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La furia nacionalista contra la Federación Catalana de Fútbol

La furia nacionalista contra la Federación Catalana de Fútbol
Imagen de las integrantes de la selección femenina de fútbol española.

La militancia nunca descansa, en especial la nacionalista. En un desafortunado incidente, la Federación Catalana de Fútbol ha sido objeto de una avalancha de críticas tras publicar un vídeo promocionando algo tan natural como el partido de la selección española femenina contra Inglaterra, programado para el 3 de junio en el RCDE Stadium. La promoción, como viene a ser lógico debido al despunte del Baça en el fútbol femenino, incluye a jugadoras catalanas como Aitana Bonmatí y Alèxia Putellas animando en catalán a asistir al encuentro. ¿La reacción? «Traición». Traición al fútbol catalán y la causa nacional, especialmente por la presencia de banderas españolas en las imágenes –un drama-.

Las redes, ese espacio donde todos somos tan valientesy sinceros, se han encendido rápido, y predomina el escarnio, la crítica y hasta la «exigencia de responsabilidades». Sí, por promocionar un encuentro de la Selección… con el equipamiento de la Selección.

¿Es este linchamiento virtual proporcional? La FCF, como entidad deportiva, tiene la obligación de promover el fútbol en todas sus vertientes, incluyendo eventos de envergadura internacional que se celebran en Cataluña. El partido de la selección española, con figuras catalanas de talla mundial, es una oportunidad para visibilizar el talento de la terra en un escenario global. Criticar la falta de promoción de la selección catalana puede ser legítimo -no me encotrarán allí, pero es respetable-. Ahora bien, tildar de traición cualquier acción que no se alinee con una postura nacionalista es un desafortunado ejercicio de intolerancia.

La polarización en las redes no contribuye al diálogo; lo entierra. La FCF, ya en el ojo del huracán por otras controversias -quizás deberíamos centrar los esfuerzos en fiscalizar determinadas actuaciones por parte de directivos advenedizos-, merece un escrutinio justo, pero las acusaciones viscerales solo alimentan una división estéril que deberíamos ir ya superando, porqué tras más de una década así, la cosa cansa. ¿Es este el camino para fortalecer el fútbol catalán?

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