La demanda presentada por SM el rey emérito Juan Carlos I contra Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria, ha desatado una tormenta mediática. El monarca reclama 50.000 euros por presunta vulneración del derecho al honor debido a declaraciones de Revilla entre mayo de 2022 y enero de 2025. El cántabro, ha calificado la acción como “injusta y mezquina” en una emotiva rueda de prensa, que en el tono habitual de Revilla ha mutado en un debate sobre la percepción pública de la monarquía.
Revilla: "Cuando iba a ver al rey no me habréis visto nunca agachar la cabeza. Yo procuraba poner la cabeza más alta. No hay que humillarse ante nadie ni callarse las denuncia ante las injusticias de los poderosos". pic.twitter.com/ae11L4odTn
— El HuffPost (@ElHuffPost) April 2, 2025
Las reacciones a estas palabras son numerosas y emocionales. Quienes suscriben la monarquía o simplemente no comulgan con las desenfadadas formas del cántabro han expresado indignación ante lo que consideran un ataque reiterado a la figura de Juan Carlos I, defendiendo su legado como Jefe de Estado.
Ya ha dejado de llorar Revilla, Clarice? pic.twitter.com/qrO4Fp2oEc
— La Vermu🍸 (@Vermutin2) April 2, 2025
Sus defensores han aplaudido la postura desafiante de Revilla. Lo categorizan como un “símbolo de resistencia frente a privilegios históricos”. La polarización es evidente: mientras algunos critican al cántabro por lo que perciben como un afán de protagonismo, otros cuestionan la decisión del rey emérito de actuar contra un ciudadano particular, algo inédito en la historia reciente de la realeza española.
A medida que el caso avanza hacia un acto de conciliación en los juzgados de Santander, las redes siguen en su tónica habitual de tensión. El enfrentamiento entre Revilla y el rey emérito no solo reabre heridas sobre el pasado de la monarquía, sino que también pone a prueba su relevancia en la España actual, con los monárquicos en guardia y los críticos al acecho.