Liam Payne falleció el 16 de octubre de 2014, después de caer desde el balcón del tercer piso del Hotel Casa Sur, en Buenos Aires. Meses después de su trágica muerte se han revelado los detalles de su patrimonio.
Liam Payne murió sin tener testamento, por lo que no dejó instrucciones legales sobre cómo debía repartirse su patrimonio. Según las leyes del Reino Unido, cuando una persona muere sin testamento y no está casada ni en unión civil, sus bienes pasan a sus hijos.
En el caso del cantante, todo su patrimonio pasaría a ser de Bear Payne, el hijo que tuvo en 2017 con la cantante Cheryl Cole. Bear tiene actualmente 8 años y sería el único beneficiario de la fortuna de 24,3 millones de libras (28,5 millones de euros, al cambio actual).
Como su hijo aún es menor de edad la gestión y supervisión de esta herencia recaerá en dos personas designadas por la justicia británica: Cheryl Cole, la madre y la expareja del artista, y Richard Bray, un reconocido abogado especializado en el sector musical. Ambos ejercerán como coadministradores, pero con competencias restringidas, ya que no podrán disponer libremente del dinero ni distribuirlo.
La novia del cantante, Kate Cassidy, no recibirá nada del patrimonio, ya que no están casados, no han formado una unión civil reconocida legalmente y no figura como beneficiaria.
La herencia está compuesta por propiedades y derechos musicales, que reflejan el legado económico de una carrera iniciada en 2010 y marcada por su ascenso al estrellato internacional como miembro de una de las boy bands más exitosas de la historia.
Aunque Liam Payne ya no esté, su música y su legado siguen vivos. El futuro de su hijo Bear estará resguardado por ese patrimonio construido con años de éxito y dedicación.