Hazte Oír sigue en sus trece. Tars verse obligados a retirar su polémica lona el pasado 20 de mayo por orden judicial, aduciéndose, cuidado, «un exceso en la libertad de expresión» -tela-, la asociación católica ha decidio doblar la apuesta y proyectar sobre la fachada del Congreso las palabras «Sánchez Corrupto». Tal y como pasó con la lona, la policía no tardó en personarse en el lugar. Una vez allí, pero, los agentes fueron incapaces de dar motivos legales a los activistas para que cesaran su actividad.
Hazte Oír, extremadamente crítica con el gobierno y bien conocida por sus campañas, actúa ante acusaciones de corrupción contra Sánchez, Begoña Gómez y el hermano del presidente, David Sánchez, quien enfrenta juicio por presunto uso indebido de fondos públicos. La asociación canaliza en esta oacasión un clamor ciudadano. Mientras el PSOE y Sánchez resisten, los escándalos no dejan de acumularse, y la ciudadanía empieza a expresar con cada vez más efusividad su hartazgo con el Gobierno. Las informaciones publicadas hoy por El Español, acusando al aparato socialista de haber ofecido a diversos medios vídeos sexuales del fiscal anticorrupción que les pisa los talones con el objetivo de desacreditarlo, no hacen sino refrendar esta movilización popular.
En este contexto, es comprensible la polémica, expecialmente tras la retirada de la lona que la asociación descolgó ante el Congreso de los Diputados. La insistencia del PSOE en deshacerse de ella, sumada a los pobres motivos dados por el juez en una frase de lo más distópica, caldean el ya de por sí tenso ambiente. A su vez, la constante publicación de informaciones que estrechan el cerco sobre las presuntas actividades ilícitas del PSOE llena por momentos de razones la agresiva campaña de Hazte Oír.
