En abril de este año se cumplieron 25 años de los conocidos como acuerdos de Viernes Santo, que pusieron fin a tres décadas de violencia fraticida en Irlanda del Norte, donde se deslizó en una espiral de violencia la comunidad católica, partidaria de la reunión con la República Irlandesa, y la comunidad protestante, defensora de seguir formando parte del Reino Unido. Gracias al mentado acuerdo, Irlanda del Norte recuperó su autonomía, suspendida por el Gobierno británico a causa de la violencia terrorista, y formó un Ejecutivo de coalición entre protestantes y católicos.
Ahora, según cuenta El Nacional, el equipo del expresidente de la Generalitat fugado Carles Puigdemont estaría estudiando el caso en Waterloo para adoptar una senda parecida en el caso de Cataluña. Aunque no ha trascendido cuáles son los puntos de dicho acuerdo que se toman como referencia, cabe destacar que en aquel caso se recogía la «legitimidad» de cualquier elección que libremente hagan los ciudadanos de Irlanda del Norte, sea la de seguir unida al Reino Unida o integrarse en la República de Irlanda. En cualquier caso, debe recordarse que aquel conflicto, en el que cayeron a manos de la violencia 3.500 personas, guarda pocas semejanzas con el vivido en Cataluña.