El Tribunal Constitucional ha avalado hoy la ley de amnistía por el “procés” en una de sus votaciones más divisorias -también entre los propios magistrados -. Lejos de la pretendida calma que el proceso debía aportar al escenario democrático «destensionando el conflcito catalán», la ola de reacciones críticas suscitada sacude los cimientos del panorama político, judicial y social en España. La resolución se ha aprobado por una ajustada mayoría de seis magistrados progresistas frente a cuatro conservadores, evidenciando a su vez la notable carga ideológica de la norma..
Desde la oposición, Feijóo califica la decisión de “inmoral”: Se ha consumado la humillación del Estado de Derecho. Vox, más duro -sorpresa-, habla de “ley golpista” y “autoamnistía” orquestada desde el poder, llamando a la movilización ciudadana.
Felipe González con Alsina: “Esta autoamnistia es una vergüenza. Que nadie que haya participado de esto cuente con mi apoyo en las urnas”. pic.twitter.com/56eeCtWT7x
— Pedro Pineda Celis (@pedropcelis) June 26, 2025
Felipe González, expresidente socialista durante varias legislaturas, ha roto su silencio con una declaración que resuena como un mazazo: no volverá a votar al partido mientras se mantenga esta línea política. Ha tachado la ley de “barrabasada” y ha lamentado que se utilice el aparato institucional para satisfacer intereses de quienes están “en el origen del conflicto”.
Desde el ámbito judicial, varias asociaciones de jueces y fiscales han expresado su preocupación por la degradación de la separación de poderes. A su juicio, el procedimiento ha sido acelerado de manera sospechosa y los fundamentos jurídicos, “débiles y peligrosamente interpretativos”. Incluso desde Bruselas se han levantado cejas: la Comisión Europea ha advertido sobre el carácter excepcional de la medida y su dudosa justificación pública.
Mientras el Gobierno celebra el fallo como una “victoria de la convivencia” -la fortuna del sanchismo reside en vivir en otro mundo-, cada vez son más las voces que alertan de una normalización de lo excepcional, y de un precedente que podría abrir una puerta que ningún tribunal pueda volver a cerrar.