Acaba de celebrarse la reunión anual del Cercle d´Economia, poniendo aún más alto el listón de interés de otros años. Se ha hablado mucho de la OPA del BBVA sobre el Sabadell. Y del Gran Apagón y la política energética. Pero también se ha hablado de impuestos y de eso vamos a tratar aquí.
EL INFIERNO FISCAL CATALÁN
El sistema fiscal catalán es un infierno. Eso no tiene duda. Lo dijo claramente Sánchez-Llibre, president de Foment, en la entrega de los premios Carles Ferrer el pasado diciembre: “Vivimos en un infierno fiscal”. Él tiene motivos sobrados para saberlo. Y los hechos demuestran que es así. Veamos:
1. IRPF, TRAMO AUTONÓMICO. Hasta el ejercicio 2024 inclusive, el primer tramo de la escala catalana (entre 0 y 12.450 euros) tributa al tipo más alto de España: el 10,50%. Esto castiga a los rendimientos íntegros inferiores a 21.000 euros, es decir, a los más modestos. En Madrid ese tipo es el 8,50%. En la mayoría de las autonomías y en el Estado es el 9,50%. Impresentable.
Hemos venido denunciando esta situación insistentemente y, por fin, mediante el Decreto-Ley 5/2025, de 25 de marzo, la Generalitat ha rebajado un punto este tipo dejándolo en el 9,50%. Entrada en vigor: 01.01.2025. Menos mal. (Los demás tramos continúan igual).
2. IMPUESTO SOBRE EL PATRIMONIO. Este impuesto no existe en ningún otro país de la UE y está bonificado al 100% en varias autonomías como Madrid y Andalucía. Pero la Generalitat está empeñada en mantenerlo. No recauda mucho (633 millones en 2024, sobre unos ingresos totales de 40.000 millones) aunque el efecto ahuyentador sobre inversores y emprendedores es enorme. Además de injusto, este impuesto es un grave inconveniente para atraer talento y riqueza a Cataluña. Y es un gran incentivo para expulsar a grandes patrimonios.
3. IMPUESTO SOBRE SUCESIONES. En muchas autonomías las herencias de padres a hijos están bonificadas al 100%. Por el contrario, la Generalitat se empeña en mantenerlo, y a unos niveles insoportables.
Una herencia de un millón de euros a favor de un hijo mayor de 21 años paga en Cataluña 103.137 euros. En Madrid paga 2.626 euros.
Este impuesto tampoco recauda mucho (738 millones en 2024), pero el efecto ahuyentador, análogo al de Patrimonio, es altísimo.
4. IMPUESTO SOBRE TRANSMISIONES PATRIMONIALES (ITP). El Decreto-Ley 5/2025 rebaja un punto el tipo de IRPF del primer tramo, pero, a cambio, propina un gran estacazo en el ITP. Veamos:
a) La compra de una vivienda nueva tributa por IVA al 10%. Esto no lo puede tocar la Generalitat. Pero cuando se trata de una vivienda usada, la compra tributa por ITP y ahí sí mete mano la Generalitat. El tipo de gravamen es el 10% por los primeros 600.000 euros; el 11% entre 600.000 y 900.000; el 12% entre 900.000 y 1.500.000; y el 13% por el exceso sobre 1.500.000 euros. Un disparate. En Madrid el tipo es el 6%, cualquiera que sea la cuantía. (Los descomunales tipos catalanes no tienen parangón y hunden la demanda).
b) Si el adquirente es un gran tenedor (persona física o jurídica titular de 5 o más viviendas en una zona tensionada, o sea, en casi toda Cataluña), el tipo aplicable en ITP es el 20%. (Se trata de expulsar a los inversores).
c) La adquisición de un edificio entero de viviendas por una persona física o jurídica, aunque no sea gran tenedor, tributa en ITP al 20%. (Piensan en el que compró la Casa Orsola).
Se nota mucho la mano de ERC o de los Comuns en la tosca redacción de este Decreto-Ley 5/2025. Lo peor es que denota una empatía nula con el sector. Y así no van a salir bien las cosas. Los inversores inmobiliarios saldrán huyendo. Caerá la oferta y subirán los precios.
5. IMPUESTOS PROPIOS. Cataluña es la autonomía con mayor número de impuestos propios: tiene 15, aunque en conjunto recaudan una cifra como Sucesiones. Madrid no tiene ninguno. Entre los impuestos propios catalanes algunos castigan injustificadamente a los particulares como el Impuesto sobre Emisiones de CO2 de los vehículos, redundante con el Impuesto especial sobre hidrocarburos. Otros, como el de Instalaciones que inciden en el medio ambiente, castigan con poca razón a sectores vitales para la economía. Y otros penalizan el turismo: la Tasa Turística, modificada por el Decreto-Ley 6/2025 para duplicar las cuotas. (El turismo es la principal fuente de empleo en Cataluña).
QUÉ PODEMOS ESPERAR DE LA POLÍTICA FISCAL DE SALVADOR ILLA
¿Qué ha hecho Illa con la política fiscal? Poco y regular: una rebaja de un punto en el primer tramo del IRPF autonómico y, a cambio, un endurecimiento brutal del ITP y de la Tasa Turística. Supuestamente al servicio de la política de vivienda. Y no toca ni una coma de Patrimonio, Sucesiones o Impuestos propios. Dicho claramente: Illa continúa la política fiscal de los anteriores gobiernos de la Generalitat. Con la misma escasa empatía con el tejido productivo. Sin estimular la inversión o la creación de empleo. Es rehén de sus socios de extrema izquierda: no podría ni siquiera rebajar Patrimonio, aunque quisiera.
ABANDONEMOS TODA ESPERANZA DE REBAJA DE IMPUESTOS
Una reivindicación histórica del Cercle (y de Foment) es la rebaja de impuestos, con especial interés en la supresión de Patrimonio. Peguntado por esa rebaja, Illa se cerró en banda: dijo que los impuestos son necesarios para sostener la sanidad, la educación y reducir las desigualdades. No se cierra a hablar de fiscalidad, pero hay que mantener los servicios públicos. (Hablar así, sin matizar nada sobre el gasto, es una simpleza. Un pequeño apunte sobre qué se entiende por “servicios públicos”: este miércoles 7 el Parlament ha aprobado la creación de un Cuerpo Diplomático catalán).
Illa defendió el Concierto fiscal catalán, pero no entró en detalles. Dijo que tienen una hoja de ruta pactada con ERC, aunque es partidario de que haya un amplio consenso. (Este es un tema hiper-crítico; no se sabe cómo saldrá).
Guardiola, president del Cercle, reivindicó el centro político. Echa de menos grandes acuerdos entre PSOE y PP en España. Respecto a Cataluña, agradeció a Illa la recuperación de la normalidad institucional tras el procés, pero tiene reservas con los socios de gobierno. La influencia de ERC y de los Comuns es perjudicial: son populistas antieconómicos. Los topes a los alquileres y la elevada fiscalidad están ahuyentando la inversión y dificultando la recuperación económica. A su juicio convendría explorar en Cataluña una nueva mayoría entre PSC y Junts. (Pero Junts, al menos en lo que dependa de Puidemont, no está por la labor).
Todo apunta a que Salvador Illa no sacará a Cataluña del infierno fiscal.