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¿Es plausible que Junts, ERC o PNV se rebelen contra Sánchez?

¿Hay grietas en la (in)estabilidad parlamentaria?

¿Es plausible que Junts, ERC o PNV se rebelen contra Sánchez?
¿Es plausible que Junts, ERC o PNV se rebelen contra Sánchez?

El PSOE está en horas bajas. Sin necesidad de redactar de nuevo la suma de escándalos y movimientos en falso que ponen a Sánchez contra las cuerdas tras la dimisión de Cerdá, que pueden leer aquí, el misérrimo contexto en el cual desarrolla su actividad el partido de Gobierno y su aparente negativa a abandonar el poder, hace crecer el interés de la ciudadanía por saber si sus principales socios parlamentarios, Junts, ERC y PNV -a Sumar ni lo contemplamos- podrían llegar a retirarle su apoyo.

En el caso de Junts, la rebelión parece la menos improbable. Tienen más números que los otros dos partidos, sí, pero la experiencia reciente no acompaña la hipótesis de su insurrección. Desde el inicio de la legislatura, los de Puigdemont han mantenido una relación tensa y utilitarista con el Gobierno, marcando distancias ideológicas pero negociando desde una posición clave. La dirección de Junts ha convocado una reunión de urgencia y ha solicitado explicaciones directas a Sánchez, aunque, de momento, no ha planteado un escenario de ruptura total, negándose ya explícitamente a apoyar una hipotética moción de censura. La experiencia reciente deja claro que Junts utiliza este tipo de crisis para reforzar su perfil y elevar su exigencia política, pero evita asumir el coste de dinamitar el equilibrio parlamentario que le permite seguir siendo influyente. Si depende de ellos, tenemos Sánchez para rato.

ERC, por su parte, ha optado por una postura más institucional. Ha reclamado transparencia -preciosa la palabra- y una auditoría más amplia sobre contratos públicos, advirtiendo que el escándalo podría afectar su confianza en el Ejecutivo si se demuestra que las prácticas cuestionadas eran «estructurales y no aisladas» – ¿de verdad hace falta preguntarlo?-. Una ruptura total con el PSOE no parece inminente, salvo que se pruebe una implicación directa del entorno de Sánchez en malas prácticas sistemáticas, en cuyo caso prima la supervivencia del relato sobre su pristinidad democrática y tardan 2 minutos en mandar a tomar por saco la legislatura.

En cuanto al PNV, su postura es de prudente distancia. Han mostrado “preocupación” y exigido explicaciones al Gobierno, pero evita dramatizar la situación. La formación vasca acostumbra a ejercer su influencia desde la estabilidad y difícilmente se sumará a un escenario de moción de censura, a menos que el escándalo derive en una crisis de Estado que comprometa la gobernabilidad. En este escenario, la condición del PNV es la misma que pusieron al PSOE contra Rajoy; una condena en firme. De aquí a que llegue algo parecido, pero, hemos agotado 2 legislaturas más.

En conclusión, aunque existen señales de malestar -impostadas- y advertencias formales, la posibilidad de una rebelión de cualquiera de los tres contra Sánchez no es verosímil. La presión existe, pero la ruptura aún no. Quién confíe en una moción de censura exitosa, que revise sus expectativas.

Guillem Espaulella
Guillem Espaulella
Politòleg per la Universitat Pompeu Fabra.

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