La legislatura no da más de sí, pero Pedro Sánchez, Excelentísimo Presidente del Gobierno, se mantiene inmutable. En un tono solemne impropio de su chulería -incluso ha pedido perdón por su apoyo a Santos Cerdán- ha salido a dar explicaciones tras la dimisión del Secretario de Organización -ese que venía a hacer limpio tras Ábalos- y la publicación del informe de la UCO que involucra a altos cargos del PSOE en una presunta trama de corrupción de las que dejan huella. Ha descartado ante las preguntas de los periodistas disolver las Cortes, que sagazmente señalan que los argumentos que esgrimió Sánchez para capitanear la moción de censura contra Rajoy se basaron en regenerar democráticamente el país y su tolerancia 0 contra la corrupción, que hoy lidera el PSOE de la misma manera que lo hizo entonces el PP. No ha dejado aquí escapar la oportunidad de afirmar, sin asomo de sonrojo y pese a la confirmación de las más recientes acusaciones, que la mayoría de los escándalos que cercan al PSOE son bulos. ¡Di que sí!
Sánchez ha echado balones fuera. «Los indicios de corrupción no se han confirmado hasta hoy; por eso le he defendido y no he actuado hasta hoy». Es curiosa la incapacidad del líder socialista por conocer las actividades de sus cargos de más alta confianza. El presidente ha anunciado como respuesta -pobre- al escándalo una auditoria de las cuentas del PSOE y una reestructuración de la Ejecutiva nacional. Todo menos dimitir, claro.
La decisión se ha tomado apenas horas después de que Santos Cerdán abandonara todos sus cargos en el partido y su escaño en el Congreso, siguiendo sin dar respuesta a un clamor popular que viene fraguándose desde el irregular inicio de legislatura, que ha ido avanzando a trompicones entre escándalos y una pobre actividad legislativa derivada de la paupérrima situación parlamentaria del PSOE. Sánchez ha comparecido a las 17:34 horas -las divas siempre llegan tarde- para comunicar la decisión del Ejecutivo.
El detonante de esta comparecencia ha sido un informe de casi 500 páginas elaborado por la Guardia Civil que vincula, presuntamente, a Cerdán con comisiones ilegales por más de 600 000 euros, en connivencia con el exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García. Las grabaciones y mensajes recopilados no solo apuntan a delitos económicos, sino también a posibles manipulaciones internas en el propio partido, remontándose incluso a las primarias de 2014. Sumado a los escándalos de fontanería de Leire Díez y las investigaciones al entorno familiar del propio presidente, la situación se ha vuelto del todo insostenible.
La oposición, liderada por Alberto Núñez Feijóo, ya había pedido explicaciones inmediatas y no descartaba iniciar procesos parlamentarios para investigar el alcance de la presunta red corrupta. Por su parte, desde dentro del PSOE varias voces exigen responsabilidades y claridad.