Estamos de celebración. El Ejecutivo sanchista celebra siete años de progreso social, victorias colectivas y enriquecimiento poblacional -dinero se ha hecho, la pregunta es quién-. Tal y como lo merece tan solemne ocasión, nuestro partido de Gobierno, capitaneado en esta ocasión por el presidente Sánchez, ha celebrado efusivamente la fecha, conmemorando así la moción de censura que llevó al socialista a Moncloa, donde se ha atrincherado 2556 días -no olviden el año bisiesto-. La moción de censura. Ya saben, aquel ejercicio de salud democrática que, a juicio de Sánchez, acontecía imperativo ante cualquier indicio de corrupción gubernamental… La hemeroteca ha envejecido mal, sí.
La muestras de festividad, pero, no han acabado de topar con la alegría que hubiera deseado el Ejecutivo, que ha sido sometido -como por otro lado viene siendo ya habitual- a un escarnio público de considerable envergadura. Los ciudadanos no están para grandilocuencias ni discursos triunfalistas, en especial con el poder adquisitivo bajo mínimos, una carga fiscal al alza que no se traduce en mejores servicios y la materialización de un nuevo escándalo cada dos por tres (fíjense si está mal la cosa, que la cuenta oficial del PSOE ha bloqueado las respuestas a su tuit de celebración).
Regeneración democrática, dice. El día después de que fabricaras un bulo para intentar eliminar a los que investigan los chanchullos de tu mujer y de medio gobierno.
— Pastrana (@JMASPASC) June 1, 2025
7 años de mentiras, de fango, de cesiones a los independentistas y a la ETA.
— Bart0 (@Bart045603771) June 1, 2025
7 años corroyendo las instituciones públicas.
7 años de subidas de impuestos, de paro, de miseria, de quiebra y de ruina.
7 años gastándoos nuestro dinero en putas y en farlopa.
7 AÑOS DE :
— 🏥 ❤️ﮩ٨ـﮩﮩ٨ﮩﮩ٨ـ 𝑬𝒎𝒊𝒍𝒚 𝑪𝒉𝒂𝒕𝒆𝒂𝒖 (@TUDYMG23) June 1, 2025
𝗡𝗢 𝗣𝗔𝗖𝗧𝗔𝗥É 𝗖𝗢𝗡 𝗕𝗜𝗟𝗗𝗨, 𝗖𝗨Á𝗡𝗧𝗔𝗦 𝗩𝗘𝗖𝗘𝗦 𝗦𝗘 𝗟𝗢 𝗧𝗘𝗡𝗚𝗢 𝗤𝗨𝗘 𝗥𝗘𝗣𝗘𝗧𝗜𝗥? pic.twitter.com/j3dqAzjbT7
La recepción está siendo muy dura. Los críticos no han dejado escapar la oportunidad y han repasado, punto por punto, todos y cada uno de los escándalos que, en mayor o menor medida, de más o menos envergadura y en diversos ámbitos temáticos han salpicado a los socialistas. «No pactaré con Puigdemont», «No pactaré con Bildu», «Si un gobierno no puede aprobar los presupuestos, debe dimitir y convocar elecciones», «Todo son bulos y fango de la ultraderecha», «El Gobierno debe ser un ejemplo de comportamiento y transparencia»… La lista es larga. 7 años dan para mucho y la memoria de las redes es inmisericorde.
Los ánimos están en este aniversario más caldeados que nunca. Al desgaste natural del poder se suman los notorios escándalos y acusaciones sobre media plana gubernamental, con presuntas actuaciones que, en caso de confirmarse, flirtean con lo delictivo y denotan una manifiesta falta de ética y moralidad. Un aniversario, en definitiva, algo movido, con la ciudadanía al borde del ataque de nervios ante la aparente pasividad de los socialistas.