Los socios de investidura de Pedro Sánchez han pasado de mantener una confianza ciega en el PSOE y suscribir la tesis del lawfare, a reivindicar a la Unidad Central Operativa (UCO) como un contrapeso indisociable de la democracia liberal. El viraje más significativo, con independencia del “deeply concerned” sumarita y la indignación forzada de Ione Belarra, ha sido el de Gabriel Rufián.
Seguirán apoyando al Gobierno
El portavoz republicano ha pasado de despotricar de la Guardia Civil y la judicatura a solicitar la comparecencia del presidente del Gobierno. “¿Dónde está Sánchez?”, repitió el jueves tras la citación del Supremo, ante los medios de comunicación en el Congreso de Diputados.
Sin embargo, al preguntar María Llopart, periodista de La Sexta, “¿qué tiene que hacer el Gobierno para que sus socios dejen de sostenerle?”, Rufián esquivó el tema manifestando que la alternativa PP y Vox le disgusta más.
“Tendría que demostrarse que han robado con las manos llenas”, afirmó el diputado catalán. Una declaración que precede a la imputación de José Luis Ábalos, Koldo García y la citación, en tanto que aforado, de Santos Cerdán. Dos secretarios de organización y un asesor ministerial, nada más y nada menos.
Contraste
Valoraciones divergentes de las que el mismo líder de ERC efectuó el 28 de mayo de este mismo año. “El PSOE está sufriendo ahora la misma persecución que padecimos los independentistas”, aireaba en los pasillos de la Cámara. El colomense describió a Leire como una mujer ajena a los socialistas, “que prometía cosas que no podía cumplir”, para luego compararla con Isabel Díaz Ayuso. Ahora, lo que hace dos semanas eran «bulos de la policía e invenciones de los medios», son «indicios muy graves».
