El festival Sónar 2025, referente europeo de la música electrónica, atraviesa su mayor crisis reputacional. Más de 50 artistas, colectivos e instituciones han cancelado su participación tras conocerse que Superstruct Entertainment —empresa organizadora del evento— ha sido adquirida por un consorcio liderado por el fondo KKR, implicado en inversiones en territorios ocupados de Palestina y empresas vinculadas a la industria militar israelí.
Respuesta de los artistas
Entre los nombres que han renunciado figuran Arca, Juliana Huxtable y Dania Shihab, quien explicó que su presencia en el festival sería “éticamente incoherente”. También se han retirado instituciones como la Universitat Pompeu Fabra y el BAU College.
Respuesta de la organización
La organización del festival ha insistido en que la relación con KKR es financiera, sin interferencia artística, y que los beneficios del Sónar se reinvierten en el ámbito local. Sin embargo, la presión del contexto internacional y del movimiento antisemita ha convertido esta edición en un símbolo del choque entre cultura y política.
El conflicto podría tener repercusiones más allá de Barcelona, afectando a otros festivales bajo la órbita de Superstruct. La pregunta ya no es quién actúa, sino bajo qué condiciones se acepta formar parte de un evento cultural.