Errejón, líder intelectual de lengua suelta y manos largas de la ‘izquierda’ española, es un cadáver político del que casi nadie recuerda ya su dimisión ocurrida apenas hace unos días, y esta semana le ha tocado a Lobato el turno de subirse a la tarima del circo político para beberse la copa de cicuta servida por los ‘compañeros’ de su propio partido. La visita al notario del secretario del PSOE madrileño para aclarar y dejar constancia de lo sucedido el pasado 14 de marzo levantó tales ampollas en la Moncloa que, el prometedor líder elegido por Ferraz para renovar el liderazgo de la federación madrileña y plantarle cara a la presidenta Ayuso, ha sido víctima, según sus propias palabras, de un linchamiento orgánico por su propio partido. El mensaje de la Moncloa y Ferraz no admite dudas: quien no aplaude a Sánchez y defiende con fervor a su Begoña sin mácula no sale en la foto, pero si decides integrarte en el harén orgánico y multicolor formado por efebos, mozos de cuadra, exhumadores consumados y aplaudidoras progresistas tienes garantizado hacer una buena carrera política.
A quienes más han destacado desde la llegada de Sánchez a la presidencia del gobierno por su fina cintura, como diría Pradera, para constitucionalizar lo que era inconstitucional y defender a la ‘famiglia’ del presidente se les ha premiado con un puesto en el Tribunal Constitucional (Campos) o la presidencia del Consejo de Estado (Calvo); a los alumnos más aventajados y las aplaudidoras más locuaces o cara dura con una vicepresidencia (Montero) o un Ministerio (Marlaska, Bolaños, Montero y Alegría); a los fieles más zafios (Ábalos y Puente) con un Ministerio para controlar las licitaciones de obras públicas; a quienes no daban para más se les ha colocado como presidenta (Armengol) o portavoz (Patxi) en el Congreso; y quienes han dado pruebas de su entusiasmo y fidelidad a prueba de tribunales durante estos años, Sánchez las ha colocado al frente de la presidencia (Calviño) o vicepresidencia (Ribera) de alguna institución europea o, premio menor, de su propio partido (Narbona).
Un fiscal general «no idóneo» al servicio de Sánchez
El crimen de Lobato ha sido acudir a un notario para dar fe de lo ocurrido la mañana de aquel convulso 14 de marzo de 2024 cuando recibió en su móvil un documento que contenía información fiscal sobre un contribuyente (González Amador). En ese documento, el abogado reconocía el fraude cometido por su representado y proponía al fiscal del caso un acuerdo para saldar la deuda con Hacienda. El contribuyente, resultó ser la pareja sentimental de Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y el objeto del correo remitido a Lobato esa mañana desde la Moncloa no admitía ninguna duda: “para que la usara como arma contra la presidenta madrileña”. Quien envió el documento en cuestión fue Sánchez Acera, jefa de gabinete de Oscar López, quien a su vez era en ese momento nada menos que jefe del gabinete del presidente Sánchez.
No tranquilo con la información recibida, Lobato preguntó la jefa del gabinete de López por el origen del documento y la fiabilidad de la información contenida, y García Acera lo tranquilizó asegurándole que cuando lo empleara esa mañana en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, el documento habría aparecido en algunos medios. Y así fue. Pocos minutos después de las nueve de la mañana El Plural publicó el documento y Lobato utilizó la información para lanzarse a la yugular de Ayuso a la que acusó de estar sumida en la corrupción. Hoy tenemos dos informaciones relevantes sobre lo ocurrido el 14 de marzo de 2024. Primera: los servicios prestados a Sánchez por la en aquel momento rubia y angelical directora de El Plural han sido recompensados con su nombramiento como consejera de RTVE. Segunda: según las últimas noticias aparecidas en El Español, Sánchez Acera mutiló la propuesta de acuerdo enviada por el abogado del contribuyente a la fiscalía para borrar cualquier pista sobre su origen.
Es un hecho probado que García Ortiz (Alvarone, como se le conoce en el mundillo judicial), fiscal general y algunos de sus subordinados jerárquicos, como la jefa de la fiscalía general de Madrid, exigieron al fiscal del caso que les remitiera con urgencia la información sobre la propuesta de acuerdo entre el abogado del contribuyente y la fiscalía. Y todo apunta a que Alvarone no lo hizo por razones estrictamente profesionales sino para trasladar esa información a la Moncloa y utilizarla contra la presidenta madrileña. El fiscal general, imputado por el Tribunal Supremo a causa de sus indecorosos tejemanejes, se niega a dimitir y sigue contando con el respaldo del presidente Sánchez y su banda de ministros y medios de comunicación afines que se empeñan a coro en hacernos creer que García Ortiz sólo pretendía hacer valer la verdad, olvidando añadir que en un estado de derecho ni la fiscalía puede saltarse la ley para combatir un supuesto bulo ni el gobierno recibir del fiscal general información reservada sobre un contribuyente, mucho menos utilizarla con fines políticos. Ya veremos cómo termina la investigación del Supremo.
Sabíamos de quién depende el fiscal general (de Sánchez, pues ya está) y ahora sabemos lo bien que ‘Alvarone’ cumple su cometido, no precisamente para “promover la acción de la Justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley, de oficio o a petición de los interesados”, como establece el artículo 124 de la Constitución, sino para promover los turbios intereses del presidente Sánchez y enfangar la vida política. Porque ya me dirán ustedes a qué legalidad, defensa de los derechos de los ciudadanos y salvaguarda del interés público servía García Ortiz cuando, como todo apunta, decidió el pasado 14 de marzo enviar a la Moncloa información fiscal sobre un contribuyente. Para fango, Sr. Sánchez, los ciudadanos de Valencia ya tienen bastante con retirarlo de sus calles y viviendas en los pueblos anegados, lugares de donde, por cierto, usted salió por patas y sus delicados zapatos no se han dignado volver a pisar.
Linchar al traidor
Lobato, técnico del Ministerio de Hacienda, obró con cautela y siempre ha sostenido no haber utilizado en su comparecencia en la Asamblea de Madrid la información proporcionada por la jefa de gabinete de López sobre un contribuyente hasta confirmar que había sido filtrada por un medio afín a la Moncloa y publicada pocos minutos después. Hace unos días, el diario ABC reveló que Lobato había acudido, tras conocer la imputación de García Ortiz por el Supremo, a un notario para levantar acta de los mensajes intercambiados en la mañana de autos, almacenados en su teléfono móvil, para que quedara “bien asegurada la conversación y no dependiese de la integridad de su móvil”. Una auténtica temeridad porque quien da muestras de tibieza en el PSOE de Sánchez y no está dispuesto a tergiversar y mentir para salvar la cara a su líder carismático tiene los días contados.
Conocida la visita de Lobato al notario, el PSOE y Moncloa entraron en pánico y los que hasta ese momento decían ser ‘compañeros’ del dirigente madrileño conminaron al traidor a beberse la copa de cicuta. De nada le sirvió a Lobato defender su honorabilidad en una rueda de prensa el martes 27 porque al día siguiente se vio compelido a presentar su dimisión como secretario general del PSOE de Madrid. Dos días después, viernes 29 de noviembre, Lobato comparecía como testigo (obligado, por tanto, a decir la verdad) ante el magistrado Hurtado que instruye la causa en que el fiscal general de Sánchez está imputado. Ahora, el acta notarial y el teléfono móvil de Lobato están en manos del instructor y a buen seguro que, si Moncloa pasó a Lobato la información sobre el acuerdo con la fiscalía antes de publicarse en un medio, la jefa de gabinete del gabinete de López será llamada por el juez Hurtado.
Moncloa y Ferraz aseguran estar muy tranquilos con este caso, con la imputación de Gómez, la esposa de Sánchez, y con la instrucción del caso Número 1-Ábalos-Koldo-Aldama, pero lo cierto es que su única línea sólida de defensa consiste en no contestar las preguntas incómodas, agarrarse desesperadamente a que todas las acusaciones son bulos fabricados por organizaciones ultraderechistas -tan de ultraderecha como los manifestantes que abuchearon y echaron a patadas a Sánchez de Paiporta- y entonar a coro el manido soniquete de que “el foco debería estar en quién miente, defrauda y reconoce los delitos fiscales” (Montero dixit). Olvidan añadir que quien miente, defrauda y reconoce delitos fiscales ya está sujeto a un proceso, pero quienes mienten, engañan y utilizan a la fiscalía general para atacar a sus adversarios políticos no merecen ser presidente ni estar al frente de la Fiscalía. ¡Vaya manera de adelantar por la izquierda!