se le ha animado a hacerlo. Yo creo que vivimos un agosto, un septiembre y un octubre que fueron momentos de tempestades. Eso lo explica todo.» Más claro no puede decirlo. Pregunta: «¿Lo dice por elprocés? ¿Qué el conflicto político lo tapó todo¬?» Respuesta: «Sí. Es así. De forma total.»

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