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La ANC y sus planes de futuro

En los años 80 y 90 había el programa institucional de actos del 11 de septiembre, que incluía una manifestación de afirmación nacional, y al margen un mitin independentista en el Fossar de les Moreres, donde cabían todos y no era raro que se produjesen enfrentamientos. En los últimos tiempos, habiendo llegado los partidos independentistas al gobierno autonómico, la asistencia y el interés se han invertido. Si hay actos oficiales, a penas son noticia, y el mitin independentista se ha convertido en una concentración masiva donde los conflictos internos se diluyen en aras de una estrategia presuntamente compartida. Así ha sido hasta este año, en que la división se exhibe desacomplejadamente ante la opinión pública.

El líder de ERC, Oriol Junqueras, entrevistado en la Ser el día 6, afirma que «desgraciadamente la actual dirección, o una parte de la actual dirección de la ANC ha optado por una manifestación que está sobre todo dirigida contra los independentistas, o contra muchos independentistas, o contra la mayoría de independentistas, o contra el partido mayoritario del independentismo.» Más claro no puede decirlo. La revolución devora a sus hijos, y el secesionismo sufre secesiones que lo alejan de la hegemonía que pretenden.

«Desgraciadamente la actual dirección, o una parte de la actual dirección de la ANC ha optado por una manifestación que está sobre todo dirigida contra los independentistas, o contra muchos independentistas, o contra la mayoría de independentistas, o contra el partido mayoritario del independentismo.»

Oriol Junqueras

Pasar por encima de los partidos

El día antes, Dolors Feliu, presidenta de la ANC, en su enésima entrevista previa al 11 de septiembre, declaraba a Vilaweb: «Tenemos una mayoría parlamentaria que puede permitirnos hacer efectiva la independencia, pero no hay ningún proyecto. Y eso se lo reprochamos a todos los partidos. Algunos lo dicen y luego no hacen nada [léase JxCat], algunos no dicen nada [léase CUP], y algunos se van a Madrid [léase ERC] a hacer un diálogo que España desmiente día sí día también. Está claro hacia qué dirección va el gobierno español. Y nosotros, ¿hacia dónde vamos? Ningún partido ha presentado un proyecto. Por eso es importante salir a la calle esta Diada, hay que construir este proyecto.»

«Tenemos una mayoría parlamentaria que puede permitirnos hacer efectiva la independencia, pero no hay ningún proyecto. Y eso se lo reprochamos a todos los partidos.

Dolors Feliu

Afirma Feliu que «la Asamblea es totalmente transversal, por eso tenemos gente de todos los partidos». Pero resulta que «los partidos están muy atascados, hay que salir a empujarlos», y además pasa que «en este momento mucha gente se declara huérfana de partido porque no hay nadie que tenga sobre la mesa un proyecto para hacerla». La ANC parece querer dar un salto adelante para administrar la frustración. Si no hay un proyecto común, «si los partidos políticos no hacen nada, tendremos que ponernos nosotros».

Insiste en que el día 11 ha de ser un «punto de inflexión2 y que «si hace falta pasaremos por encima de los partidos». Pasar por encima de los partidos, en un sistema democrático partidista, significa o bien un golpe de Estado, o bien vencerlos en las urnas. Esperemos por el bien de todos que se trate de esto último. Pero no será fácil pasar de ser instrumento de unos partidos a hacerles la competencia.

La ANC ya no es inclusiva

Junqueras, entrevistado el mismo día en TV3, según reporta Nació Digital, insiste en que La ANC ha abandonado la voluntad de ser inclusiva:

«Ha perdido la voluntad de suma que tanto éxito le había reportado hasta ahora y ha adoptado un talante que no aporta nada (…) La actitud, el manifiesto y el tono de la convocatoria de la movilización de la ANC para el día 11 están muy lejos de ser inclusivos.»

«Ha perdido la voluntad de suma que tanto éxito le había reportado hasta ahora y ha adoptado un talante que no aporta nada (…) La actitud, el manifiesto y el tono de la convocatoria de la movilización de la ANC para el día 11 están muy lejos de ser inclusivos.»

Oriol Junqueras

Si ya no es inclusiva, será porque tienen un proyecto exclusivo, en el que ERC no tiene cabida.

Como es habitual en él en estos últimos tiempos, ha defendido la vía del diálogo como «una muy buena estragegia» que «genera consenso en los catalanes que todavía no son independentistas» y «favorece la imagen del movimiento en la esfera internacional». En definitiva, «no es cuestión de tiempo sino de fuerza democrática».

Es la vuelta de tuerca propiciada por el choque con la realidad de 2017. Los que dijeron «tenemos prisa», ahora dicen «no tenemos prisa». Pero otros, compañeros suyos de viaje hasta hace poco, siguen pacientemente cultivando su impaciencia.

Dejar a los partidos atrás

La Vanguardia repasa, el día 7, las palabras de la ANC para constatar que de un año para el otro ha endurecido el manifiesto y la convocatoria de la manifestación del Onze de Setembre: «De reclamar a la ciudadanía que salga a la calle para (…) ‘arrastrar las instituciones de Govern hacia la independencia’ (…) a ‘dejar los partidos atrás’.»

La ANC era reconocida por todo el independentismo como la mejor expresión de la «sociedad civil organizada» —el término es ilusorio, como lo fue el «derecho a decidir» o el «ir de la ley a la ley», pero así ha funcionado el proceso— y en estas últimas semanas se ha convertido en una más de las facciones que compiten por la hegemonía dentro del movimiento.

La ruptura con ERC es indiscutible. No sólo no irán a la manifestación de la ANC sus altos cargos, empezando por el presidente Aragonès, sino que han enviado un mensaje a sus militantes y simpatizantes, informa Vilaweb, en el que «piden un esfuerzo en la ANC para replantear la convocatoria e incluir todas las sensibilidades del independentismo».

Dicho de otra manera, en ERC no se sienten convocados ni representados por la ANC y entienden que ya no representa a todos los independentistas sino sólo a un sector.

En busca del partido laurista

El Confidencial, el día 7, sugiere que Borràs sopesa abandonar JxCAT y abanderar un partido con el apoyo de la ANC, algo que inmediatamente ha sido negado por la aludida.

Seria ciertamente «la mayor transformación del independentismo en los últimos años». Por un lado Borràs está enfrentada con ERC «a cuyos dirigentes acusa ya abiertamente de traidores por votar a favor de su cese como presidenta del Parlament» y por otro su relación con «el sector moderado de Junts está, en estos momentos, prácticamente rota». Según el Confidencial, el sector que apoya a Borràs «podría pasarse con armas y bagajes a una nueva formación que estaría apoyada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC)».

Hay un buen entendimiento entre la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, y Laura Borràs. «Las une una gran obsesión: la ruptura del Govern de Pere Aragonès.» A corto plazo el objetivo es «provocar la salida de Junts per Catalunya del ejecutivo autonómico y que haya elecciones anticipadas, en las que se presentaría una nueva fuerza política apoyada por la ANC. Según los impulsores de esta estrategia (a la que en algunos ámbitos se denomina ‘la solución Borràs’), la nueva fuerza podría obtener entre 15 y 20 diputados».

Se encontrarían pues el hambre y las ganas de comer. Borràs está necesitada de admiradores que la lleven en volandas a una nueva fase de su carrera política, y la ANC necesita, si realmente quiere iniciar una aventura al margen del gobierno autonómico, un líder conocido y con gancho electoral; alguien sobrado de ambición y escaso de realismo político; alguien con déficit de raciocionio y exceso de sentimentalismo, que conecte fácilmente con unos electores ahora desorientados y con una más o menos explícita sensación de haber sido estafados.

Laura Borràs, en este tweet, niega que exista ese proyecto: «Hasta ahora se inventaban lo que había hecho, ahora inventan lo que pienso hacer.» Pero una cierta verosimilitud sí tiene. Y no hay político de una cierta envergadura que no contemple distintos escenarios para su futuro a corto y a medio plazo.

«Hasta ahora se inventaban lo que había hecho, ahora inventan lo que pienso hacer.»

Laura Borràs

La independencia, más lejos que nunca

En Vilaweb, Vicent Partal afirma que criticar a los políticos es una obligación cívica, lo que nadie le va a discutir, pero sí es rechazable que identifique la ANC con toda la sociedad:

«Por suerte la sociedad existe. En concreto, la sociedad catalana, por suerte, existe y está muy viva. Vivísima. Y el hecho de que la sociedad catalana critique pública y decididamente el poder —identificado en los partidos o en los medios, en el parlamento, en el gobierno o en el sursumcorda— no sólo no es un problema de ningún tipo, sino que es un motivo de orgullo y de confianza.»

«Por suerte la sociedad existe. En concreto, la sociedad catalana, por suerte, existe y está muy viva. Vivísima».

Vicent Partal

Todo para denunciar «la fortísima e injusta campaña que ha de soportar estos días la Assemblea Nacional Catalana (una asociación compuesta íntegramente de voluntarios) por parte de políticos que afirman ser de izquierdas», es decir ERC.

Partal entiende los motivos por lo que la ANC se manifiesta contra el gobierno catalán: «Ya han pasado cinco años del referéndum de autodeterminación y de la proclamación de la república. Y pronto hará dos que este gobierno de ERC y Junts está en el poder. Y no creo que nadie pueda discutirme que hoy la independencia está más lejos que nunca. El gobierno que dijo que se tomaba el 52% del voto popular como un acicate para culminar el proceso, por tanto, incumple su compromiso de manera flagrante.»

Pero olvida mencionar que la ANC ya no ejerce la crítica sino que apuesta decididamente por un nuevo proyecto político.

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