Dónde dije digo, digo Diego. La hemeroteca de Sánchez, vasta y provechosa, nos regala de nuevo uno de los ejercicios de cinismo político más descarados de las últimas décadas tras su comparecencia ayer por la tarde. Mientras el señor presidente pedía disculpas por la implicación de su mano derecha, Santos Cerdán, en un caso de corrupción de esos que marcan a toda una generación -maquillado con esmero, por cierto, para transmitir una imagen de pesadez emocional y arrepentimiento– , muchos se dedicaron a rescatar declaraciones que hizo suyas en 2014, cuando exigía airadamente la dimisión de Mariano Rajoy por hechos prácticamente idénticos a los que hoy recaen sobre él como responsable último del aparato socialista.
🟡 HEMEROTECA | Sánchez, a Rajoy en 2014: «Usted está asediado por la corrupción. Ni al Congreso ni al Senado se viene a pedir perdón, se viene a rendir cuentas y a asumir responsabilidades». pic.twitter.com/M6jEllOCuq
— THE OBJECTIVE (@TheObjective_es) June 12, 2025
“Todos son nombramientos suyos como máximo responsable del PP… Lo suyo no es el caso de una única y exclusiva manzana podrida.”, «Ni al Congreso ni al Senado se viene a pedir perdón, sino a dar explicaciones, a rendir cuentas y a asumir responsabilidades políticas.”. Pero, ¿qué nos regaló ayer Sánchez? El presidente se limitó a lamentar la confianza depositada en Cerdán —imputado por la UCO en un presunto cobro de comisiones ilegales— y anunció una auditoría interna, pero sin asumir ninguna consecuencia persona y afirmando sin rubor que ni conocía ni es responsable de los actos de sus cargos de máxima confianza, nombrados por él.
«Lo siento profundamente», declaró desde Ferraz, impostadamente afectado. “Asumo mi responsabilidad”. Aseveración delirante teniendo en cuenta que no ha asumido ni una sola consecuencia sobre su persona o entorno político.
La contradicción es tan flagrante que las redes sociales y parte de la prensa ya hablaban anoche de “Pedro Sánchez contra Pedro Sánchez”. El político que exigía ejemplaridad en 2014 habría pedido, en base a los criterios expuestos, la dimisión inmediata del presidente que habló ayer. Lo que le reprochaba a Rajoy hace once años es exactamente lo que hoy aplica para sí mismo.
Mientras tanto, la oposición exige elecciones anticipadas y una moción de censura parece empezar a tomar forma, aunque las posibilidades son escasas. Por suerte para Sánchez, la calidad política de sus socios de gobierno marginales es homóloga a la suya. En el PSOE, aunque por ahora cierran filas, el silencio en ciertos sectores se hace cada vez más elocuente.
De momento, Pedro Sánchez no dimite. Lástima que sus nobles principios se hayan degradado tanto en tan poco tiempo.