SIL

ECOS INDEPENDENTISTAS / ¿Militar en la utilidad o servir a la independencia?

Pere Aragonés junto al líder de EH-Bildu, Arnaldo Otegi.

Juan-José López Burniol, en La Vanguardia del 19 de noviembre, nos advierte hacia dónde vamos: Hacia la autodeterminación de Catalunya. Se remonta al Pacto de San Sebastián de agosto de 1930 —el acuerdo entre partidos republicanos y regionalistas con el fin de derrocar la monarquía— para afirmar: «No hay nación ni Estado que resistan un embate independentista si la izquierda lo asume.» 

¿Lo asume la izquierda? Veamos: ERC tenía dos objetivos esenciales: amnistía y autodeterminación. Se puede decir que ya ha conseguido la primera, pues «los efectos combinados de los indultos (…), la supresión de la sedición y la reforma a la baja de la malversación se aproximan tanto a la amnistía que casi equivalen a ella». Y Burniol cree que puede conseguir también un referéndum de autodeterminación. 

Si el resultado de las próximas elecciones es más o menos parecido al actual, es decir una victoria precaria de los socialistas, «Sánchez formará un nuevo gobierno de coalición con la izquierda radical y el apoyo parlamentario de los independentistas y de las taifas». Entonces, «los independentistas, ya “amnistiados”, exigirán su autodeterminación y Sánchez pactará con ellos un referéndum. El resultado de la consulta sólo Dios lo sabe, pero supondrá en todo caso el fin de España como la entidad histórica y el proyecto político que hoy conocemos». Si así fuera, «será ya difícil consolidar una España plural concebida como un ámbito de solidaridad definido por la geografía y por la historia».

Es una hipótesis arriesgada, que apunta a una disolución irreversible. Cuesta imaginar que el PSOE haya cambiado tanto para resignarse a aceptarla. Burniol, que suele ser pesimista, lo es esta vez todavía más: «Estamos pasando el punto de no retorno, pero, como tantas veces en la historia, los contemporáneos no lo ven.» 

El bloque de izquierda plurinacional

¿Un cambio de tanta trascendencia se va a producir por la necesidad coyuntural de apoyo de un gobierno en minoría? Comentando los acuerdos conseguidos para la aprobación de los presupuestos del Estado, Arnaldo Otegi (Bildu), en declaraciones a Europa Press, ha destacado que «se da la gran paradoja de que no habría Gobierno de progreso en el Estado sin el sostén de las fuerzas de izquierdas que quieren marcharse de España (…) El Gobierno se ha sostenido durante tres años en lo que nosotros llamamos bloque de izquierda plurinacional, fundamentalmente EH Bildu, ERC, Podemos y el PSOE, con el concurso del PNV y a veces del BNG.»

Otegi también se remite a la II República, ya que por primera vez desde entonces «hay un bloque de izquierda plurinacional» sosteniendo un gobierno que, aunque «les parece absolutamente insuficiente, por lo menos intenta hacer las cosas de otra manera». La pregunta surge inmediatamente: Si quieren irse de España, ¿por qué dan apoyo a su gobierno? ¿Sólo como mal menor, o porque ese gobierno contribuye, a su manera, a la disolución de España? Está claro que la situación no puede durar mucho tiempo. A corto plazo, o bien dejan de ser independentistas, o bien obtienen del gobierno alguna concesión que a día de hoy parece inconcebible.

Cierto que, «sin vascos y catalanes independentistas de izquierda no hay Gobierno PSOE – Podemos en el Estado, y eso nos ofrece la posibilidad de negociar cosas», ha remarcado Otegi. Los catalanes hacen cosas, ya lo dijo Rajoy, pero negociar competencias, concesiones y obras públicas en beneficio de sus provincias es propio de todos los diputados, que para eso están. Otra cosa muy diferente es saltarse la Constitución, el Estatuto y todo el resto, en negociaciones ocultas con vistas a instaurar otro régimen. Si eso sucede, o está cerca de suceder, habrá convulsiones.

Eres lo que consigues

Todo esto nos afecta a todos, y especialmente a los catalanes constitucionalistas, que, como recuerda Albert Guivernau en un artículo del Debate, el 24 de noviembre, han sido «triplemente abandonados»: «Por un Gobierno de la Generalitat que considera a los catalanes no nacionalistas como catalanes de segunda»; «por el Gobierno de la nación, que sistemáticamente prefiere pactar con los herederos de ETA, la extrema izquierda o el independentismo antes que con los catalanes que queremos seguir formando parte de España lealmente» —en clara alusión al socialismo, que, «pudiendo ser parte de la solución, se convierte en parte del problema»—, y «por los partidos considerados constitucionalistas, más preocupados en llegar a la Moncloa que en tratar de gobernar los Ayuntamientos de Cataluña, o aspirar, de verdad, a ocupar el Palau de la Generalitat» —en clara alusión, principalmente, a Ciudadanos, de donde «demasiados dirigentes políticos han abandonado voluntariamente Cataluña en cuanto han tenido la ocasión»—. 

Nada nuevo, pero todo es susceptible de empeorar. ¿Hasta donde llegarán las concesiones políticas —las presupuestarias, se cumplan o no se cumplan, no tienen mayor trascendencia—? Al confirmar el sí a los presupuestos de Sánchez, Gabriel Rufián ha afirmado: «En política eres lo que dices, lo que haces y lo que defiendes, pero sobre todo eres lo que consigues. Estamos hartos de militar exclusivamente en la moral, en tener razón y perder; queremos militar en la utilidad.» Es una frase propia, no ya del nacionalismo de los tiempos de Pujol, sino de cualquier partido regionalista. 

¿Militar en la utilidad o servir a la independencia? Más pronto que tarde la bifurcación se va a hacer patente. Carles Puigdemont, el día 26, deja claro que el gobierno Aragonès es «la constatación de una renuncia a utilizar la mayoría independentista de más del 50% de votos en las elecciones de 2021»; es un gobierno que trabaja menos por la independencia, incluso «en algunos puntos parece que trabaja en contra». Más pronto que tarde, como no se puede avanzar a la vez en dos direcciones contrarias, veremos si ERC se resigna a no ser más que uno de los componentes de la mayoría de la investidura de Sánchez, o consigue alguna concesión de efectos irreversibles.

NOTICIAS RELACIONADAS

SIL
SIL
SIL

1 COMENTARIO

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Lo Más visto

ANÁLISIS / Cuando contar deja de tener sentido

El 27 de agosto publiqué un artículo en este diario titulado “Mejor si dejamos de contar” en el que con cierta ironía...

El alcalde de Llívia deja de militar en ERC por el caos en la Cerdanya

El alcalde de Llívia, Elies Nova, ha informado que deja de militar en ERC por las medidas contra la Covid aplicadas en...

El separatismo ultra culpa al Govern de «inacción» y de haber puesto «en peligro» la inmersión lingüística

La entidad ultra Plataforma per la Llengua, conocida por fomentar el acoso a trabajadores que no hablan catalán y por espiar a...

1500 trabajadores de Nissan han cantado las cuarenta al gobierno, al ritmo de «Bella Ciao»

Orgullo, euforia, satisfacción, compañerismo. Afónicos, tras un día cargado de emociones, Carlos, Juan y Julio repiten en bucle...
- Publicidad -