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Colau denuncia los «insultos» y «amenazas» que reciben las mujeres que se dedican a la política

La alcaldesa aprovecha la dimisión de Jacinda Ardern para exigir combatir la "impunidad" con la que se ataca a las políticas

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. EP.

La sorprendente dimisión de la ya ex primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha sido utilizada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para lanzar una alerta contra los ataques que, en su opinión, sufren las mujeres por ejercer la política. Colau ha empleado su cuenta en Instagram para con un largo texto señalar que es necesario investigar la «impunidad» con la que se producen estos ataques. Todo ello a pesar de que Ardern no ha justificado su dimisión por estos motivos. No obstante, en Nueva Zelenda sí se ha abierto un debate al respecto puesto que muchos han entendido que es este acoso el que está detrás de la decisión de una política a la que Colau ha definido como «una dirigente excepcional».

Jacinda Ardern, ex primera ministra de Nueva Zelanda, en el momento de anunciar su renuncia.

En su mensaje, la alcaldesa de Barcelona asegura sentir «rabia» porque Ardern «ha sufrido una campaña constante de insultos, cuestionamientos por ser mujer, amenazas y acoso a su vida privada». Algo que, ha dicho, le sucede a mujeres como la propia Colau, que, «excepcionalmente», alcanzan «un lugar de poder muy visible». Y lo ha atribuido al machismo pues, ha asegurado, «un político que sale de fiesta, baila y se divierte es un tipo simpático, un tío normal, un político ‘muy humano’ que mola». «Una política que se divierte y tiene vida privada fuera de los cánones de la sociedad machista», ha añadido la alcaldesa, «es, en el mejor de los casos, una frívola que da una mala imagen impropia de su cargo«.

La alcaldesa sabe de lo que habla puesto que en el verano de 2019 fue víctima de duras críticas tras ser sorprendida en un bar del barrio de Gràcia tomando copas en compañía de unos amigos. Una noticia a la que posteriormente siguió otra que la relacionaba sentimentalmente con el fundador de Open Arms, Óscar Camps. Ahora, la alcaldesa, con la excusa de la dimisión de Ardern, ha alertado de que «una democracia fuerte no debería permitir las fakenews, campañas de difamación, insultos machistas e intromisión en la vida privada que algunos partidos, medios de comunicación y usuarios de redes sociales han podido perpetrar -y siguen pudiendo- con total impunidad«.

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