El semanario The Economist acaba de publicar un estudio en el que afirma que la economía española es la que mejor se ha comportado a lo largo del último año dentro del conjunto de países de la OCDE. Nos siguen en este ranking Irlanda, Dinamarca, Grecia, Italia y Colombia.
El estudio se basa en una puntuación que recopila cinco indicadores macroeconómicos y financieros: el PIB, el desempeño del mercado de valores, la inflación, el desempleo y las balanzas fiscales de 37 países desarrollados. Compara los resultados del tercer trimestre de este año con el último del 2023 o con datos de principios de año.
Como español me alegra que un semanario de gran prestigio internacional ponga en valor el comportamiento de nuestra economía. También me satisface que uno de los semanarios que más utilizaron el concepto peyorativo PIGS (cerdos) para referirse a Portugal, Italia, Grecia y España ahora tenga que observar cómo los países mediterráneos estamos capeando bien los grandes desafíos económicos del momento.
En cualquier caso, tras leer con detalle el informe de The Economist y las noticias que se hacen eco de este, debemos poner en contexto y matizar aspectos de nuestra economía para que “no nos vengamos arriba”. De la lectura de tales informaciones uno podría pensar que España está llevando a cabo una política económica excelente y que todo va viento en popa. Nada más lejos de la realidad. No es oro todo lo que reluce, para tristeza de todos los medios de comunicación subvencionados por el gobierno que están amplificando el impacto de esta información del medio de la familia Rothschild.
Es bastante obvio que los países mediterráneos estamos menos expuestos al conflicto ucraniano que ha marcado buena parte de las tensiones económicas del último año analizado por la revista británica. Además, en el concreto caso español, al ser una economía cada vez menos industrializada, nos ha afectado relativamente menos que los grandes motores europeos el impacto del incremento de los precios de la energía y materias primas estratégicas. Por supuesto, también la lejanía geográfica con la zona de guerra.
España sigue teniendo grandes retos económicos por delante. Seguimos presentando graves desequilibrios fiscales y financieros en términos macroeconómicos que hay que corregir. Además, la situación de las familias, la microeconomía y la renta per cápita de los españoles no va precisamente a mejor, cuestión esta que incluso The Economist reconoce. He aquí 7 grandes retos económicos que a los españoles sí nos deberían preocupar:
- Casi tres millones de parados. Seguimos siendo el país de la Unión Europea con mayor tasa de desempleo, incluso con las cifras maquilladas. No podemos olvidar que el 25% de los parados europeos son españoles. Tampoco que España lidera también el paro entre los jóvenes del mundo desarrollado, con una cifra del 26,7%. Desde luego, con estas cifras es sonrojante que nuestros gobernantes saquen pecho por su “gran” gestión económica.
- Poca competitividad país. España es el país que viene acumulando mayores caídas de productividad de toda la OCDE. Escasa inversión en investigación y desarrollo pueden dejarnos atrás en el avance de nuestra economía. Nuestros gobernantes tienen que impulsar un ecosistema legal y regulatorio más sensible con el desarrollo de las nuevas tecnologías y el crecimiento del tamaño medio de nuestras empresas para hacerlas más competitivas. Además, es fundamental que el sistema educativo esté más cerca de las necesidades de las empresas españolas.
- Grave desequilibrio en el sistema de pensiones. Los últimos presupuestos generales del Estado, del año 2023, sumaron un total de 450.721 millones de euros. En ellos, 190.684 millones fueron destinados al pago de las pensiones. Es decir, más de 4 de cada 10 euros de todo el presupuesto público. ¿Cómo se sostendrá el actual sistema de reparto de pensiones con los incrementos de esperanza de vida, la brutal caída de la natalidad, la baja productividad laboral y la elevadísima deuda pública española? ¿Estamos impulsando reformas efectivas para evitar que cada año haya un déficit en el sistema de pensiones cercano a los 60.000 millones de euros? La respuesta es no.
- Desequilibrio en las cuentas públicas. Buena parte del crecimiento de la economía española se apoya en el incremento del crónico déficit público y el incremento de la deuda pública. Eso no es sano ni sostenible en el medio plazo. Las administraciones públicas españolas deben 1.63 billones de euros y eso hay que pagarlo tarde o temprano. Conviene reducir esa abultada deuda para afrontar retos de futuro, ganar soberanía económica y poder llevar a cabo políticas públicas. Alguien, algún día, si quiere ser responsable, deberá abordar ajustes y recortes de gastos que equilibren las cuentas públicas.
- Cada día familias más pobres. Desde inicios de 2020 la pérdida de poder adquisitivo, medida por el aumento en el Índice de Precios al Consumo (IPC), ha sido de casi un 20%. Entre marzo de 2020 y marzo de 2024, el aumento en el precio de la energía ha sido del 32%, mientras que de la alimentación ha sido del 30%. En otras palabras, calentar tu casa o llenar la cesta de la compra se ha encarecido muy por encima de lo que han subido los salarios. Los españoles, somos, objetivamente, bastante más pobres que hace 4 años.
Así pues, no es de extrañar que España sea el tercer país de la Unión Europea con más personas en situación pobreza o exclusión social, sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria. El 26,5 % de la población española, es decir, unos 12,7 millones de personas, viven en ese escenario vital, según el último estudio ‘El Estado de la Pobreza’. Sólo con este dato, es bastante discutible que la economía española marche “como una moto”.
- Graves dificultades de acceso a la vivienda. El 65,9% de los jóvenes españoles con edades entre 18 y 34 años residen en el hogar familiar, 13 puntos más que en 2008 y 16 puntos por encima de la media de la Unión Europea. Y cada día empeora el escenario: el precio de venta sube sin parar y los pocos alquileres que hay están a precios prohibitivos. Esta situación ha sido causada, en buena medida, por el conjunto de ocurrencias políticas intervencionistas, antiliberales y contra la propiedad privada de nuestros gobernantes que han acabado de asfixiar el acceso digno a una vivienda.
- Cada día más impuestos. Si la inflación ha venido empobreciendo de manera general a los españoles, sólo faltaba sufrir a un presidente del Gobierno que ha subido 81 veces los impuestos y cotizaciones desde que gobierna. Se han adoptado subidas de impuestos por valor de 9.625 millones, así como incrementos de las cotizaciones por otros 26.115 millones. Eso sin contar el incremento recaudatorio vía inflación, que ha supuesto una subida encubierta de la tributación de 27.100 millones.
Pero no sólo se han quedado ahí. El ejecutivo central tiene la intención de impulsar 46 nuevas medidas para elevar aún más la presión fiscal media en España.
En definitiva, me alegra que The Economist tenga buena imagen económica de España. Pero más me gustaría que la tuvieran los españoles. Lamento decirles a los señores de The Economist que, sin ningún tipo de dudas, los españoles somos más pobres que hace un año. Por si el año que viene quieren afinar un poco más sus sesudos estudios…