Los escándalos de corrupción, mezclados con el uso de la prostitución pagada con dinero público y el nepotismo, se han convertido en el día a día del Gobierno del socialista Pedro Sánchez. La dimisión de Santos Cerdán como secretario de Organización del partido tras desvelar la UCO su presunta participación en una de las tramas de corrupción y la posibilidad de que hubiera orquestado un pucherazo para que Sánchez se hiciera con la secretaria general del PSOE en 2014 han sido el penúltimo golpe al ánimo de los cargos públicos del partido.
El presidente de Aragón, el histórico socialista Javier Lambán, tuiteaba este jueves: «En este momento de extrema gravedad para el PSOE, no podemos caer en el populismo antidemocrático de nuestros ‘socios’. Es hora de ser libres en el análisis y la opinión y no confundir sumisión con lealtad. Es hora de ser demócratas y pensar ante todo en España».
En La Razón, el periodista Toni Bolaño, que fue secretario de Comunicación del expresidente Montilla, ha relatado cómo numerosos cargos socialistas creen que el fin de Sánchez está cerca. Citando a un militante anónimo, Bolaño relata que dentro del partido es el «núcleo duro» de Sánchez el que decide todo sin consultar a nadie: «Nadie opina, a nadie se le pide opinión y creo, lamentablemente, que nadie quiere opinar». Y añade que otros militantes aseguran que se detecta ya «un fin de ciclo» y que no es suficiente con remodelar la ejecutiva del partido porque «esto se acaba».
El mismo periodista ha señalado en su artículo que hay militantes que consideran a Sánchez responsable de la situación puesto que ha sido él quien ha puesto el partido en manos de Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García. Son militantes que consideran que no basta con pedir perdón, como hizo el jueves el presidente. Y apuestan por «preparar un final razonable y poner los cimientos de la nueva etapa», esperando que Sánchez «sepa estar a la altura».