El rey Mswati III de Esuatini no entiende de discreción cuando sale de su reino. Aterrizó en Sevilla para una cumbre sobre desarrollo económico y, fiel a su fama de monarca absoluto, decidió transformar su suite de hotel en una versión portátil de su corte, con trono incluido y un retrato suyo a tamaño real presidiendo la estancia como si hiciera falta recordar quién manda.
La esposa nº9
Su séquito, más ocupado en protocolos que en maletas, se lanzó a la búsqueda de imprentas por la ciudad para conseguir la foto perfecta, mientras su esposa número nueve —apenas 22 años y heredera de un apellido ilustre— se paseaba por boutiques de lujo escoltada por ayudantes cargados de bolsas y abanicos para hacer frente al calor sevillano.
Una fortuna de 100 millones
La imagen de tanta pompa contrasta con la dura realidad de Esuatini, donde la mayoría de la población vive en la más absoluta miseria, mientras el monarca disfruta de una fortuna personal que ronda los 100 millones de euros. Coches de alta gama para su extensa familia, propinas de 100 euros tras cortarse el pelo y retratos a tamaño real en cualquier hotel, resultan casos anecdóticos en un historial repleto de excentricidades.
En plena cumbre, mientras otros mandatarios buscaban fórmulas para repartir riqueza y cerrar brechas, Sevilla descubría que puede acoger no solo procesiones y reyes magos, sino también un rey de carne y hueso con trono portátil, pose real y una paciencia infinita para alimentar su propio mito.