Robert F. Kennedy Jr, secretario de Saluid Y Servicios Humanos de la administración Trump, está explorando junto con la secretaria de Agricultura Brooke Rollins una reforma en el programa de alimentos SNAP para restringir y desincentivar la compra de comida basura y comidas azucaradas que se benefician de este subsidio.
SNAP (Supplemental Nutrition Assistance Program), consiste en una ayuda del Estado para los más vulnerables, que otorga a sus beneficiarios una cantidad mensual a gastar en productos alimenticios. Kennedy y Rollins proponen eliminar del programa la compra de comida basura y productos ultra procesados con elementos perjudiciales para la salud.
USDA Secretary Brooke Rollins welcomes RFK Jr.’s help reforming SNAP to cut “bad food and sugary drinks”
— American Values 🗽 (@AVPac_US) February 15, 2025
“When a taxpayer is putting money into SNAP, are they okay with us using their tax dollars to feed really bad food and sugary drinks to children who need something more… pic.twitter.com/nFeooY3fkM
La medida
El plan forma parte de un esfuerzo por promover hábitos de alimentación saludables entre los beneficiarios del programa, al mismo tiempo que se busca reducir el despilfarro y mejorar la eficiencia de SNAP. Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, más de 42 millones de personas recibieron asistencia de SNAP en el año fiscal 2023, con un gasto superior a 110.000 millones de dólares. Esta medida no solo eliminaria los productos de baja calidad alimenticia de la cesta de los más vulnerables, sino que ayudría a su vez a equilibrar la responsabilidad fiscal del programa con la provisión de asistencia nutricional.
Las posibles restricciones en la compra de ciertos alimentos han generado debate. Mientras algunos expertos en salud pública apoyan la medida como un paso necesario para reducir los índices de obesidad y enfermedades asociadas, otros sectores consideran que podría limitar la libertad de elección de los beneficiarios del programa.
Pese a las críticas, la propuesta ha sido recibida con un tono general positivo, resaltando el compromiso del nuevo ejecutivo por la promoción de hábitos saludables entre el público americano, que en 2024 presentaba alarmantes estadísticas, con al menos uno de cada cinco adultos en cada estado del país sufriendo de obesidad.