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ANÁLISIS / El IPC adelantado de noviembre: un buen dato

Las medidas del Gobierno no han logrado evitar que nuestro nivel de vida sea hoy muy inferior al de hace 2 años

Torres de distribución de electricidad.

El IPC adelantado para noviembre por el INE el pasado día 29 es, sin ninguna duda, un buen dato. La variación interanual del índice general de precios de consumo (IPC) se ha reducido 5 décimas respecto al mes pasado situándose en 6,8%, la variación del indicador de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados y productos energéticos) ha aumentado 1 décima y la variación del IPC armonizado (IPCA) ha caído hasta 6,6%, 7 décimas menos que en octubre. La falta de información detallada no permite sacar demasiadas conclusiones, más allá de lo que el INE indica en su nota de prensa, a saber, que la reducción de la tasa de crecimiento de los precios de la cesta de consumo “es debida, principalmente, a la bajada de los precios de los carburantes, que subieron en noviembre de 2021 y de la electricidad, con un descenso mayor que el del año pasado”.  Vamos a analizar en más detalle la situación.

Evolución del IPC electricidad e IPC

El Gráfico 1 muestra las tasas de variación interanual del IPC hasta noviembre y del IPC electricidad (subclase 04510) hasta octubre 2022, el último mes para el que disponemos de información. En los primeros meses de 2021, el IPC electricidad inició una escalada y la tasa de variación interanual alcanzó 36,93% ya en abril. En respuesta a las fuertes subidas en “el precio del mercado mayorista de la electricidad en España” en abril y mayo, con efectos inmediatos sobre los clientes PVPC y los “contratos en mercado libre basados en precios dinámicos”, el Gobierno modificó el sistema de sistema de facturación el 1 de junio y rebajó transitoriamente el tipo de IVA sobre el consumo eléctrico de 21% a 10% el 24 de junio para los consumidores con potencia contratada inferior a 10 kWh “cuando el precio medio mensual en el mercado mayorista en el mes anterior al de la facturación haya superado los 45 €/MWh”. 

Ante el escaso éxito de las medidas adoptadas, el Gobierno anunció más medidas transitorias bautizadas como Plan de choque por las que se rebajaba el Impuesto Especial de la Electricidad de 5,11% a 0,5% y se suspendía el Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica de 7%, amén de otras medidas más específicas dirigidas a proteger a los colectivos más vulnerables. Pero, lo peor estaba por llegar: la tasa de variación interanual del IPC electricidad aumentó hasta 62,79% en octubre y a 71,98% en diciembre 2021 y tras la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022 se disparó hasta 107,82% en marzo de 2022. Desde ese momento, el crecimiento del índice se ha moderado, especialmente tras el repunte registrado entre junio y agosto de 2022, y mostraba en octubre una caída de 15,37%. 

Gráfico 1. Tasa de variación interanual del IPC e IPC electricidad 2018-2021 (en %)

Fuente: INE.

Como puede apreciarse en el Gráfico 2, la tasa de variación del IPC que se había mantenido fluctuando en torno a 0% en 2018, 2019, y 2020 comenzó a repuntar en los primeros meses de 2021, alcanzó 5,37% en octubre y finalizó el año en 6,55%, la tasa más elevada en muchos años. Hay pocas dudas de que las disrupciones causadas por la pandemia y las fuertes subidas de la electricidad y los carburantes están detrás de la aceleración de los precios de consumo en 2021. El punto álgido se alcanzó tras la invasión de Ucrania, alcanzando su valor máximo, 10,77%, en julio de 2022, momento a partir del cual ha registrado una notable mejoría hasta situarnos en 6,8% en noviembre. Tampoco hay ninguna duda de que las fuertes caídas en las tasas de variación del IPC electricidad y los precios carburantes desde marzo de 2021 han ayudado a moderar el crecimiento del IPC.

Valoración de la situación

El hecho de que la tasa de inflación subyacente se mantenga prácticamente estancada desde agosto apunta a que la bajada de los precios de los bienes y servicios excluidos los alimentos sin elaborar y los bienes energéticos va a resultar más difícil de reconducir que el IPC, especialmente si los salarios y otras rentas no salariales crecen a tasas muy superiores a las de años anteriores para recuperar una fracción o la totalidad del poder de compra perdido. No obstante, teniendo en cuenta que el IPC electricidad registró dos picos importantes en diciembre de 2021 y marzo de 2022, cabe esperar que pueda seguir ejerciendo un efecto benéfico sobre el IPC los próximos meses. Veamos por qué puede ser así.

Cuadro 1. Componentes del precio final medio de la demanda nacional 2021 y 2022

Fuente: Evolución del Mercado de Electricidad, Informe mensual, octubre 2022, p. 48. OMIE.

Conviene tener presente que la caída en los precios de la electricidad en los últimos meses se explica no por el ‘tope’ de 40 €/MWh en el precio del gas natural (GN) empleado en algunas centrales térmicas que implementó el Gobierno el 14 de junio de 2022, sino por la caída del precio del GN en el mercado. La aplicación del ‘tope’ al precio del GN ha sido inefectiva e ilusoria por la sencilla razón de que las centrales que empleaban GN para generar electricidad necesitaban recibir una compensación para cubrir la diferencia entre el precio pagado en el mercado y el ‘tope’ de 40 €/MWh imputado para calcular el precio de generación. Y es que, como muestra el Cuadro 1, al precio de la electricidad en el mercado diario hubo que añadir el coste del mecanismo de ajuste que figura en la segunda columna. Entre mayo y agosto, el precio en el mercado diario se redujo en 32,97 €/MWh, pero el mecanismo de ajuste le añadió 89,53 €/MWh. Un mal negocio para los consumidores de electricidad.

La razón por la que estamos viendo una evolución más favorable de los precios de la electricidad en septiembre y octubre es precisamente por la caída en el importe del mecanismo de ajuste que, como puede verse en el Cuadro 1, pasó de 89,53 €/MWh en agosto a 22,56 €/MWh en octubre. Que esta situación se mantenga en el futuro depende no del tope ficticio impuesto al precio del GN por el Gobierno, sino de que se mantenga la caída del precio del GN registrada en el mercado en los últimos meses. El Gráfico 2 muestra los precios del GN en el mercado ibérico del gas (MIBGAS) el 31 de agosto (panel izquierdo) y el 31 de octubre (panel derecho), pudiéndose apreciar la importante reducción que se produjo, tanto para entregas inmediatas como en los contratos a plazo, entre ambas fechas. Aunque el precio diario a finales de noviembre ha repuntado con relación a los registrados en octubre, se mantienen los precios para diciembre, el primer trimestre de 2023 y para el conjunto del año. Cabe esperar, por tanto, que el mecanismo de ajuste no presione al alza el precio de la electricidad en los próximos meses como lo hizo entre junio y agosto, y la evolución del IPC electricidad continúe ayudando a moderar el crecimiento del IPC.

Gráfico 2. Precios del gas natural el 31 de agosto y 31 de octubre 2022

Fuente: MIBGAS.

Conviene, por último, recordar que la moderación del IPC electricidad y del IPC en su conjunto en los últimos meses no quiere decir que hemos vuelto a la situación de partida ni mucho menos. Si el IPC electricidad en octubre de 2021 aumentó 67,29% y en octubre de 2022 descendió 15,37% quiere decir que la electricidad es todavía 41,58% más cara que hace 24 meses. Del mismo modo, si el IPC aumentó 5,52% en noviembre de 2021 y 6,8% en noviembre de 2022, quiere ello decir que la cesta de la compra ha aumentado 12.69% desde noviembre de 2020. A la vista de estas cifras, se puede afirmar que la subida de precios en los últimos 24 meses ha recortado el nivel de consumo y bienestar del consumidor medio y que, sin duda, los hogares más perjudicados han sido aquellos con rentas más bajas que son los que proporcionalmente destinan una fracción mayor de su renta a comprar alimentos, servicios de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles. Las rebajas impositivas y otras medidas del Gobierno han aliviado algo la factura energética de los hogares y las empresas, pero no han podido evitar que nuestro nivel de vida y costes de producción de las empresas sean hoy muy inferiores y superiores, respectivamente, a los de hace 24 meses.

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