El presidente del Barça, Joan Laporta, se ha presentado casi siempre como un rotundo separatista. Es más, con esa ideología logró hacerse con un escaño en el Parlament, bajo las siglas de Solidaritat. Y en los mejores años del club, con Guardiola como entrenador, y él presidente, el Barça se convirtió en uno de los emblemas más importantes del separatismo catalán. Sin embargo, algo parece haber cambiado.
En el mundo del separatismo catalán, los gestos son muy importantes. De ahí que haya extrañado, y mucho, lo que hizo Laporta este domingo en Montserrat cuando le pusieron en las manos una estelada vermella. El presidente del Barça se dirigió a la abadía para celebrar el 125 aniversario de la fundación del club, que coincide con el milenario del monasterio catalán.
El número 1 del FC Barcelona no dudó en agarrar la bandera pero lo hizo de tal manera que no se apreciara si esta era una enseña separatista o parte de la senyera, la bandera oficial de Cataluña. En redes sociales como X, algunos han considerado que el gesto de Laporta es una ofensa al separatismo en general. Otros, por el contrario, han señalado que la estelada vermella se identifica con el separatismo socialista y Laporta no parece que tenga mucho que ver con esa ideología.
