El PSOE no da pie con bola. Sánchez inauguró ayer un acto rodeado de mujeres del partido -bajo orquestados aplausos y proclamas de apoyo, por cierto- en clave feminista. ¿El objetivo? Reforzar su compromiso con la igualdad y la lucha contra las violencias machistas.
En ese mismo escenario, Sánchez presentó a Francisco Salazar, recién designado como adjunto a la Secretaría de Organización a cargo de análisis electoral. La elección sorprendió a muchos -y a muchas-, especialmente cuando saltaron nuevas acusaciones contra él por parte de varias mujeres del partido, denunciando “comportamientos inadecuados” y actitudes machistas.
De acuerdo con las informaciones publicadas por elDiario, al menos dos denuncias señalan detalles muy graves: comentarios sexualizados sobre la vestimenta y el cuerpo, mensajes fuera del horario laboral con invitaciones para cenar o incluso quedarse a dormir, hostigamiento a subordinadas y un uso sistemático de lenguaje obsceno en el entorno profesional. Una de las afectadas relata que sus compañeras la advirtieron “de no quedarse a solas con el jefe”; otra habla de trato “baboso” pese a la sustancial diferencia de edad. Un ejemplo de comportamiento, oigan.
Pilar Alegría elogió a Salazar minutos antes de su dimisión por denuncias de acoso:
— HazteOir.org (@hazteoir) July 5, 2025
«Es un compañero íntegro»pic.twitter.com/aUM7K1oeGJ https://t.co/IdQj66u8B0
El nombramiento provoca una nueva crisis dentro del PSOE, especialmente entre mujeres de la formación. Adriana Lastra, exlíder socialista, y otras voces reclamaron que Salazar no fuera confirmado. La presión creció rápidamente y esta misma mañana se ha pretendido zanjar el asunto.
En el Comité Federal, Salazar ha presentado su renuncia al puesto en la dirección. El PSOE asumirá la investigación interna sin reemplazarlo de inmediato.
Sánchez promete que «evaluará su confianza hacia aquellos que ocupen cargos de responsabilidad«. Quizás va tocando, sí. En lo inmediato, el partido anuncia cambios en su cúpula para «feminizar su directiva». Justo lo que pedía la ciudadanía tras Cerdán, sí. Si uno fuera mal pensado, pensaría que se trata de un nombramiento deliberado para generar ruido allí donde interesa.