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Una moción de censura rayana en el esperpento

En el centro, Ramón Tamames, acompañado de los líderes de Vox.

El título del artículo incluye el nombre ‘esperpento’ cuya primera acepción en el diccionario de la Real Academia Española es “persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias”, y su segunda “concepción literaria creada por Ramon Mª del Valle-Inclán hacia 1920 en la que se deforma la realidad acentuando sus rasgos grotescos”. Que me haya decidido a emplearlo aquí, presupone que aprecio en la moción de censura, presentada por los diputados de VOX y encabezada por el profesor Ramón Tamames, una deformación grotesca de la realidad política española que, dicho sea de paso, presenta rasgos estrafalarios tan conspicuos y abundantes desde hace bastantes años que resulta innecesario reflejarla en ningún espejo cóncavo para transformarla en esperpéntica.

Más allá de las denuncias legítimas a las políticas ineficaces y oportunistas desplegadas por los gobiernos presididos por Pedro Sánchez Castejón desde que resultara investido presidente tras ganar la moción de censura que lo aupó a La Moncloa en junio de 2018, con el aval de todos los partidos políticos (PSC, Unidas Podemos, ERC, PDeCAT, Junts per Catalunya, PNV y EH-Bildu, etc.), que nos han dejado sobradas muestras de su deseo de socavar el orden constitucional y la convivencia cordial entre españoles, la decisión de VOX de dar este paso con el pretexto de denunciar las políticas que están arruinando y envileciendo España viene a demostrar que su ascenso en la política nacional no ha hecho sino acentuar sus peores inclinaciones oportunistas y revanchistas, porque, digámoslo claro, más que una moción de censura contra el gobierno presidido por Sánchez, nos encontramos ante una pirueta circense cuyo único fin es desgastar a Feijoo y al Partido Popular.

Nos encontramos ante una pirueta circense cuyo único fin es desgastar a Feijóo y al Partido Popular

En estos tiempos en que tanto se invoca en vano, comenzaré recordando los artículos de la Constitución sobre la moción de censura. El artículo 113.1 establece que “el Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política el Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura”, y el artículo 114.1 que “si el Congreso adopta una moción de censura, el Gobierno presentará su dimisión al Rey y el candidato incluido en aquélla se entenderá investido de la confianza de la Cámara a los efectos previstos en el artículo 99. El Rey le nombrará Presidente del Gobierno”. El texto constitucional deja perfectamente claro que la moción de censura es un mecanismo de última instancia para “exigir responsabilidad política”, y su objetivo forzar la caída del Gobierno cuando éste haya perdido la confianza de la mayoría absoluta del Congreso para reemplazarlo por otro encabezado por “el candidato incluido en aquella”, Tamames en este caso.

Pues bien, Abascal ha dejado también meridianamente claro que el objetivo de la moción de censura registrada por los diputados de VOX en el Congreso, caso de ganarla, es que Tamames, su candidato ‘independiente’, proceda una vez nombrado presidente por el Rey a disolver inmediatamente las Cámaras y convoque elecciones generales para hacerlas coincidir con las elecciones regionales y locales a celebrar el próximo 28 de mayo. La moción presentada por VOX constituye un grosero ejemplo de oportunismo y travestismo político, puesto que, bajo la apariencia de investir presidente a un candidato independiente avalado por una trayectoria profesional y política respetable, pretende trasladar a la sociedad la noción subliminal de que, aunque pierda la apuesta, su partido es la única fuerza política en el Congreso dispuesta a hacer cuanto haga falta para acabar con el ‘sanchismo’.

El texto constitucional deja perfectamente claro que la moción de censura es un mecanismo de última instancia para exigir responsabilidad política

No nos dejemos engañar por cantos de sirenas. El verdadero objetivo de VOX al plantear la moción no es siquiera desgastar a Sánchez sino al PP, con la esperanza de ampliar su representación parlamentaria no el 28 de mayo, algo completamente fuera de la realidad, sino cuando Sánchez decida convocar elecciones generales, una vez exprimido todo el jugo a la presidencia rotatoria de la UE en algún momento del segundo semestre del año. He oído a algunos periodistas defender la moción aduciendo que solo el hecho de ver a Tamames, hombre con una cabeza muy bien amueblada, exponer en el Congreso un programa de gobierno bien hilvanado, merece el trance.

Nada más lejos de la verdad. Existen otras formas de interpelar y exigir responsabilidades al Gobierno y utilizar la moción de censura de forma espuria, cuando el candidato ha acordado dejar fuera del programa cuestiones que podrían herir la sensibilidad de quienes lo han elegido para encabezarla, y cuando el candidato es consciente y reconoce de antemano que no podría desplegar el programa de gobierno que exponga en el Congreso, incluso si ganara la moción, constituye un engaño en toda regla a los ciudadanos, miserable aunque inocente y no vaya a tener consecuencias tan nefastas como el perpetrado por el presidente Sánchez cuando prometió a quienes le votaron en noviembre de 2019 que nunca pactaría con Unidas Podemos para formar gobierno. Pronto comprobamos que mentía como un bellaco y todo indica que duerme a pierna suelta en La Moncloa.

Vox con su impostada audacia puede resultar muy útil a quienes representan la verdadera amenaza al orden constitucional: Sánchez y sus avalistas

Remedando que París bien vale una misa, el candidato quizá se haya dicho a sí mismo que la notoriedad y atención mediática que está recibiendo desde que se difundió la noticia de su posible candidatura, bien vale encarnar al protagonista en esta pantomima. Quizá Tamames, en el ocaso de su dignísima carrera profesional y política, no se resigna a dejarnos como legado lo mucho que ha escrito y protagonizado a lo largo de su larga y prolífica vida, y quiere culminarlo ahora anteponiendo unos minutos de gloria personal en el hemiciclo a cualquier otra consideración política. Dudo que esta farsa circense sirva para devolver la razón a la política y me inclino más bien a pensar que podría dar alas a quienes pretenden dinamitar las bases de nuestra joven y frágil democracia. VOX con su impostada audacia puede resultar muy útil a quienes representan la verdadera amenaza al orden constitucional: Sánchez y sus avalistas. Y Feijoo hace muy bien quedándose al margen, negándose a ser parte o juez en este sainete.

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