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La delirante historia del policía nacional infiltrado que enamoró a varias separatistas radicales

Cinco de ellas se querellan por presuntos abusos sexuales tras conocer que se trataba de agente de este cuerpo estatal

Antidisturbios de la Policía Nacional en Barcelona. EFE.

El separatismo radical anda revolucionado estos días por culpa de la Policía Nacional. Y, más concretamente, del agente D.H.P., al que el digital Directa acusa de haberse infiltrado en este movimiento para espiar el mismo y, a la vez, mantener algunas relaciones amorosas con separatistas que ahora no han dudado en denunciarle. El relato en sí es delirante porque no cuesta imaginar la decepción que tuvo que ser para estas independentistas descubrir que quien se hacía llamar simplemente Dani y decía ser de Mallorca era un agente del cuerpo policial al que más aborrecen los separatistas.

Dani, según el relato de Directa, fue enviado por el Ministerio de Interior «en misión secreta a Barcelona». El agente se asentó en el barrio de Sant Andreu y comenzó a frecuentar el gimnasio del centro social okupado La Cinètika. El digital separatista destaca su «camaleónica adaptación estética» a los grupos en los que se estaba infiltrando. Así, Dani, siempre según la versión de Directa, llevaba tatuada «una enorme estrella del caos, símbolo que se relaciona con el anarquismo» en la rodilla. Además, lucía también «pendientes de anilla, cabello peinado con cresta y camisetas con mensajes antifascistas y contra la policía». El conjunto no solo no hizo sospechar a nadie sino que logró que más de una independentista sucumbiera a sus encantos.

Para resultar aún más creíble, en plenas restricciones por la pandemia, Dani «se encaró con un agente de la Guardia Urbana para reprocharle que le hubiera querido identificar para sancionarlo». «Habitual en fiestas, conciertos y actividades nocturnas«, prosigue el digital separatista, «se le veía bebiendo alcohol a menudo y en múltiples ocasiones habría consumido sustancias estupefacientes». Su entonces mejor amigo, Manu, dice sentirse ahora «instrumentalizado», además de víctima de «un abuso de poder para coaccionar la libertad» de quienes compartieron más de una birra con el agente sentados en algún banco de la plaza de las Palmeras.

Presuntos abusos sexuales

No es Manu el único que hoy lamenta su relación con Dani. También lo hacen las cinco mujeres que, según La Vanguardia, han interpuesto contra él una querella por presuntos abusos sexuales, tras mantener relaciones sexoafectivas con todas ellas. La querella se dirigirá también contra el superior del agente y contra el Ministerio de Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska. A este último lo consideran «responsable civil subsidiario por delitos de abusos sexuales continuados, contra la integridad moral, descubrimiento y revelación de secretos e impedimento del ejercicio de los derechos civiles».

Resulta sorprendente que la querella se interponga tras descubrir que Dani no era más que una agente de la Policía Nacional y no antes. Sobre todo en lo relacionado con los supuestos abusos sexuales puesto que estos, a priori, poco o nada tienen que ver con su papel como policía. Sin embargo, las abogadas de IRIDIA califican lo sucedido de «muy grave» y aseguran que «es inaceptable que un policía encubierto utilice las relaciones sexoafectivas con activistas para obtener información y apuntalar su identidad encubierta para infiltrarse en el tejido asociativo».

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