Subida de temperatura en el enfrentamiento entre Elon Musk y Sam Altman. Los gigantes de la industria tecnológica estadounidense han protagonizado un sonado thriller tras el intento de Musk de adquirir OpenAI por la suma de 97.400 millones de dólares. Musk confundo la empresa en 2015, pero se desvinculó de la misma en 2018.
"Probably his whole life is from a position of insecurity"
— Bloomberg (@business) February 11, 2025
OpenAI CEO Sam Altman said the company is "not for sale" and Elon Musk is probably trying to delay its progress with an unsolicited bid for the AI firm https://t.co/CtKdqnQgws pic.twitter.com/N702QJP8JW
Altman respondió corto y tajante. “No, gracias”. A su vez, en un gesto controvertido, se ofreció a comprar X al magnate por la irrisoria suma de 9.740 millones, en un intento por hacer saltar a Musk. Su pretensión tuvo éxito, y el empresario sudafricano, lejos de quedarse callado, respondió con un aún más contundente “Estafador”. Musk aprovechó también para cargar contra la dirección de OpenAI, a la qué acusa de haber abandonado su misión original de desarrollar una herramienta abierta al servicio de la humanidad para caer en las lógicas de mercado y enriquecerse con su acercamiento a Microsoft.
Más allá de los dardos en redes sociales, la disputa tiene implicaciones serias. Musk ha iniciado una batalla legal contra OpenAI, acusándola de abandonar su compromiso con la transparencia y el código abierto. Altman, por su parte, sostiene que el desarrollo de inteligencia artificial avanzada requiere grandes inversiones y que su alianza con Microsoft es clave para mantener a OpenAI en la vanguardia del sector. Musk usa este pretexto para atacar las decisiones ejecutivas de OpenAI.
Sam Altman appears to turn down Elon Musk and a group of investors' offer to buy OpenAi for $97.4 billion.
— Art Candee 🍿🥤 (@ArtCandee) February 10, 2025
Elon is big mad.
🤣 pic.twitter.com/4cRnQr25ZZ
El enfrentamiento no solo expone las tensiones entre dos pesos pesados de la tecnología, sino que también refleja el dilema sobre el futuro de la IA. Por ahora, la pelea sigue en el aire. Lo único claro es que, en este duelo de titanes, los egos parecen tan grandes como los números que manejan. Incapaces de llegar a un acuerdo, la contienda por el control de la Inteligencia Artificial promete dejar más momentos memorables.