Mako de Japón ha sido madre por primera vez junto a Kei Komuro, el hombre por quien renunció a su estatus imperial. La hija del príncipe heredero Fumihito y la princesa Kiko, vuelve a ocupar los titulares tres años y medio después de dejar atrás sus privilegios imperiales por amor.
La noticia se ha manejado con absoluta discreción, sin ningún comunicado oficial de parte de la Casa Imperial, debido a que actualmente lleva una vida anónima apartada de los protocolos reales. La joven se casó en 2021 con Kei Komuro, su novio desde la etapa universitaria. Desde entonces dejó de formar parte de la institución y su nombre fue borrado del calendario oficial.
Vida en Nueva York
Hoy en día, la pareja reside en un barrio residencial de Manhattan, Nueva York, donde llevan una vida discreta y alejada del ojo público.
El nacimiento de su bebé se dio a conocer debido a la revista japonesa “Jossei Seven”, que publicó una serie de fotografías en las que se ve a la pareja paseando con un cochecito por su vecindario. Las imágenes se viralizaron en redes sociales como X, donde muchos celebraron la noticia con mensajes de amor y cariño ante esta nueva etapa que se enfrentan.
Por el momento, se desconoce el sexo del bebé y la fecha exacta de su nacimiento. Sin embargo, hace apenas tres semanas se intensificaron los rumores sobre un posible embarazo. A comienzos de la primavera, Mako fue vista junto a su esposo en una tienda, luciendo un abrigo largo y holgado que dejaba entrever una posible silueta premamá. También había testigos que aseguraban haberla visto acudiendo a una clínica especializada en maternidad.
Reencuentro familiar
La llegada del bebé coincide con un momento importante para la familia de Mako: su hermano menor, el príncipe Hisahito, celebrará su ceremonia de mayoría de edad el 6 de septiembre. Según medios japoneses, se espera que Mako regrese a Japón para asistir, en lo que sería su primer viaje al país desde 2021.
Por ahora, se desconoce si los padres de Mako han conocido ya a su nieto, ya que la Casa Imperial japonesa mantiene una estricta discreción sobre la vida privada de sus miembros, especialmente de quienes han renunciado a su estatus.