El acuerdo entre socialistas y comuns para bajar la persiana de la oficina exterior del Govern en Israel por razones de seguridad, como no podía ser de otra manera, ha suscitado una enorme polémica. Carles Puigdemont ha sido la primera personalidad política en pronunciarse a este respecto. El neoconvergent ha afirmado que “todo se sacrifica en aras de mantenerse en el poder y culminar la estrategia de desmontar Cataluña”.
Con este tuit, el prófugo ha querido hacer hincapié en su oposición frontal a que, según él, tanto PP —en el caso del consistorio barcelonés— como Comuns —en materia de política exterior— sean socios de Salvador Illa. “No podemos seguir supeditados a los intereses de España y a los de su partido”, ha lamentado el expresident.
Más contundencia desde Ripoll
Silvia Orriols tampoco ha desaprovechado la ocasión para cargar contra el ejecutivo autonómico: “Hay quien piensa que dar apoyo a organizaciones islamistas o cometer un atentado sale gratis”. La diputada y alcaldesa ha puesto de relieve la supuesta complicidad entre socialistas y fundamentalistas islámicos, defendiendo a ultranza la necesidad de tender puentes con Israel. La ripollesa ha subrayado que “muchos creen que Israel no tienen derecho a defender a sus ciudadanos. No es mi caso”.
No se aclaran: razones de seguridad o razones políticas
El Govern mientras tanto guarda silencio, y los comunes, en voz de la diputada Susana Segovia, se vanaglorian: “¡Basta ya de tanta complicidad con criminales!”. Una buena muestra del desconcierto que vive la política exterior catalana. Unos esgrimen razones de seguridad, y otros, en cambio, motivaciones políticas que buscan frenar la ofensiva israelí.