India ha atacado esta madrugada con misiles nueve sitios en Pakistán y el Kashmir administrado por Pakistán, en represalia por un atentado en Pahalgam, Kashmir indio, que mató a 26 personas el 22 de abril y a raiz del cuál India acusó a Pakistán de respaldar el terrorismo, afirmación que Islamabad niega. Pakistán reporta hoy más de 20 civiles muertos a raíz del ataque, incluyendo un menor, y 46 heridos, mientras que India asegura que los objetivos eran “infraestructuras terroristas”. La respuesta paquistaní se ha traducido en el derribo de cinco aviones indios y ataques que han dejado siete muertos en el Kashmir indio, intensificando el conflicto a lo largo de la Línea de Control.
🇮🇳🚨🇵🇰 | India acaba de lanzar misiles a Pakistán
— BlackMaps 🗺️ (@maps_black) May 6, 2025
Las consecuencias globales de esta escalada son profundas. Ambos países cuentan con arsenal nuclear. El riesgo de un conflicto nuclear entre dos potencias con arsenales estimados en 140-250 ojivas cada una amenaza con devastar la región y más allá. Ya en 2019 -las tensiones entre países no son precisamente recientes-, un estudio estimó que una guerra nuclear India-Pakistán podría causar 50-125 millones de muertes directas y liberar 16-36 teragramos de carbono negro, reduciendo las temperaturas globales entre 2-5°C y la producción agrícola en un 15-30%, provocando hambrunas masivas.
Económicamente, la región es clave para el comercio asiático. La suspensión del espacio aéreo y el comercio bilateral, junto con la amenaza india de bloquear el río Indo –de la cual depende el 90% de la agricultura paquistaní-, podrían disparar los precios de alimentos y energía, afectando cadenas de suministro globales.
El choque responde a su vez a bloques globales. China, aliada de Pakistán, podría intervenir, tensando su relación con India, cercana a Occidente, Francia y EE.UU. Esto puede fracturar alianzas globales -más con los actuales liderazgos de las superpotencias- y avivar conflictos en otras zonas, como Taiwán o el Mar del Sur de China. La ONU y líderes mundiales piden contención, pero la retórica belicista, alimentada por la rivalidad histórica por Kashmir, complica extremadamente la situación. El mundo enfrenta el riesgo de una crisis humanitaria, económica y climática con repercusiones que pueden alterar el orden global.