Benjamin Netanyahu no se anda con rodeos. El primer ministro israelí confirmó este jueves que su país ha atacado «el corazón» del programa nuclear iraní, en una operación sin precedentes que sacude el tablero geopolítico de Oriente Medio.
Fabricar armas nucleares
“En los últimos meses, Irán ha dado pasos que nunca había dado antes, pasos hacia la militarización”, denunció Netanyahu durante una comparecencia televisada. Según explicó, Teherán ha producido “suficiente uranio altamente enriquecido para nueve bombas atómicas, nueve”, y advirtió que, si no se les detiene, “podrían fabricar un arma nuclear en muy poco tiempo”.
Asesinatos en Natanz
Israel reivindicó el ataque contra las instalaciones de Natanz, uno de los enclaves más sensibles del programa atómico iraní, situado en el centro del país.Pero la ofensiva israelí no se limitó a dañar infraestructuras. El propio Netanyahu confirmó que entre los objetivos se encontraban altos responsables del proyecto armamentístico.
Señaló directamente al comandante en jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), Hossein Salami; al doctor Mohammad Mehdi Tehranchi, implicado en el Plan Amad y en el subproyecto 3/30 sobre explosivos nucleares; y a Fereydoon Abbasi, exdirector de la Organización de Energía Atómica de Irán.
200 cazas y 100 drones
Más de 200 cazas israelíes habrían participado en la operación, según fuentes militares. La respuesta de Teherán llegó esta misma madrugada, con el lanzamiento de un centenar de drones hacia territorio israelí. No obstante, y según los datos disponibles, no se han registrado heridos, gracias a la eficaz interceptación de los aparatos por los sistemas defensivos israelíes.
Fuentes consultadas por EL LIBERAL confirman que desde la tarde del jueves Israel opera en un estado de máxima alerta. La nación se encuentra completamente blindada, con sistemas de defensa que hacen prácticamente inviable cualquier ataque de baja intensidad.
La acometida israelí representa un mazazo sin precedentes para el proyecto nuclear de Irán. Un Estado acostumbrado a ejercer influencia sembrando el miedo, ahora ha sido sorprendido por la inteligencia de un país infinitamente más pequeño en tamaño, pero no en capacidad ni determinación.